viernes, 14 de agosto de 2009

Crítica de cine: G. I. JOE: EL ORIGEN DE COBRA

Originalmente, el concepto de G.I. Joe surgió de un modesto cómic que vió la luz allá por el año 1942, y que fue creado a pedido del ejército con el objetivo de difundirlo en las revistas militares durante la segunda guerra mundial, como una manera de incentivar la moral de los soldados.
Veinte años después, un hombre llamado Stanley Weston en base a esta idea crea una línea de muñecos articulados (o figuras de acción para que suene menos maricón), con el propósito de intentar reproducir, en los niños, el éxito y la popularidad que las famosas muñecas Barbie habían conseguido entre las niñas (Dicen las malas lenguas que a Weston se le ocurrió esto luego de ver a su pequeño hijo haciéndose llamar María Marta, con los labios pintados y jugando a tomar el té con un par de Barbies).
Esta novedosa idea rápidamente llamó la atención de la gran compañía juguetera Hasbro (la misma creadora de los "Transformers") que, con muy buen olfato para los negocios, logra adquirir los derechos de comercialización del producto para, tan solo un par de años después, lanzar al mercado, bajo el nombre genérico de “G.I. Joe” sus cuatro primeras figuras de acción, representando, cada una, a una rama específica del ejército.
A partir de entonces, la popularidad de esta línea de juguetes fue creciendo cada vez mas, a punto tal que se fueron agregando cada vez mas personajes, los coñemus se hicieron mas grandes y de mejor calidad, y hasta se comenzó a incluir algunos tipos de vehículos.
Gracias a este crecimiento, en el año 1982 la compañía Marvel lanza una serie regular de cómics bajo el nombre de “G. I. Joe: A Real American Hero” en la cual no solo se profundizaba en las historias y las características individuales de cada personaje sino que, además, se incorpora a la historia el mas peligroso enemigo de los Joes, la sombría organización terrorista Cobra.
Esto dio lugar a que en 1985 esta historia sea finalmente llevada a la televisión en una fantástica serie animada (que todos aquellos que hayan sido niños, adolescentes, o medio boludones con espíritu de niño por aquellos años seguramente recordarán) en la cual los Joe’s eran un vistoso cuerpo internacional de operativos de elite en el que cada uno de sus miembros era el mejor de los mejores en su especialidad (para darse una idea de lo buenos que son imagínense por ejemplo un ejercito formado todo por tipos como yo) y en el que, algunos, hasta presentaban una imagen característica acorde a sus habilidades.
De esta manera, este selecto grupo de soldados destinados a combatir el terrorismo en todas sus formas a lo largo y ancho del mundo, rápidamente se ganó el favor del público joven y se convirtió en una de los productos mas populares y clásicos de los ochentas, gracias a lo cual, y aprovechando esta nueva moda de reeditar viejos éxitos llevándolos a la pantalla grande, hoy cobran vida en esta superproducción que será, sin dudas, la primera de una, seguramente, extensa franquicia.

Sinosips

La trama comienza cuando, en un futuro no muy lejano, el mas poderoso fabricante de armamento del mundo, un magnate nombre McCullen, haciéndose el copado le presenta a la OTAN y a precio de oferta, su última creación: los nanomites (se pronuncia “nanomaits”. Lo aclaro para que no queden mal cuando lo digan. De nada), una poderosa y destructiva arma nanotecnológica capaz de volver polvo cualquier cosa que se le ponga enfrente (vienen a ser como unos bichitos mecánicos pero muy muy pero muy chiquititos. Assssí de chiquititos. Por eso lo de “nano”. Porque son e nanos. Jaaaajajajajaa. Soy una explosión multicolor de comicidad).
La OTAN queda encantada con la oferta y, luego de hacer una vaquita entre todos los presentes, le compran al ñato cuatro cápsulas de nanomites a pagar en seis cuotas, las meten en una valija y le encargan a un equipo de soldados, entre los que se encuentran Duke y su amigo Ripcord que, en el mayor de los secretos, se las lleven a un lugar seguro.
El batallón sale chiflando bajito y poniendo cara de “yo no estoy llevando nada valioso”, pero igual a los pocos kilómetros el convoy es atacado por una extraña nave que, en cinco minutos, los deja a todos con el culo mirando al norte.
Duke y Ripcord, apenas salen con vida (porque de todos los jeeps y camiones que cagaron a tiros el único que no explotó fue el de ellos) pero con el equipo prácticamente diezmado quedan a merced del grupo de letales asesinos comandados por una hermosa mujer que se hace llamar la Baronesa y que, obviamente, vienen dispuestos a llevarse el maletín con los nanomites,
Con Ripcord herido, Duke hace lo posible por evitar que los criminales logren su cometido, sin embargo rápidamente se da cuenta de que muy bien no le está yendo, sobre todo cuando ve que uno de los enemigos le está apoyando un revolver en la frente.
El pibe ya había empezado a rezar el Padrenuestro, cuando, inesperadamente, la Baronesa evita que lo maten, lo mira medio raro, le dice “¿Qué hacés forro? Co te va, tanto tiempo”, le guiña un ojo, le manotea el ganso, le quita el maletín y se va.
“¡¡Eh pará pebeta!! ¡¡No me dejés así!!" le grita Duke mientras corre detrás de ella con cara de libidinoso y olvidándose por completo de que lo importante era que no le robaran la valija.
De repente, y en medio de toda esa confusión, de la nada surge un misterioso grupo de comandos especiales altamente entrenados y vestidos con mucha onda que en dos patadas logra emparejar las cosas, permite recuperar el bendito maletín, obliga a los asesinos a huir y pone a salvo a los dos soldados sobrevivientes.
Este grupo se identifica como la unidad supersecreta G. I. Joe y, dado que Duke ahora que ya pasó todo se hace el poronga (y encima quedó medio caliente porque le espantaron la mina) y se niega a entregarles el maletín, deciden llevarlos con ellos a su base secreta oculta en lo profundo del desierto.
Una vez allí, Duke y Ripcord son recibidos por el General Hawk quien, al tiempo que le muestra las fabulosas instalaciones, les explica que G. I. Joe es un cuerpo de elite secreto y ultra moderno que recluta operativos de todo el mundo para cumplir esas misiones que ni el ejército, ni la marina, ni la policía, ni la guardia urbana, ni los Boy Scouts de Don Bosco pueden llevar a cabo.
Debido a eso, y teniendo en cuenta que a los pibes muy bien que digamos no les fue con la misión de evitar que les chorearan el maletín con el arma, también les comunica que, a partir de ese momento, del maletín se van a encargar ellos.
“No, eehhh, pero no seas así” dice Duke haciendo pucheros “Me cagás la carrera loco. Además yo ya estaba por matarlos a todos cuando llegaron ustedes”.
El General Hawk suspira revoleando los ojos pero, para no seguir perdiendo el tiempo porque ya le empezaba la novela, les propone a los soldados quedarse y tomar las pruebas para ver si califican como operativos de G. I. Joe.
Viendo lo bueno que estaba el lugar, lo espectaculares que eran las armas y vehículos que había, y encima, que también había minas que estaban bastante buenas, ambos soldados aceptan sin dudarlo y, de inmediato, comienzan el duro entrenamiento.
Así, mientras van superando prueba tras prueba, también van conociendo a los integrantes del equipo alfa G.I. Joe que seran sus compañeros: Snake Eye el ninja silencioso, experto asesino y especialista en infiltracion, Scarlett la pelirroja bravucona, Heavy Duty el negro especialista en armas y Braker el especialista en electronica y hackeo.
Mientras tanto, en los cuarteles submarinos de la organización enemiga, McCullen, que al final era el que estaba detrás del intento de robo de su propia arma, luego de cagar a pedos a la Baronesa por perder el maletín, comienza a organizar otro intento para recuperarlo ya que el arma nanotecnológica es una pieza clave para llevar a cabo su maquiavélico plan de sembrar el caos para regir el mundo.
Por eso esta vez, sabiendo que está en custodia de los Joes, la enviará acompañada por un escuadrón de super soldados a quienes se les habían inyectado unos nanomites que los hacían aún mas peligrosos y, además, por el letal ninja blanco Storm Shadow.
El ataque sorpresa se lleva a cabo en la mismísima base secreta de los Joes que, a pesar de que hacen todo lo posible, no logran evitar que las peligrosas cápsulas de nanomites vuelvan a caer en manos de los terroristas.
A partir de ese momento, y con la certeza de que el arma será utilizada para fines maléficos que pondrían en riesgo a miles de personas, el equipo alfa de G. I. Joe junto con sus nuevos reclutas Duke y Ripcord, deberán hacer uso de todas sus habilidades para recuperarla y evitar así que el ambicioso y desquiciado McCullen logre concretar sus perversos planes.

Si bien argumentalmente la película no es nada que no se haya visto antes, esta trama simple sirve al propósito final de la historia que es, por supuesto, la presentación en sociedad de los personajes y el desarrollo de una acción que se presenta a un ritmo vertiginoso casi desde el inicio mismo de la cinta, y que logra mantenerse en ese nivel prácticamente durante las casi dos horas que dura.
Obviamente de una película de estas características no puede esperarse mas que una catarata de efectos especiales (algunos muy buenos, otros no tanto), escenas imposibles y diálogos poco elaborados, pero esto no quita que, al final de cuentas, el producto sea ampliamente disfrutable y brinde un entretenimiento que, si bien quizás no deje conforme a todo el mundo, al menos no defrauda por completo.
Mas allá de eso, tiene todo lo que tiene que tener: buenas escenas de combate con armas y cuerpo a cuerpo, grandes persecuciones, muchas explosiones y tecnología de última generación que, como todos saben, si se ven en el cine es porque en algún lado ya las están probando.
En cuanto al desarrollo de los personajes, si bien se van intercalando algunos necesarios flashbacks para darles fundamento a sus historias, no tienen el atractivo visual y el colorido que uno recuerda de la serie animada y en ese afán de otorgarles una cierta autenticidad, por momentos se los nota algo planos y sin gracia
Las actuaciones obviamente no son descollantes pero todos básicamente cumplieron con la tarea de darle credibilidad y cierto atractivo a sus roles.
En el papel de Duke encontramos a Channing Tatum, a Marlon Wyans como Ripcord, Dennis Qaid como el General Hawk, Sienna Miller como la Baronesa, Rachel Nicols como Scarlett, Ray Park como Snake Eyes, Adewale Akinnouye-Agbaje (los amigos le dicen Coco) como Heavy Duty, Said Taghmaoui como Braker, Chistopher Eccleston como McCullen/Destro, Byung Hun Lee como Storm Shadow y Joseph Gordon Levitt como el Doctor, entre otros.
La película fue dirigida por Stephen Sommers quien tiene en su haber cosas como “La momia”, “El regreso de la momia” y “Van Helsing” y que con este trabajo cumplió mas o menos. Fue ni muy muy ni tan tan. Estuvo ahí.

Calificación: 3 Renegados y medio (Buena. Mucha acción, puro entretenimiento y un ritmo trepidante en la presentación de un clásico de los ochentas que desembarca en el cine para convertirse en un nueva y seguramente exitosa franquicia).

martes, 11 de agosto de 2009

Así se empieza...

Yo sabía que tarde o temprano me iba a pasar.

Suelo tener esas sensaciones pero, por lo general, siempre fui capaz de racionalizarlas y no permitir que me dominen.

Hasta hoy.

Hoy, fue mas fuerte que yo.

Y temo que, quizás, solo sea el principio...

Hoy a la mañana me volví hasta mi casa desde la esquina, solamente para asegurarme, una vez mas, de que había cerrado la puerta con llave.

viernes, 7 de agosto de 2009

La pregunta de los viernes: el regreso

Hará cosa de una semana creo, como todos recordarán, una familia de la que no recuerdo el apellido (pero que bien podríamos llamar "la familia Ojete") oriunda de un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires (un pueblo casi desconocido, con mucho campo alrededor. Lindo, pero medio aburrido. O sea, está bueno para pasar un tiempo y desenchufarte, pero si vivís ahí, ponele, por veinticinco años, te querés matar. No sé, digo yo .... Me imagino...) se ganó una millonada en el Quini 6.
Y no fue una millonada mas o menos. No, no, no. Fue una millonada de la gran siete. Del tipo de millonadas que te permitirán rascarte el tujes de por vida a vos y a dos generaciones de descendientes y todavía quedarte con un vuelto para chucherías.
Bueno, la cuestión es que esta buena gente (o sea los Ojetes), en toda su inocencia (o ignorancia, llámenlo como quieran) cometió la torpeza de darse a conocer públicamente, asegurando, muy confiados, que el dinero no los cambiaría demasiado y que igual iban a seguir trabajando y manteniendo su rutina habitual, por mas que a partir de ese momento pudieran limpiarse diariamente el tujes con billetes de cien dólares.
Obviamente, no muchos días después, todos los medios se hacían eco de que esa misma familia se había tenido que ir a la mierda del pueblo, supuestamente porque no los dejaban en paz ofreciéndole negocios y pidiéndole todo tipo de cosas (y eso sin contar las dos cuadras de cola de secuestradores que se había formado en la puerta de su casa).
Teniendo en cuenta este asunto entonces, llevé mi mano al mentón, fruncí un poco el ceño y entrecerré los ojos elevando apenas una mirada que dejé perder en el vacío y me puse a reflexionar (porque yo reflexiono como se debe, poniendo cara) y pensé en que, dejando lo superficial de lado por un momento, hay una gran verdad en eso de que hay cosas que el dinero no puede comprar, en que no es mas feliz el que mas tiene sino el que menos necesita, y en que es muy pero muy de pelotudo ganarse tanta guita y mostrar la jeta para hacer roncha y mandarse la parte.

Por eso, la pregunta que les arrojo en este momento para que se luzcan es:

¿Cuál es el momento mas feliz que recuerden haber vivido sin dinero y cual fue la felicidad mas recordable que el dinero les haya proporcionado? ¿Eh?

Y ahora me voy.

Anoche soñe con una Iglesia bastante tenebrosa en cuyo interior se celebraba algo así como una misa, pero con música medio pop de fondo y gente que bailaba, incluído el cura, así que voy a ver que números son la Iglesia, el baile y el cura para jugar a la quiniela a ver si la pego (porque el dinero no comprará la felicidad pero la imita bastante bien).

Buen fin de semana.

martes, 4 de agosto de 2009

Un minuto de silencio por el caído. El recuerdo de tu calor aún nos abriga...

Sabíamos que no estaba bien. Que después de lo que había pasado, ya no era el mismo.
Nos dábamos cuenta en las cosas que hacía. Se notaba en lo mal que había empezado a andar.
Estaba viejo, si, pero no tanto.
Nunca demostró debilidad, y nada hacía sospechar que su tiempo estaba por terminarse tan de repente.
Solo había que tratarlo con un poco de cuidado, nada mas. Eso era lo único que necesitaba. Solo eso. No costaba nada.
Solo eso y todavía estaría con nosotros, brindándonos su calor, como siempre.
Pero no.
Ni eso pudo recibir en sus últimos días.
Solo desdén, un frío desinterés en el trato y hasta algunos golpes de parte de esos desconocidos sin corazón.
Y fue demasiado. No lo pudo soportar.
Uno siempre piensa que esas cosas nunca llegan, y que todo de alguna forma va a terminar saliendo bien, pero no es así.
La vida real no es como las películas, y el final no siempre es feliz.

Así, sin avisar, en la fría mañana del sábado, el calefón nos dejó para siempre.

Mi mujer de dió la noticia casi de madrugada (eran como las once y media), tiñéndome de amargura la mañana.
"El calefón no anda mas" me dijo luego de sacudirme y ordenarme que abriera los ojos "Ya llamé a un gasista y me dijo que si conseguimos otro calefón hoy, puede venir a instalarlo, pero solo si es antes de las cuatro. Sino tenemos que esperar hasta el lunes"
"¿Mmmmffque?" balbuceé yo entreabriendo un ojo y deseando que todo fuera una pesadilla.
"¡¡Que te levantes de una vez así vamos a comprar otro calefón!!" me respondió ella con un tono de voz algo mas vehemente "¡¡Yo sin agua caliente todo el fin de semana no pienso estar!!.
Atento a lo efusivo de su declaración ( y sobre todo percibiendo una determinación casi homicida en su mirada) supe que no tenía muchas opciones así que, con un gran pesar, abandoné la calidez de mi lecho y comencé a vestirme mientras recitaba un mantra de puteadas y se lo dedicaba a los gasistas hijos de un yacimiento gasífero lleno de putas que me rompieron mi viejo y querido calefón, al gasista compadrito que quería que compráramos un calefón antes de las cuatro y, ya que estaba, a todos los gasistas del planeta y sus alrededores.

Poco mas de una hora después ya nos encontrábamos en una conocida casa de electrodomésticos que no voy nombrar (Frávega) eligiendo el nuevo artefacto.
La operación no nos llevó mas de cinco minutos dado que mucho mucho que pensar no había (de hecho el vendedor habrá cobrado su comisión solamente por señalarnos con el dedo donde estaban) y salvo por la parte en que la cajera tuvo que forcejear durante varios minutos conmigo para que finalmente soltara la tarjeta y pagara (es que me agarró un ataque de angustia), todo concluyó bastante rápido.
Ya de regreso en nuestro hogar y con el flamante calefón en nuestro poder, procedimos a llamar al tipo para avisarle que ya teníamos todo listo y que podía pasar cuando quisiera.
"Bueno" dijo el especialista "Entre tres y media y cuatro te mando a la gente".
Por supuesto, los muy soretes llegaron recién como a las cinco y media.
Y no solo eso, sino que debido a que no se que puta pieza no era del tamaño adecuado o que se yo, se les terminó complicando todo y terminaron casi a las ocho de la noche.

Una vez finalizado todo, y luego de llevar los restos del otro calefón hasta su anteúltima morada (digo anteúltima porque lo llevé a la cochera, así lo tengo ahí y un día que pase el chatarrero me hago unos pesos), nos dispusimos a inaugurar esta nueva era calefoneril como corresponde con una regia ducha caliente.
Yo fui primero, por supuesto, por antigüedad (y porque el que se baña último seca el baño).
Todo transcurría con absoluta normalidad, la temperatura del agua era agradable y ya empezaba a relajarme cuando, de repente, soy sorprendido por un violento chubasco de agua helada que casi me provoca un paro cardíaco.
"Me parece que se apagó el calefón" grita mi mujer desde el otro lado de la puerta.
"M-m-m-mm-e d-d-dd-i cu-cu-cu enta" le respondo mientras trato de quitarme las estalactitas que se me habían formado instantáneamente en el orto y lucho por no morir de hipotermia.
Luego de un instante (un instante bastante largo ya que aparentemente a mi mujer se le complicaba un poco el reencendido), ya con el aparato funcionando de nuevo, prosigo con mi enjuagada pensando que quizás esto sea algo normal ya que el artefacto es nuevo y tal vez le cueste arrancar o ponerse en onda.
Capaz que tiene vergüenza porque está en una casa nueva, que se yo. No sé mucho de calefones.
Estaba distraído pensando ese tipo de boludeces atómicas cuando una vez mas, traicioneramente, el agua se torna fría de golpe.
"Se apagó otra veeeeeez" me gritan del otro lado.
"¡¡No me digas!! ¿En serio?" respondo yo con las pelotas escarchadas y una indignación cada vez mas creciente.
Lo reencendimos otra vez, otra vez intenté terminar de enjuagarme, y otra vez a los pocos minutos se apagó.
Y así dos o tres veces mas hasta que pude por fin terminar de bañarme, medio de apuro, caliente como una pipa, cagado de frío y puteando en idiomas que no sabía que podía pronunciar.

Conclusión: resulta que el fantástico calefón nuevo solo dura encendido no mas de tres o cuatro minutos y luego se apaga, cosa que, según el gasista (al que volvimos a llamar para pedirle explicaciones pero que ya estaba obviamente fuera de su horario de servicio y nos brindó solo un diagnóstico telefónico), probablemente sea por un defecto de fábrica por lo cual tengamos que llamar a un service autorizado de la marca (que ya descarto va a venir cuando se le cante el culo) y que lo mas factible es que, como está en garantía, se lo lleven para arreglar y nos quedemos como al principio, sin agua caliente por unos cuantos días.

Una maravilla todo, realmente...


La verdad que a esta altura ya empiezo a creer que alguien, el algún lado, me debe odiar mucho y tiene un muñeco vudú con mi foto, con el cual se divierte en sus ratos de ocio llenándolo de alfileres.

Por las dudas, si alguien sabe de contrahechizos, símbolos protectores o gualichos limpiadores del aura, me avisa o me los manda al mail ¿Si? Por favor…

Sino voy a terminar turulolo víctima de un colapso nervioso.

Gracias.


Ahí nos vemos… Capaz ... No sé ...

miércoles, 29 de julio de 2009

Update

Y así, un día, el tipo vuelve como si nada.

Porque el tipo es impredecible y misterioso. Y fugaz. Como toda estrella.
Bueno, todas no, solo las estrellas fugaces. Aunque en realidad no son estrellas, sino fragmentos de materia, aerolitos se llaman, que cuando penetran en la atmósfera terrestre se vuelven incandescentes y se desintegran dejando tras de si una estela luminosa. De ahí que se les llame "estrellas fugaces". Porque se fugacean ¿Entienden? Bueno… No se que tiene que ver … Hoy estoy un poco disperso … Debe ser por el frío … Porque no se si saben que hace un frío de recagarse…

En fin …

Pasando a otro tema, quisiera suponer que no hace falta que explique nuevamente los motivos de mi ausencia, debido a que tuve la delicadeza de anticiparlo en un artículo anterior. Sin embargo como la experiencia me indica que por lo general le dan muy poca pelota a lo que yo escribo, es muy probable que, no solo no lo recuerden, sino que no tengan ni la mas puta idea de lo que estoy hablando, así que para evitarles el enorme esfuerzo físico de tener que bajar un poco en la página y releer el post mientras me insultan resoplando, les resumo rápidamente lo que pasó: resultaqueenplenaparanoiaporlagripeAyoestuveconalergiayconun
estornudosembréelpánicoyelterrorentrelosmariquitasquetengoporcompañerosdetrabajoporlocualmeganéunalicencia"preventiva"recopada
durantelacualmequedéenmicasarascándomelaspelotas.
Por desgracia, esta gripecita de morondanga parece que al final no tenía tanto aguante, la gente dejó de estirar la pata (o al menos dejaron de contarlo diariamente en los noticieros) y todo ya parece estar medio dominado, por lo cual me veo actualmente en la penosa obligación de retomar mis tareas habituales (¡Gripe marica! ¡Vergonzoso lo tuyo eh! Patético. Al final te la re comés. Ya no asustás a nadie. Los otros virus se ríen de vos gripe y dicen que a la gripe aviar no le durás un round, ¡Mantequita!).
De todas formas, si piensan que durante este tiempo la pasé bomba, durmiendo hasta tarde y levantándome solo para tirarme a seguir durmiendo en el sofá, se equivocan.
Y si piensan que ya que estaba tan pero tan tan tan tan al pedo no me costaba nada haberme hecho un tiempo para escribir algo, se equivocan otra vez.
Bueno, mucho no porque la verdad es que la primer semana fue exactamente así, pero después las cosas cambiaron. En serio.
Les cuento…

Resulta que, aprovechando esto de que yo iba a estar esos días en casa, con mi mujer se nos ocurrió (en realidad se le ocurrió a ella y yo no pude hacer nada para evitarlo) llevar a cabo unos trabajitos de electricidad que teníamos pendientes desde hacía bastante tiempo.
Y cuando digo que aprovechamos mi presencia, lo digo de la manera mas literal posible ya que yo simplemente iba a estar ahí con el solo objetivo de atender al electricista y decirle que era lo que había que hacer. Nada mas ¿Qué pensaron? ¿Qué yo me iba a encargar de realizar los trabajos? ¿Están locos? ¡De ninguna manera señores! Yo estaba de li cen cia. Y me lo ordenó la Ley ¿Entienden? La Ley. Y si hay algo que yo soy es respetuoso de las leyes, sobre todo si me ordenan no hacer un pomo.
Además la electricidad tiene corriente. Una vez quise arreglar una plancha y casi me electrocuto, así que tampoco era muy buena idea que digamos el que me pusiera a instalar luces y cambiar enchufes.
Bueno, para resumir el asunto, lo que había que hacer no era nada complicado, pero resultaba lo suficientemente jodido como para que no pueda hacerlo uno mismo (en especial yo), y a su vez lo suficientemente sencillo como para que un electricista experimentado lo lleve a cabo con suma facilidad.
Lo mas gracioso de todo es que como parecían ser cuatro o cinco trabajitos que bien podrían considerarse menores, nosotros, muy cancheros y bananas, ni nos molestamos en pedirle presupuesto al tipo, total ¿Cuánto nos podía cobrar? ¿Eh? ¿Cuánto?
Bueno… ochocientos pesos.
Si, si. Por esas tres o cuatro boludeces que tuvo que hacer, el señor electricista nos abrochó con la bonita suma de ochocientos pesos, la cual aboné dignamente en efectivo luego de sufrir un principio de infarto de miocardio, seguido de lipotimia severa, náuseas, acidez, urticaria, cefalea, llanto, falta de aire, desgarros en los párpados por abrir exageradamente los ojos, dislocación de la mandíbula por abrir exageradamente la boca, pérdida de conocimiento, calambres, llanto otra vez, alopecía, acné, pesadillas recurrentes y, por supuesto, la incómoda y vergonzosa sensación de haber sido vilmente ultrajado.
Como se imaginarán, luego de eso, no hubiera podido escribir ni aunque hubiera querido (Estallaba en una crisis de llanto cada vez que se encendía una luz y me arrojaba al piso en posición fetal repitiendo "Ochocientospesos ochocientospesos").

Pero eso no fue todo.

Días después, cuando por fin pude recuperarme un poco (ya casi no se me baja la presión cuando prendo el tubo fluorescente que ese criminal instaló en la cocina), y pensé que finalmente podría disfrutar del resto de mi muy merecida licencia, se aparece la administradora del consorcio de mi edificio para comunicarme con su irritante voz de pito que, finalmente, se iba a comenzar con los trabajos de cambio de las cañerías del gas que durante tanto tiempo se habían estado postergando y ¿A que no adivinan por donde iban a empezar? … Si, por mi departamento.
Así, a tan solo cuarenta y ocho horas del sorpresivo anuncio, mi cocina parecía una postal de Bagdad después de un bombardeo, tenía el resto del departamento cubierto por una desagradable capa de polvillo y tierra, y yo, que debía quedarme ahí sin poder irme a ningún lado, tapado de polvo y medio duro del frío, parecía una reliquia antigua.
Todo esto sin mencionar, claro, que durante los días que duró la obra me tuve que levantar a las seis y media de la mañana porque los gasistas empezaban a trabajar a las ocho, que tuve que tolerar durante todo el día incesantes golpeteos y ruidos de todo tipo y por supuesto, el simpático detalle de que mientras se hicieron los trabajos, obviamente, se tuvo que cortar el gas.
O sea, por si no queda claro cual es la gracia del asunto les especifico: durante esos días tan pero tan fríos en los que las temperaturas estuvieron por debajo de cero, esos días en los que todo el mundo cogoteaba a cada rato por la ventana esperando que nevara, esos días que probablemente hayan sido los días mas fríos del año, bueno, esos días con sus noches y todo, nosotros estuvimos sin gas.

¿Y terminó ahí la cosa? Se preguntarán ustedes aburridos hasta el desmayo y deseando que les diga que si para irse de una buena vez.
Pero no.

No terminó ahí, porque luego de que los gasistas finalizaron con la colocación de los caños, le tocó el turno de romperme bien las pelotas al albañil que, al día siguiente, debía venir a arreglar las paredes, recolocar los azulejos y poner de nuevo los mosaicos que se habían removido del piso.
Un trabajo relativamente sencillo que este buen hombre, se encargó de hacer como el reverendo ojete logrando una terminación que, en una escala que va de aceptable a no aceptable, podría calificarse de espantosa y que, encima, nos avisó que aparentemente uno de los caños que los gasistas pusieron en el piso quedó muy arriba y no sabe si va a poder volver a poner los mosaicos a nivel.

Como todo esto no fue suficiente, además el calefón empezó a perder agua y a funcionar mal, se detectaron unas pequeñas pérdidas en la cocina y el calefactor ya no calienta tanto como antes vaya Dios a saber por que, lo cual me hace sospechar que es altamente probable que para hacerla completa tenga que terminar gastando plata en reparaciones o artefactos nuevos (De ocurrir esto les anticipo que iniciaré la campaña "Juntos por Renegadito" para recaudar fondos y esperaré contar con sus donativos).

O sea, como podrán ver la situación durante estos días no fue de las mejores y tuve motivos mas que justificados para no haber visitado el mundo virtual, para no escribir nada, e incluso para enloquecer y salir a matar gente por la calle, así que no se me puede reclamar nada.

Ahora volví, si, pero como que mucha mucha onda no tengo; estoy viviendo en una zona de desastre y si la encuentro a la administradora puedo llegar a terminar preso por homicidio doloso, así que no esperen demasiado.

Por ahí nos vemos … O no …. No se.. … No soy adivino …

viernes, 3 de julio de 2009

Pregunta culinaria

Ayer, mientras mantenía una conversación vía chat con mi Sra. Hermana, se puso nuevamente sobre el tapete (un tapete virtual, claro) un tema sobre el que ya habíamos estado intercambiando opiniones el día domingo de la votación.
No fue, como quizás se estarán imaginando, algo sobre política y la actual coyuntura del país.
Tampoco algo sobre la tan temida gripe porcina y la falta de respuesta del sistema sanitario nacional ante esta circunstancia.
No. Nada de eso.
Fue algo mucho mas profundo.
Resulta que, dado que mi padre era el encargado de hacer el asado, y yo como siempre solo estaba allí únicamente dispuesto a comer y nada mas, a mi hermana le tocó encargarse de la guarnición.
"Hago ensalada rusa" dijo.
Y así puso manos a la obra, hirvió papas y zanahorias, y preparó la lata de arvejas.
Cuando todo estuvo listo, colocó todos los ingredientes en una fuente, los mezcló un poco, y para finalizar le puso ... un chorro de aceite.
Yo, que estaba allí observando, la miré con gesto de "¿Y? ¿No falta algo?", a lo que ella respondió con gesto de "¿Que mirás? ¿Querés cocinar vos?" (En mi familia somos de pocas palabras y nos comunicamos así, con gestos y miradas. Somos gente muy especial).
Finalmente, y aún a riesgo de tener que esquivar un tenedor volador por osar entrometerme (En mi familia somos todos de pocas pulgas también), le dije "¿Y la mayonesa?".
"El que quiere mayonesa que le ponga" respondió ella muy segura.
"Entonces no es ensalada rusa" dije yo.
"Si es" dijo ella.
"No, no es" repliqué yo.
Y así, al final, luego de repetir "Si es", "No es" como por veinticinco minutos, tuvimos que dar por terminado el intercambio sin llegar a una conclusión, dado que ya estaba el asado, teníamos que almorzar, y mi padre ya había amenazado con desheredarnos por hinchapelotas e infantiles.

Por eso, aprovechando este espacio y confiando en los amplios conocimientos culinarios de la masiva concurrencia de este sitio (o sea, los tres o cuatro de siempre), la pregunta de hoy es la siguiente:

¿La ensalada rusa lleva aceite?

Y mas aún:

Si no se le pone mayonesa ¿Sigue siendo ensalada rusa o es simplemente una ensalada de papas y zanahoria? ¿Eh?

Espero su derroche de conocimientos.

Buen fin de semana.

jueves, 2 de julio de 2009

Vulgar excusa y postales del 28J

Les resumo mas o menos cual es la situación: el domingo, gracias a la probervial ineficiencia del Registro Nacional de las Personas o de quien cuernos sea, a pesar de haber hecho el cambio de domicilio hace tres años, una vez mas, tuve que ir a votar a mi pueblo natal.
Debido a eso, y principalmente a que si acá hacía frío, allá hacía un frío de recagarse (y quizás también un poquito a que por hacerme el toro fui medio desabrigado) volví medio con la nariz hormigueando y una molesta sensación como de que me estaba por resfriar.
Finalmente no me resfrié, pero el cambio de ambiente mas el ligero enfriamiento, me dejó con un levísimo cuadro alérgico el cual ocasionó que en un muy mal momento tuviera la pésima idea de estornudar en público.
Como se imaginarán, gracias a esta psicosis que se desató por esto de la gripe chancha, por mas que me encargué de decir "No, no, no se asusten. Es que tengo un poco de alergia, nada mas. Por favor guarden esas antorchas" en mi trabajo me empezaron a mirar como si fuera radiactivo, nadie se me acercaba, e incluso hubo gente que ante mi presencia prefería arrojarse por una ventana antes que saludarme (aunque eso ya ha pasado antes, no por miedo a la gripe sino porque mucho no me quieren).
Como resultado me gané una licencia preventiva mas que generosa que me tiene recluido con arresto domiciliario en mi hogar desde hace unos días.
Y, obviamente, estoy indignado. No hace falta que lo aclare.
Ustedes saben lo mucho que me disgusta estar al gas en mi casa, sin nada que hacer mas que mirar televisión, jugar al póker en línea o jugar con la Playstation. Estoy tan ofuscado que entre juego y juego me tiro en el sofá a maldecir mi suerte hasta que me quedo dormido.
Pero bueno, si es por el bien común me la banco. Que le voy a hacer. Lo hago por el bien de la humanidad toda, y como gran hombre y referente para las generaciones futuras que soy, debo dar el ejemplo.
El motivo por el cual hago este pequeño resumen es que, como ya lo he dicho algunas veces, estando en mi casa, y teniendo tantas cosas que hacer y en que pensar, como que esto de ponerme a escribir mucho mucho que digamos no me tira, así que es muy probable que la frecuencia de actualización de este sitio no sea muy frecuente, valga la redundancia, si es que la horrenda composición de esta frase llega a ser una redundancia (ah porque además, cuando estoy solo en casa soy como "Mi pobre angelito" y pongo música fuerte y eso y me cuesta concentrarme para escribir bien. De hecho estoy escribiendo esto mientras escucho Def Leppard... Si, soy viejo y me quedé en los ochentas ¿Y que?).
Igual mucho no se va a notar porque últimamente no estuve muy productivo (y lo digo yo antes que salte algún alcahuete de esos que nunca faltan. JA! Oleeee).

Bueno, así son las cosas. Eso sería todo.

Y para que este post no quede tan pelado y falto de todo (o sea, para rellenar), acá comparto con ustedes algunas imágenes de mi viaje (medio tarde, pero ya aclaré cual es el motivo):

Renegado y Sra. disfrutando de las comodidades del servicio V.I.P. de la línea de ferrocarril Roca camino a la ciudad de La Plata. Eso donde están apoyados los pies se supone que era un asiento, pero se ve que los subsidios no alcanzaron para arreglarlo. Hacía frío y las ventanillas no cerraban o estaban rotas. Dentro de todo menos mal porque todo el vagón olía a caca. Fue un viaje encantador.


Vista de la ruta desde el asiento del acompañante del auto de mi Sr. padre que gentilmente nos fue a buscar a La Plata. Gracias al cielo porque ya tenía el culo congelado y si encima tenía que hacer mas de una hora en micro me iba a poner de muy mal humor.


Instantánea del asadazo que me estaba esperando y del cual di cuenta con gran satisfacción. Solo por eso valió la pena el viaje.


Frente del colegio donde cursé toda mi escuela primaria y donde me tocó votar. Fue emocionante volver a entrar en ese lugar inmundo después de tantos años. Todo estaba prácticamente igual que como lo recordaba. Como dato de color, debo mencionar que mi mesa de votación se encontraba dentro del aula que oficiaba de cuarto oscuro (que encima era una de las mas chicas).
Como división habían colocado un gran nylon negro colgado de pared a pared, pero que ni siquiera llegaba hasta el piso, por lo que todos los que estaban esperando en la puerta para votar podían verle las patas al que estaba votando. El colegio tiene como diez aulas pero habilitaron solamente tres o cuatro. Muy croto todo.


Imagen del frente de la Iglesia del pueblo. No tiene nada que ver pero como la pintaron y quedó linda la pongo. Dato histórico: es la tercera Iglesia mas antigua del país. Chupate esa mandarina.

Si, fue un domingo en el que no descansé, me tuve que levantar temprano para viajar, chupé frío y demás, ¡pero mierda que valió la pena!
Verles la cara a la noche después de haber perdido, a pesar de todas las tramoyas que hicieron, no tuvo precio.

Nos estaremos viendo, si ningún virus nos liquida antes.