viernes, 28 de marzo de 2008

Te invito a mi marchita ... humildemente

Como era previsible, ante las reiteradas manifestaciones populares que tuvieron lugar durante los últimos días en apoyo al campo y en rechazo a las políticas confiscatorias, a la soberbia y a la constante tergiversación de la realidad de los delincuentes que nos gobiernan, el cabecilla de la banda (Néstor, que es Kirchner), se apresuró a convocar a todos sus aliados, mantenidos y chupamedias de turno para realizar una marcha de respaldo a la artificial figura de la PresidentAAAA con AAAA que había quedado medio tambaleando por todo lo ocurrido, algo cagada y dando señales de que en cualquier momento se le saltaba la térmica y se pudría todo.
Sinceramente dan pena.
El acto de ayer fue una fantochada patética, llevada adelante por un grupo de pésimos actores y sostenida por unos cuantos cientos de extras movilizados a fuerza de choripan y cajitas de vino. Nada mas.
Fue ridículo escuchar a la "Real Majestad Cara de Goma" hablarle a "todo el pueblo argentino", cuando en realidad frente a ella no había mas que una manada de adeptos pagos, militantes del régimen kirchnerista, vividores abonados a los Planes Descansar y otras yerbas parásitas de ese estilo, llevadas allí para aplaudir y victorear automáticamente cada burrada sin sentido que brotara de sus colagenados labios.
Detrás de ella, el séquito de indignos Intendentes lameculos, el patotero mafioso y vendido de Moyano, el delincuente impresentable y grotesco de D’Elía (que debería estar preso, a ver si lo entienden de una buena vez), el Primer Damo organizador del evento, la vieja ridícula de Carlotto, el pobre infeliz de Scioli, y otros tantos miserables inútiles que, como tristes monigotes, avalaban con movimientos de cabeza, aplausos e impostados gestos de satisfacción cada pelotudez estudiada de memoria que repetía la Mogarca bipolar.
Y ni vale la pena detenerse a analizar el discurso en si, porque no tendría sentido.
Basta con decir que fue simplemente una sarta de mentiras y argumentos acomodados y tendenciosos, que en todo momento pretendió hacer ver al campo como culpable de todo y enemigo de la sociedad, mientras que enaltecía a este Gobierno corrupto como defensor de los ciudadanos y paladín de la justicia.
Todo asquerosamente adornado con falsa humildad, y falsos y bien ensayados gestos.

Siguen y siguen mintiendo. Realmente ya cansan.

¿Saben que? Háganse todas las marchas de apoyo que quieran.
Sigan aplaudiéndose y elogiándose entre ustedes y sigan creyéndose sus propias estupideces.
Pero tengan en cuenta algo. Ya se les cayó la careta. Ya se les vió la verdadera cara, y lo que empezó en estos últimos días, con suerte, no va a pasar al olvido tan rápido, por mas que intenten minimizarlo y usen a los medios para taparlo con otras cosas lo antes posible.

Sigan pensando que somos todos giles y que nadie les toca el culo.
Pero sepan que se les está cayendo a pedazos la puesta en escena, y se nota.

A ver que hacen intentando gobernar un país mas despierto…

miércoles, 26 de marzo de 2008

Hay olor a humo Kris .... Me parece que se te quema el rancho

¡Ya era hora!
Anoche, por fin, una buena parte de la sociedad empezó a despertar de ese narcótico letargo en el que parecía estar sumida y salió a la calle a manifestarse en contra de la soberbia, la hipocresía, y la impunidad de la caterva de delincuentes impresentables que nos están gobernando.
Las cacerolas volvieron a la Plaza de Mayo para decirle a la Plástica Majestad que ya tenemos las pelotas llenas de su altanería, de sus discursitos aprendidos de memoria y de su pretendida pose de mujer fuerte que se la banca sin pestañear, siendo que en realidad es una inestable figurita decorativa (y bastante desagradable por cierto).
Se les está acabando el rollo muchachos.
La mamarracha lleva algo mas de cien días de gobierno y lo mas relevante que hizo fue la ridiculez esa de adelantar la hora por dos meses y proponer que cambien las lamparitas para evitar una crisis energética (la cual repitió hasta el hartazgo que "no existía"), y alguna otra pelotudez igual de inútil.
Y mentir, y simular, y seguir mintiendo.
Eso cuando no está recluida allá en el sur, en su feudo del Calafate, "descansando" de tanta actividad (y, ya que está, retocándose todo el andamiaje que le sostiene la cara para ser cada día mas parecida a Droopy).
Y ahora esto. Otro gran acierto del mejor cuadro político de los últimos cincuenta años (y por supuesto de su creador que maneja los hilos desde las sombras).
Como no les alcanza con todo lo que vienen afanando, quisieron meterle la mano en el bolsillo de prepo a la gente del campo y quedarse con la mitad de lo que ganan (para ellos, porque repartir no reparten un carajo).
Y encima se hacen los guapos, convencidos de que ya nadie les toca el culo.
Lo que consiguieron, gracias a ser tan imbéciles, fue ser víctimas de su propia soberbia y dejar en evidencia lo que en realidad siempre fueron: una mafia de ladrones escondidos detrás de una montaña de mentiras y voluntades compradas. Unos miserables farsantes a los que lo único que les interesa es SU propio bienestar, y seguir llenándose los bolsillos a cualquier precio.
Repito, era hora.
Afortunadamente, tarde o temprano, los mentirosos muestran la hilacha y la verdad sale a relucir aunque intenten evitarlo de todas las maneras posibles.
Pero no solo eso quedó en evidencia anoche, sino algo bastante mas grave.
Quedó demostrado que acá, mientras estemos bajo este "régimen", solamente pueden manifestarse y expresar sus opiniones libremente los aliados y los movimientos afines al gobierno, porque si lo hace la gente común y con espíritu crítico u opositor, son inmediatamente reprimidos, a los golpes y empujones, por el improvisado ejército de lacras parásitas que responden al Kakismo comandadas por ese delincuente repugnante y desagradable de D’Elía; un gusano indigno, arrastrado y lameculos capaz de cualquier cosa con tal de hacerse de un puestito en alguna dependencia oficial y comer de los fondos públicos sin hacer nada.
Lo que hizo anoche, además de generar la mas profunda indignación y despertar los mas bajos instintos criminales, al menos sirvió para mostrar como son las cosas en realidad hoy por hoy en el país.
Solo tuvo razón en algo que dijo: quedó demostrado claramente que hay dos argentinas, una es la de la gente de bien, que trabaja y que es capaz de manifestarse sin violencia y con educación, y la otra es la de los violentos, los provocadores y los energúmenos que pretenden que continúe este modelo que premia el activismo inútil y el parasitismo político.
Para los que tenían dudas, para los que defienden a esta lacra, ESTE es el gobierno que tenemos. Este es el cambio. Este es el país en serio.
Lo único que espero es que todo esto haya servido para algo.
Que esto sea el principio de un cambio que evite males mayores.
Espero que la gente no baje los brazos, que se siga dando cuenta de que no estamos tan bien como nos quieren hacer creer, y que hacerse los boludos mientras los que te gobiernan mienten descaradamente, al final de cuentas nos perjudica a todos.

Esto recién empieza ….

(¿Se te frunce Klishtinita? … Mmueeeeeejejejejejejeeeeee)

martes, 18 de marzo de 2008

Plop

Hoy tenía ganas de escribir pero, como siempre me faltan cinco para el peso, no sabía sobre que cuernos hacerlo.
O sea, tengo varias ideas en mente, pero la verdad la mayoría son algo así como una porquería; y para las que son menos porquería es como que no estoy con el punch necesario para desarrollarlas de una manera que me conforme del todo y, principalmente, que conforme al exigente público que visita este sitio (Siendo un profesional de la literatura virtual y un escritor ya casi considerado "de culto" por una gran cantidad de gente, esas son cosas a las que debo prestar especial atención).
Dadas estas condiciones, el día iba encaminado a ser uno mas de esos tan recurrentes "días al pedo" que vengo coleccionando en estos últimos tiempos, en los que mi existencia y la de un ficus son alegremente similares, ya que ninguno de los dos servimos para un carajo puestos frente a una computadora.
En eso venía pensando esta mañana, mientras moría lentamente de calor y de tristeza en ese horrendo colectivo lleno de gente transpirada y molesta, cuando de repente la providencia se apiadó de mi.
No; no hizo que toda la gente saliera eyectada por las ventanillas, ni que el tráfico se disipara mágicamente, ni que me llamaran al celular para decirme que mi lugar de trabajo había sido alcanzado por un misil perdido y solo quedaban escombros. Nada de eso.
Simplemente pasó que debido a "la calor", al poco aire circulante gracias a que la gente es estúpida, atérmica o muy hija de puta y no abre las ventanillas, o simplemente a que no todos pueden ser tan tan machos y bancársela un paquete como yo, un flaco se desmayó.
Así nomás. PUMBA. Cayó redondito.
Y no es que voy a aprovechar esta desgraciada situación para mofarme del pobre tipo, como seguramente estarán pensando. Nada que ver. No soy tan mala persona. No voy a decir cosas como que desmayarse es de puto, o cosas así. No señor.
Bueno, un poco si … Convengamos que la "lipotimia" no es un síntoma muy varonil que digamos. La verdad, es un papelón.
Escuchame, en el bondi venían unas cuantas minas, algunas de ellas en edad de recibir cariño ¿Cómo te vas a desmayar así, quedando como un pusilánime que no se banca un poquito de calor y desfallece ante unos míseros grados centígrados? Es medio patético.
Yo creo que si me pasara a mi (algo difícil que ocurra ya que soy casi invencible y demasiado orgulloso como para caerme al piso) lo mínimo que hago es fingir un infarto y hacer que me lleven urgentemente a una clínica, cosa de al menos despertar cierta compasión. Sino es un quemo. La imagen es todo.
Recuerdo una vez, hace unos años, que vaya uno a saber por que causas se me bajó mal la presión en el colectivo.
Era casi fin de año, poco después del mediodía. Había estado brindando en el laburo por las fiestas (quizás eso haya tenido que ver un poquito) y hacía muchísimo calor.
El colectivo venía lleno como siempre y yo, parado como siempre.
De repente empiezo a transpirar de golpe mas que de costumbre y a escuchar cada vez menos, al tiempo que las imágenes se hacían cada vez menos nítidas y como mas luminosas.
Segundos después estaba completamente sordo y ya no veía nada. Veía todo blanco. Pero todo todo. No había nada, ni una imagen ni un contorno. Todo estaba blanco.
"O el colectivo entró en una dimensión paralela o yo estoy por desvanecerme" pensé (porque yo soy de pensar pelotudeces aún en las peores circunstancias).
Así, temiendo que la cosa se me podía complicar feo pero decidido a no claudicar, me agarré fuerte del caño de arriba con una mano y del pasamanos de un asiento con la otra y simplemente me quedé ahí, quietito y en ese extraño limbo durante unos cuantos kilómetros, sin saber ya ni por donde iba, ni si me pasaría de mi parada, ni nada. Apenas si escuchaba el sonido interno de mi propia respiración. Una situación tan rara como desagradable.
¿Pero me desmayé? ¡No señor!. Me quedé ahí parado. Tal vez sin conocimiento, ¡pero de pie, como se desmayan los hombres carajo!.
Pero bueno, este pibe se ve que era medio medio y se cayó.
Igual, ese no es el centro de la cuestión.
Lo que llamó mi atención (además del ruido seco que hizo su cabeza contra el piso del colectivo), fue la reacción de la gente cercana.
En realidad siempre que pasa algo así, es interesante ver que hacen los que están cerca, porque hay personajes recurrentes que nunca van a faltar.
Por ejemplo: siempre, pero siempre, va a haber una vieja que va a entrar como en un estado de excitación y empieza a gritarle reiteradas veces al chofer con voz chillona que alguien se "descompuso", como si el orangután que maneja fuera, además, paramédico, enfermero o manosanta .
Seguro que también va a haber un tipo, probablemente de mediana edad para arriba, que va poner cara de rescatista y va a intentar levantar al desmayado; y va a haber otro personaje, quizás una mujer, que le va a ordenar que "mejor no lo mueva".
Acto seguido comenzarán a intervenir de a uno aquellos personajes que se encontraban mas próximos al sitio de aterrizaje del desmayado, quienes comenzarán a esgrimir diagnósticos y tratamientos del tipo "Se le bajo la presión. Denle algo dulce enseguida" o "Debe ser un golpe de calor. Ponganlón al lado de la ventanilla y denlen agua" y otras cosas obvias por el estilo.
Todo esto irá sucediendo siempre bajo la atenta mirada de señoras que no aportan nada mas que poner cara de preocupadas llevando una mano al pecho y haciendo todo tipo de comentarios mientras menean la cabeza como diciendo "Que barbaridad".
En este caso en particular, además de todo esto, a este desafortunado pibe se le abalanzó una vieja medio cucú que le incrustó un respetable frasco de perfume berreta en la nariz con tanta vehemencia, que si no le fisuró el tabique le pegó en el palo.
Una vez recuperado a medias y ya ubicado en un asiento al lado de una ventanilla, el pobre ex descompensado luchaba por recuperar sus colores mientras era el blanco de prácticamente todas las miradas del pasaje, que lo observaba fijamente como si esperaran que explotara, se desmayara de nuevo o se convirtiera en otra cosa.
No se por qué la gente es tan boluda.
Creo que el flaco se bajó de la vergüenza que tenía nomás.
En fin; el viaje siguió, yo llegué 47 minutos tarde, saludé con cara de culo y unas cuantas horas después aquí estoy, escribiendo esto, que no le importa absolutamente a nadie, que me quedó poco menos que espantoso, y que es un ejemplo perfecto de lo mala idea que es ponerse a escribir cualquier cosa simplemente porque por algún motivo misterioso uno tiene ganas de hacerlo.

Sepan disculpar. Hace poco terminé mis vacaciones y todavía no me adapto.

Ya vendrán tiempos mejores. Lo prometo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Crítica de cine: 10.000 A.C.

Fui a ver esta película mas que nada porque me compró el afiche. No había visto un trailer, ni una reseña escrita, ni nada que me anticipara mas o menos como venía la mano, pero sin embargo, ingenuamente, pensé que una historia épica semi prehistórica que incluía mamuts y tigres dientes de sable, no podía ser tan mala como para que me decepcionara al punto de lamentar el haber pagado la entrada.
Bueno, me equivoqué.
Este cachivache es casi incalificable por varios motivos.
Por empezar, me resulta bastante difícil encuadrarla en un género determinado. Es como una ensalada de todo un poco, pero con productos de segunda calidad y sin condimentos.
O sea, pretende tener de todo, pero se queda solo con la pretensión. Pura pinta, como se dice en el barrio.
La historia, con un rigor científico bastante dudoso (por no decir directamente payasezco), se remonta a una era antigua ubicada supuestamente, como reza su título, hace 10.000 años A.C. (Antes de Comer).
Allí se desarrolla la vida de un joven cazador de mamutes (Para los que no lo sepan los ilumino: los mamuts eran como los elefantes de ahora pero bastante mas grandotes y como con pullover) llamado D’Leh, nativo de la tribu Yagahl; unos indios muy fashion que se peinaban con rastas, usaban barba candado y hablaban en perfecto inglés pero como con acento raro. O_o??
La vida de esta gente transcurría así tranqui, en consonancia con la naturaleza y esperando que pasaran cada tanto los mamutses para liquidar alguno y sacar unos cuantos churrascos, cuando un día aparece en la aldea una pibita de otra tribu que tenía ojos azules (la pibita sola, no la tribu).
"¡¡Son lentes de contacto!!" gritó enseguida una negra Yagahl envidiosa.
"Cállese la boca" – le recriminó la Vieja Madre, que era una autoridad de la aldea por vieja, por bruja, y por fulera – "A ver. Traiganmenlán".
La vieja se acerca a la mocosa para estudiarla y de repente entra como en trance, le dan unas convulsiones, eructa, se tira unos gases, pega unos gritos, da una vuelta carnero para atrás, y finalmente vaticina que la piba era portadora de buenas noticias y que aquel que heredara la "Lanza Blanca" (que viene a ser como la espada de Grayskull pero sin poderes) sería el que se la iba a empomar para siempre y, juntos, conducirían a la tribu Yagahl a una nueva vida.
Al escuchar eso, D’Leh, que estaba espiando por un agujero mientras se tocaba mirando a la mina, se da cuenta de que si se la quiere pistolear cuando crezcan, va a tener que laburar; pero como todo buen jugador ya le empieza a arrastrar el ala de chico nomás para ir ganando terreno, haciéndose el amigo (Técnica de levante tan antigua como el hombre mismo. Único dato con rigor histórico de la película).
Tiempo después la bruja vieja entra en trance de nuevo (se daba seguido la señora), se agita, pone cara de espanto, da un saltito, hace una media luna, veinte abdominales, quince flexiones de brazos, grita "Viva Perón" y se detiene con cara de falopa para tirar otra predicción: Palermo llega a los 200 goles en Boca y, con la última cacería, la aldea iba a ser arrasada por unos demonios de cuatro patas.
"A la faluta" - dice el padre de D’Leh que era el cazador mas capo de ahí y estaba escuchando a ver si la vieja tiraba los seis números del Loto para ir a jugarle – "Entonces mejor que vayamos buscando otro barrio mas seguro". Y esa misma noche le deja la Lanza Blanca a su amigo y confidente Tic’Tic (juro que el nombre no lo inventé yo. Es así…) y se las toma sin decirle nada a nadie.
Pasaron los años y D’Leh creció con la marca de ser el hijo de un supuesto cobarde que abandonó la tribu, Evolet creció y se puso parecida a Lindsey Lohan (por lo cual estaba para darle sin asco) y ambos se habían forjado una gran amistad, volviéndose casi inseparables.
Sin embargo D’Leh sabía que, según la tradición, para poder mojar el bizcocho y reclamarla como su esposa, primero tenía que ganarse la famosa Lanza Blanca cazando un mamut.
Cuando por fin llega el momento de la cacería, luego de una serie de sucesos afortunados, un gigantesco mamut literalmente se suicida arrojándose sobre la lanza del paspado de D´Leh.
Casi sin poder creer el culo que había tenido, pero alentado por los otros jóvenes cazadores chupamedias, el flaco reclama la bendita Lanza Blanca y, con ella, el derecho a sopletearle la papirola a la minita, quedando desde ese momento consagrado como el nuevo gran cazador de la tribu.
De todas maneras, porque el padre lo había criado bien pero, mas que nada, porque Tic’Tic había visto como había pasado todo en realidad y lo hacía sentir culpable con la mirada (y de vez en cuando diciendo "Corruuuuptooooo" con voz finita y mirando para otro lado), al poco tiempo D’Leh renuncia a la lanza y con ella al derecho al tiroteo con Evolet (con lo cual se consagra como el primer pelotudo honesto de la historia de la humanidad).
La piba obviamente se encula y lo manda a freír churros ya que como toda mujer no tolera, y siempre tiene que recriminar al hombre, su falta de ambición y esas cosas.
Así andaban medio peleados cuando, una noche, tal y como lo había predicho antes la vieja bruja, llegaron unos … no sé … árabes, turcos, egipcios, hindúes, no se bien que eran, pero andaban a caballo (y ahí todos dijeron "Aaaahhhhhh por eso eran demonios de cuatro patas") y eran mas malos que la mierda. Les rompieron todo y tomaron a casi toda la tribu como prisioneros.
El jefe de estos bandidos, uno con cara de turco vendedor de autos usados, ni bien la vió a Evolet dijo "Upa la lá. Papita pa’l loro" y ordenó que nadie la toque porque a ese carozo se lo quería comer él solito.
D’Leh, sin poder hacer nada en el momento, decide luego, con ayuda de Tic’Tic (jejeje Tic’Tic… no podés) y un par de giles mas, ir a rescatarlos a todos impulsado, mas que nada, por el miedo a que le empernen a la minita que se había venido trabajando desde que era chico.
Así, este pequeño grupo de valientes emprende un duro y largo viaje que los lleva a través de arduos caminos, pasando por todos los climas (en un momento están con nieve hasta el cogote todos cubiertos de pieles y al siguiente en una selva tropical en taparabos), enfrentándose a enormes criaturas salvajes (hay un tigre dientes de sable al que D’Leh ayuda con una frase tipo "Yo te ayudo pero no me comas" y el tigre le hace caso, y como unos avestruces gigantes carnívoros y bastante hinchapelotas) y demás boludeces de relleno que sirvieron para amortizar los gastos en efectos especiales y tratar de inculcarle algo de emoción al momento.
A partir de allí el viaje, el reclutamiento de piqueteros por el camino, el rescate, el mensaje para la juventud, la moraleja y la mar en coche.
En resumen, el argumento no aporta nada nuevo, así que no rezonguen si conté mucho. Probablemente haya sido mas entretenido esto que la película misma.
El guión es demasiado liviano, chato, carente de cualquier tipo de profundidad, lleno de lugares comunes y vacío de todo lo demás.
Por momentos la película se vuelve algo densa, tirando a aburrida.
Las escenas de acción a duras penas llegan a interesar algo, y no alcanzan para entusiasmar por completo.
Solo podría rescatarse como punto a favor la creación de algunos escenarios, y el diseño, por ejemplo, de las tomas aéreas de la construcción de las pirámides, pero no mucho mas que eso. De todas formas, tampoco en este sentido aporta alguna novedad descollante.
Finalmente y para redondear, mas allá de todo eso, creo que fundamentalmente hubo dos cosas que faltaron y que podrían haber levantado un poco el producto final: la primera es la sangre. A la película le faltó violencia y sangre. Y la segunda es un poco mas de realismo, aunque sea inventando un dialecto para que los supuestos "nativos prehistóricos" no hablaran inglés (Teniendo en cuenta esto, se aprecia y valora mucho mas el trabajo de directores como Mel Gibson).
Las actuaciones, en concordancia con todo lo demás, completamente olvidables. Los actores, que además no son figuras muy reconocidas, no consiguieron nunca transmitir el sentimiento necesario como para hacer mas o menos creíbles a unos personajes fríos, poco desarrollados y carentes del mas mínimo carisma.
El reparto lo componen Steven Strait como D’Leh, Camilla Belle como Evolet, Cliff Curtis como Tic’Tic (jejejejeje), Joel Virgel como Nakudu, Ben Badra como Warlord, Nathanael Baring como Baku y Mona Hammond como la Vieja Madre (bruja, adivina y tarotista. $20 la consulta).
La película fue dirigida por Roland Emmerich, reconocido por sus anteriores trabajos en "Día de la Independencia" y "El día después de mañana", y quien aparentemente ya está absolutamente convencido de que con llenar la pantalla de grandes efectos visuales alcanza y no importan tanto los detalles boludos como las actuaciones y el guión.

Calificación: 1 Renegado y medio (Regular tirando a mala. Mucha plata en producción y mucha pretensión para un pobre resultado. Un argumento ya demasiado remanido, encima desarrollado con ritmo lento y empobrecido con actuaciones poco convincentes, hacen de esta película una verdadera decepción).

Recomendaciones: Si Ud. disfruta de las películas así medio épicas con un héroe bien pulenta que se banca todo de manera convincente, vaya, pero probablemente salga amargado.
Si Ud. es de los que salió inspirado del cine luego de escuchar los discursos de arenga de Leónidas, Aragorn o William Wallace en sus respectivas películas, vaya, y diviértase con el patético intento de hacer algo así que se manda el muerto de frío de esta película.
Si Ud. es historiador o arqueólogo o algo así, no vaya, porque creo que se la va a pasar diciendo "No, esto está mal" y "Pero esto es un disparate. No es así" y lo van a terminar sacando de la sala por molesto, aunque tenga razón.
Si Ud. es Roland Emmerich sepa que se está pasando de ladrón y que me debe el valor de dos entradas al cine.

martes, 11 de marzo de 2008

¡Último momento! Ignoto bloggero mala onda reaparece mas o menos con vida

Si, soy yo. Volví. Iupi. Estoy eufórico. Ayayayay que alegría. Cuanta felicidad toda junta. No puedo dejar de sonreír. Viva la vida. Estoy tan contento que me da miedo morirme de un ataque.
Bueno, no … Por si no se notó estoy siendo irónico. La verdad es que estoy con un humor de mil demonios.
Mis vacaciones se terminaron, y con ellas la maravillosa e impagable sensación de saber que no tenía un pomo que hacer en todo el día, las siestas en el sofá a cualquier hora, los juegos de mi querida Playstation y, sobre todo, el no tener que tratar con gente en el transcurso del día.
Se acabó. Todos esos bellos momentos ahora duermen en las cenizas del pasado (duermen como estaría durmiendo yo, ahora mismo, si aún estuviera de vacaciones).
Hoy heme aquí, nuevamente frente a mi escritorio, mal acomodado en mi sillón (al que dicho sea de paso encontré bastante maltrecho, lo cual me indica que alguien lo usó en mi ausencia posiblemente para dormir), y con la vista perdida en un punto infinito mientras mi mente fantasea con hacer la gran Rambo y ametrallar a todo lo que se me cruce en el camino mientras grito con la boca torcida.
Cada año es lo mismo.
Volver para escuchar las mismas preguntas estúpidas, los comentarios trillados, recibir sonrisitas falsas, devolver sonrisitas falsas (pocas veces, generalmente devuelvo una soberana cara de ojete), y saber que a partir de este momento arranca otro año que pinta tan lleno de insatisfacciones y tiempo desperdiciado como el anterior.
La verdad que es bastante deprimente. Estas cos….

(Nota mental en tiempo real: Se acaba de sentar en el escritorio de enfrente la vieja desagradable de contaduría a preguntarle boludeces a la sirvienta del "jefe". El maldito fósil tiene un perfume tan espantoso como ella. Me está matando. ¡Vieja tóxica y horrible! ¡Andate de una vez!).

¿En que estaba? … Bueno, no me acuerdo. Estoy como narcotizado con formol, naftalina, ginebra, o todo eso mezclado.
En fin … La cuestión es que acá estamos, y todo sigue igual. Es como si nunca me hubiera ido, pero dicho en el peor de los sentidos.
Me refiero a que hace solo algunas horas que estoy de vuelta, y ya me siento tan harto, tan estresado y con tantas ganas de salir corriendo como estaba antes de mis vacaciones.
Definitivamente este lugar no hace bien.

Me aprietan los zapatos, la corbata me incomoda, me duele la espalda, y empiezo a tener hambre.

Todo como siempre.

Y ahí vamos de nuevo…

miércoles, 5 de marzo de 2008

Inolvidable

Veinte años pasaron desde que se fue. Parece mentira.

Se lo extraña maestro...



miércoles, 27 de febrero de 2008

Crítica de cine: JOHN RAMBO

Ya lo aclaré en ocasión del estreno de “Rocky Balboa”, y lo reitero ahora para que quede claro: Sylvester Stallone es uno de mis héroes de la adolescencia, y por mas que la “crítica seria” lo destroce cada vez que puede con sus frases intelectualoides y sus caras de culo fruncido, a mi sus películas me gustaron, me gustan y me seguirán gustando.
Podrán decir lo que quieran del tipo pero, les guste o no, deberán aceptar que fue uno de los que les abrió la puerta y les enseñó como se hace una verdadera película de acción a muchos pichis que vinieron después a tratar de hacer lo mismo y no lo lograron ni por asomo.
Sin ir mas lejos, luego de ver esta película, incluir en este género a cosas como la reciente “Hitman” sería casi un chiste de mal gusto.
Stallone vuelve para mostrarle a las nuevas generaciones de héroes edulcorados que hoy intentan ocupar la pantalla que todavía les falta tomar mucha sopa, y se los enseña de una manera espectacular.
Dicho esto, y pasando directamente a esta última entrega, no puedo menos que arrancar diciendo que es un tanque de acción violenta como hace rato no veía.
Ya desde los primeros minutos de proyección, la crudeza de las imágenes (quizás no aptas para corazones sensibles) es abrumadora, y mucho mas si se tiene en cuenta que no fueron representaciones actuadas, sino imágenes reales de situaciones reales tomadas de diversos medios periodísticos, con lo cual se logra de inmediato poner al espectador en situación y, de alguna manera, casi inconscientemente, involucrarlo en todo lo que vendrá después.
En cuanto a la trama, la historia nos presenta a un John Rambo ya retirado de la vida bélica, viviendo una vida pacífica y solitaria (por no decir aburridísima) en algún lugar de la húmeda jungla Tailandesa.
Casi convertido en un ermitaño, subsiste capturando serpientes que luego vende y manejando un bote medio zaparrastroso. También de tanto en tanto te corta el pasto, poda los cercos y si le tirás unos mangos mas, te riega las plantas.
Su vida hubiera seguido así de monótona (y la película hubiera sido un fracaso) de no ser porque un día le caen al rancho un grupo de misioneros católicos necesitando a alguien que les haga la gamba y los alcance hasta la frontera con Birmania para llevarle remedios, comida, ropa, útiles escolares, dvds, bronceador y demás cosas a la gente pobre de ahí.
“Ni en pedo. Por allá es todo un quilombo” – fue la respuesta de Rambo – “Mejor vuelvansén para su casa” (No hablaba muy bien pobre).
“¡Uh que mala onda tiene el gordo este, me cago en Dios!” dice exaltado uno de los miembros del grupo, por lo que es inmediatamente reprimido por los otros que enseguida lo rodean en cadena de oración para pedir perdón por la blasfemia que acaba de decir.
Mientras estaban así pelotudeando, la única mujer del grupo, que era una rubia bastante pasable, teniendo en cuenta que Johnny hace años que está solo en medio de la selva y que las minas de por ahí son bastante fuleras, medio le sigue insistiendo hasta que logra convencerlo.
Así, de muy mala gana y mas que nada ilusionado con que al final por ahí la rubia en agradecimiento se dejaba tocar una teta o algo, Rambo los carga a todos en su modesto bote y los termina llevando donde le habían pedido sin cobrarles nada.
Después de un día de viaje y algún que otro pequeño contratiempo en el camino, llegan a destino.
El grupo de misioneros optimistas y bienhechores emprende su marcha hacia la aldea, pero antes de partir, la mina se vuelve hacia Rambo.
“¡Esssa! Ahora es la mía...” piensa John mientras disimuladamente se echa aliento en la mano para ver que tan mal olía.
Ella se acerca, lo mira a los ojos, le regala un crucifijo, se da vuelta y se va.
El recio ex-boina verde, arrastrando el culo por la desilusión, se vuelve a la casa sintiéndose un papafrita y con una calentura tan grande que en el camino, agarra y prende fuego un barco que se encuentra por ahí al grito de “¡¡Un crucifijo me dió la cursienta!! ¡¡Un crucifijo!! ¡¡¡Será posible!!!”.
Algunos días después, estaba Rambo tirado en una hamaca paraguaya, soñando con sus películas anteriores, cuando le cae un tipo que decía ser representante del grupo aquel al que había llevado antes.
“¡Por que no me dejan de romper las pelotas! ¿Qué me tienen de punto?” – murmura John que se había levantado de mal humor.
Pero entonces el tipo este le cuenta que estaba preocupado porque el grupo ya debería haber vuelto hace rato y como todavía no tenía noticias, temía que les hubiera pasado algo malo.
Y efectivamente, les pasó.
Sucede que al poco tiempo de llegar el grupo a la aldea, ésta fue atacada sin piedad por el ejército (hay que tener mala suerte eh…), que luego de masacrar indiscriminadamente a todo lo que se movía (literalmente, y ojo si se es impresionable con las imágenes violentas porque en estas escenas la metáfora no existe. Yo lo avisé) tomó de rehenes a los pocos misioneros sobrevivientes.
Ante esta difícil situación, y dado que sabían que él los había llevado antes, vuelven a solicitarle a Rambo sus servicios de remis náutico para que lleve, esta vez, a un grupo de peligrosos mercenarios contratados para rescatar a los rehenes.
“Bueno, pero si se arma cachengue yo también participo” dice John.
“No, vos nos llevás y te volvés. Estás viejo y medio gordo” le responde el líder mercenario.
“No. Yo voy porque yo soy Rambo y la película es mía” responde John mientras amaga con tacharlo del reparto.
De esta manera, casi sin proponérselo pero fiel su naturaleza, Rambo vuelve a la selva a hacer lo que mejor sabe hacer: reventar tipos de ojos rasgados a diestra y siniestra y gritar con la boca torcida.
A partir de ese momento se desata la hecatombe, la debacle total.
Un despliegue de acción por momentos avasallante que, sumada a la crudeza salvaje de ciertas imágenes, podrá llegar a incomodar a algún espectador medio mariconcete pero que, sin dudas, es una muestra acabada del cine de acción clásico de las décadas pasadas.
El guión, si bien es simple y bastante básico, va mas allá de ser como suele pasar en estos casos, una simple excusa para poner al protagonista de nuevo en pantalla, dado que la guerra civil en Birmania es real y la brutalidad reflejada en la película poco difiere de los hechos que se suceden diariamente en aquellas regiones.
En cuanto a las actuaciones, que se puede decir. Silvester Stallone es John Rambo y punto. Entrado en años, tal vez con algún kilito de mas, pero entero, crudo, y en un estado físico que me produce envidia a mi, que tengo la mitad de sus años.
Stallone no dice sus líneas, las gruñe, pero no importa. No le hace falta nada mas para personificar al legendario ex soldado como en sus mejores épocas, y solo el poder volver a verlo en la gran pantalla emociona.
Lo acompañan Julie Benz como Sarah, Paul Schulze como Michael, Matthew Mardsen como School Boy, Graham McTavish como Lewis, y un montón de tailandeses, vietnamitas o chinos (no se, eran todos medio parecidos) que no voy a nombrar porque tienen nombres muy difíciles y me llevaría mucho tiempo.
Por otro lado, hubo en este capítulo, sin dudas, dos grandes ausentes como Richard Creena (se murió) y el cuchillo de supervivencia (que parece que estaba medio agrandado y pedía mas cachet y hasta tener algunas líneas).
La película fue dirigida por el mismísimo Silvester Stallone, que ha logrado, creo yo, mas allá de darle un dignísimo cierre (aunque eso todavía está por verse) a la historia de uno de sus personajes mas emblemáticos, redondear un gran trabajo, demostrando que todavía mantiene intacto su lugar en el mundo del cine.

Señoras y señores, John Rambo está de vuelta.

Calificación: 4 Renegados y medio (Muy muy buena. Peliculón de acción, violenta, explícita, brutal y sangrienta. Una clásico exponente de la vieja escuela de género que no defrauda en ningún momento. No apta para gente sensible, pero sin dudas un broche de oro para una saga legendaria. Absolutamente recomendable).

Recomendaciones: Si Ud. es fanático de las películas de Stallone obviamente no se la puede perder.
Si Ud. no es fanático de Stallone, vaya igual. No sea maricón.
Si Ud. está aburrido de las películas con secuencias que “sugieren” violencia pero no muestran nada porque es de mal gusto, vaya a ver ésta y empáchese de sangre, balas y realismo.
Si a Ud. la sangre lo impresiona, no vaya. Se puede desmayar quedando como un pusilánime mantequita y es un papelón.