Como les adelanté ayer entre sollozos
(porque era mi cumpleaños, porque estoy mas viejo y porque me falta menos para estirar la pata) asistí, sin demasiado entusiasmo, a la acostumbrada fiesta de despedida del año que realiza la "Institución" y, tal como lo prometí, me quedé unas cuantas horas a fin de traerles a ustedes, mis queridos televidentes, algunos jugosos realtos acerca de tan pintoresco acontecimiento
(No, bueno … En realidad me quedé porque el catering, gracias a no sé que clase de misterioso milagro cósmico, estaba buenísimo, yo tenía mucho hambre y era gratis.. pero no importa).
Pero antes de pasar a la fiesta propiamente dicha, quisiera hacer una observación al margen.
Me sigue sorprendiendo, aún a pesar de haberlo presenciado una y otra vez durante estos años de servicio, esa ridícula costumbre, impulso, o simplemente ganas de esforzarse al cuete, que sistemáticamente manifiesta la parte femenina del plantel en estas ocasiones, consistente en producirse como si fueran a una entrega del Oscar, o a una cena show de Roberto Piazza en el Hotel Hilton.
A ver… Señoras y señoritas compañeras … Entiendan por favor que ¡¡ES AL PEDO!!.
Entérense de que, primero, muchas de ustedes son viejas y feas. Pero muy, muuuuuuuy feas. Feas con ganas. Así que por mas que se tiren el ropero encima, embadurnen sus escasas cabelleras en un Albalatex color caoba, y se pinten como si las hubiera contrartado el Circque Du Soleil
(o como carajo se escriba), no tienen arreglo alguno y siguen siendo los mismos espantapájaros de cada día, solo que algo mas coloridos. No van a conseguir nada, y no quedan mas lindas. No se gasten.
En cuanto a las mas jóvenes, si bien hacen lo mismo y tal vez, en algunos casos muy excepcionales
(o sea en aquellas que no son tan gordas como para alambrarse el orto y venderlo por lotes para hacerse ricas), puede que resulten levemente favorecidas, también es al gas tanto esfuerzo.
Todos sabemos que no se arreglan por placer, o para ser admiradas y conseguir el elogio de nosotros, sus compañeros, sino que lo hacen para ver si pueden llamar la atención de alguno de los "señores directivos", de algún invitado importante, o, para decirlo sin vueltas, de algún jovato con guita a quien puedan explotar.
La pateticidad y arrastradez de sus ensayadas actitudes de gata en celo, exhibiéndose ante las posibles víctimas, son realmente abrumadoras.
Lamentablemente, tal y como sucede con sus compañeras en estado casi fósil, sepan señoritas, que ustedes están muy lejos de ser consideradas pecaminosos objetos del deseo, y a una distancia mas que prudencial de ser medianamente atractivas. Son simplemente un grupete de tilingas berretas que la van de finas, y no se dan cuenta de que son mas ordinarias que un canapé de polenta. Asúmanlo.
Sin embargo no es para desesperarse.
Todos sabemos que eso no importa, ya que cuentan con la juventud de su lado
(por ahora, pero el tiempo pasa y rápido), y tan solo por eso y porque, claro, la oferta en general es horriblemente pobre, son un bocado apetecible para el conjunto de "señores que cortan el queso", quienes dado su vergonzoso estado de ebriedad y su incontenible necesidad de quedar como unos galanes bárbaros
(al pedo porque a la mayoría ya no se les para ni aunque la apunten con una carabina), aprovecharán cualquier oportunidad para tirarles los perros aunque tienen edad para ser sus bisabuelos.
Por eso, ladies, aunque se presenten en la fiesta vistiendo un overol o un disfraz de la Pantera Rosa, pasadas unas horas y unas cuantas botellas de vino, de todas formas serán irremediablemente asediadas por alguno de esos "señores" y conseguirán por fin su tan ansiado objetivo de progresar en la "Institución" merced a sus consabidas "habilidades orales".
Bien, hecha esta salvedad pasemos directamente a la fiesta.
Como el lugar donde se iba a hacer queda a unas pocas cuadras de nuestro lugar de trabajo, estaba programado que las actividades finalizaran a las 12:30 hs. como para que tipo a las 13:00 hs. ya todos estuvieran allí, procurando una ubicación cercana a las mesas de los comensales influyentes y devorándose el pan como refugiados muertos de hambre.
Obviamente eran las 12:20 y ya estaban todos los zátrapas haciendo cola delante del lector de huellas digitales
(porque acá son tan pretenciosos que cambiaron el tarjetero por un lector de huellas digitales. Y yo no quiero decir nada, pero para mi que como la idea de cambiarlo vino de mi jefe seguro que se quedó con un jugoso retorno como atención de la empresa por convencer a los directivos de adquirir ese sistema para varias dependencias del país y alguien debería averiguar bien como se hizo la operación) ansiosos por salir disparados hacia el recinto en cuestión.
Llegado el momento los grupos fueron saliendo.
Yo marqué último y fui solo.
Al llegar al lugar ocurrió lo que ocurre cada año.
Estamos todos en el hall de entrada, mirándonos unos a otros sin saber que carajo hacer ni de que hablar, algo incómodos y cogoteando de tanto en tanto para ver si de una puta vez llaman al salon comedor.
Mientras tanto hay que saludar con una sonrisa falsa a cada directivo que llega haciéndose el simpático, a los delegados del interior, a algún que otro colado que de "casualidad" viene a traer algo, a los abogados, contadores, asesores de quien sabe que, y demás figuras de adorno que cobran generosos sueldos por hacer bstante poco.
Luego de aproximadamente 45 minutos de socializar allí, finalmente alguien anuncia que se puede pasar al salón, por lo que en una especie de procesión silenciosa, todos comienzan a avanzar, medio queriendo ganar las primeras posiciones con sutiles codazos para conseguir las mejores mesas.
Ya una vez que todos estuvieron ubicados y las mesas armadas, comanzaron a desfilar, traídos esporádicamente por mozas que no superaban los 17 años
(Eran unas neeeenaaas … Imaginar la frase con la voz de Franccella), arrolladitos salados
(muy ricos), cazuelitas de mejillones
(exquisitas), brochettes de langostinos y muzzarella
(deliciosas), canapés con caviar
(riquísimos) y demás delicias de las que pude disfrutar muy poco
(O sea, solo una de cada una. En otro momento me hubiera despachado tan a gusto que hubiera sido vergonzoso. Es mas. Creo que todavía estaría comiendo), todo generosamente regado con un buen vino tinto caro, gaseosa y cerveza tirada
(Había choppera. No era que estaba desparramada en el piso. ¿Se entiende no?).
Por si están pensando cuaquier cosa, aclaro que yo solo bebí tres copitas de gaseosa
(Mejor no mencionar como hubiera sido en otro momento de mi vida).
Además de todo esto, había, en el centro del salón, una abundante y muy bien preparada mesa de fiambres, la cual, dos segundos después de que uno de los mozos tuvo la inocencia de anunciar que podían acercarse a servirse lo que gusten, quedó devastada por una verdadera marabunta humana que se disputaba poco menos que a cuchillazos hasta la mas mínimas porciones de queso y salame, brindando un espectáculo realmente tristísimo. Creo que se comieron hasta los adronos de las bandejas.
Promediando la tarde, como era presumible, luego de que ya la audiencia estaba algo entonadita
(por no decir ya medio en pedo) se inició el primer show en vivo. Un mago/comediante/ventrílocuo.
Debo reconocer que el tipo se las rebuscaba bastante bien. Tuvo buen ritmo, buenos chistes y buenos trucos. Su único defecto es que es uno de esos showman que solicitan la participación del público, cosa que detesto desde lo mas profundo de mi ser, y me lleva a vivir un estado de nervios, incomodidad y creciente sensación de que si me llama lo asesino, desde que pronuncia la frase
"Y ahora voy a necesitar la ayuda de alguien del público" hasta que dice
"Muchas gracias. Buenas tardes" y se va.
Gracias al Cielo no se le ocurrió mirar hacia donde estaba yo ni intentar hacerme decir algo, porque si lo hubiera hecho probablemente hubiera recibido un certero platazo en el marote
(Porque esos tipos no aceptan un "no" como respuesta y te insisten, y hacen que los demás apludan y coreen tu nombre, poniéndolos en serio peligro de muerte a todos).
Por suerte enganchó a dos o tres mamertos que se creyeron estrellas de la comedia por unos minutos, y todo quedó en paz.
Inmediatamente culminado el número, llegó la entrada. Melon con jamón y ensalada Waldorf. Muy rico todo. No me puedo quejar.
Eso si, ya a esa altura de la fiesta, entre el alcohol que había corrido, mas la exitación provocada por los chistes del mago, el ambiente empezaba a tornarse algo desordenado.
Se comenzaron a escuchar carcajadas desencajadas, gritos de mesa a mesa, algunos arrojos de pedazos de pan, comentarios poco caballerescos a las señoritas que se levantaban para ir al baño, y demás detalles tan propios de estas celebraciones chabacanas.
Luego de unos minutos y de algunos bochornosos reclamos del tipo
"¡¡¡Ehh!!! ¡¿Y la comida?!" a las pobres mozas, llegó por fin el plato principal. Eran las 15:55 hs..
El menú consistía en un medallón de lomo con salsa de mostaza, con unas hojas de rúcula fresca, una pequeña torre de papa y un tomate asado
(o aji, no se bien que era). También muy rico. Y odio no tener motivos para rezongar y bajar línea. Que lo parió. Como me cagaron el artículo.
En fin.
Finalizada la fagocitación salvaje del banquete, incluso con pasadas de miga de pan en el plato y preguntando si
"Se puede repetir" por parte de ciertos comensales bastante poco acostumbrados a comer en público, los mozos y mozas se apresuraron a retirar la vajilla y los cubiertos, lo cual indicaba que se venía el nunca bien ponderado número musical, y la parte que de peor humor me pone.
Algunas luces se apagaron. Un música horrenda comenzó a sonar estrepitosamente, y se escuchó un
"¡¡Buenas tarrrrrrrdeeeeeesssss!!" proviniente de la puerta de ingreso al salón.
Me di vuelta
(porque para variar yo estaba sentado de espaldas a todo) y allí, en vivo, enfundado en su ropa de … no se … para mi era plástico negro, con botas texanas que no se usan desde los 80’s, una camiseta ballenera casi transparente que dejaba translucir su buzarda de vino y cerveza, su cabellera llena de fijador, dueño de una elegancia y una distinción completamente inexistentes y el gusto para la moda de una morcilla parrillera, él, el único, el verdadero, el original …. ¡¡¡¡¡Po Po Po Po Pochooooooo Laaaaa Paaannnn teraaaaaaaaaa!!!!!.
Si. Era Pocho La Pantera
(Por favor repitan mentalmente el nombre tomando conciencia de las palabras … Pocho La Pan te ra … ¡¡Por Dioss!! ¡¡¡¡No podés llamarte así hijo de putaaa!!!!).
Obviamente la audiencia deliró, y yo quise suicidarme hasta morir con un pedazo de hielo.
El consagrado "artista" comenzó con su show destrozando el tema
"My Way" sin ninguna misericordia, y al toque largó con su clásico repertorio el cual, como no podía ser de otra manera, incitó a que se arme el baile de inmediato.
Las put… ejem … las empleadas y asesoras mas rápidas enseguida invitaron a los directivos de mas alto rango a mover las caderas junto a ellas y a manosearlas todo lo que gusten, cosa de sentar las bases de lo que podría ser una futura y próspera nueva relación laboral; algunos otros se sumaron a la grotesca danza intentando aparecer como personas sencillas y divertidas, siendo que son unos forros, falsos, y reverendos hijos de remil putas
(No estoy hablando de mi jefe eh … Bueno, si … En realidad si...), y otros participaron solamente para no quedar como amargados o aburridos.
Incluso pudo verse a un Sr. Diputado Nacional
(del que me voy a reservar el nombre por obvias cuestiones legales) completamente behodo, dele apoyarse a una de las jóvenes abogadas de la Institución
(una mas rápida que el Correcaminos), mientras intentaba hilvanar unos torpes pasos de baile y mantener la vertical.
Todo un espectáculo muy deprimente, rayano en lo vergonzoso, y que me hizo desear que mi celular fuera de esos que sacan fotos
(Si, el que tengo ahora no saca fotos. ¿Y qué? Soy pobre) para hacerme de un material que se vendería muy bien en cualquier programa periodístico o de chimentos.
Por supuesto, a todo esto, yo no me moví de mi silla porque no bailo
(Bailar es de putos), porque odio esa música, y porque me importa un carajo lo que piensen los demás.
No soy de esos que hacen cosas que no sienten solo para quedar bien y ganarse la simpatía del resto de la gente
(Y no, no sigo refiriéndome a mi jefe ….. Bueno, está bien … Si … Me refiero a él … ).
El espectáculo duró mas o menos media hora.
Pocho transpiraba como negra en baile, algunos de los danzantes ya tenían la corbata de vincha
(un clásico), otros ya se habían sentado porque no daban mas del peludo que tenían, y las put… perdón … las señoritas de siempre continuaban trabajandose a los jovatos al son del cuarteto.
Mientras tanto el asistente de Pocho
(Porque tiene asistente. Ay si vieran al asistente…) ofrecía los compacts del artista a $15 por las mesas. Casi me dio pena.
Finalmente, gracias al cielo y a su terrible estado físico, el recital concluyó y Pocho se decicó a firmar autógrafos y fotografiarse con su público antes de retirase
(Probablemente en colectivo, pobre).
Creánlo o no, los infelices hacían cola para sacarse una foto con ese tipo, que perfectamente podría ser el verdulero del barrio o un colectivero de la Línea 128.
Incluso hubo quienes siempre la fueron de muy conchetos, refinados, de gustos exclusivos y creídos que pertenecen a una casta social superior, que desesperados le pedían fotos y firmas, lo abrazaban, besaban y trataban como si fueran amigos de toda la vida, en un verdadero alarde de falsedad y repugnante hipocresía
(Y no …..... Bueno, si … Me refiero a mi jefe).
Fianlizado el show en vivo, la tortura musical continuó merced a un disc jockey, y el baile no se detuvo.
Se formó el clásico y ridículo trencito con todos los participantes
(¿Hay algo mas pelotudo que hacer trencito? ¡Por favor! Gente grande…), y eso fue todo para mi.
Tomé mi saco, me lo calcé al hombro, y saludando muy por arriba a los pocos conocidos que todavía no estaba tan borrachos como para no reconocerme, hice mutis por el foro y me las tomé raudamente a eso delas 17:00 hs..
Y eso fue todo.
Dentro de lo que han sido otras fiestas, esta no estuvo tan mal.
Gracias al Señor que nadie se acordó de que era mi cumpleaños porque, de haber sido así, seguramente me hubieran querido hacer partícipe de todos los números y me hubiera visto forzado a provocar una desgracia.
A veces las cosas salen bien.
No les prometo nada, pero este sábado tengo otra despedida de año.
Dicen las malas lenguas que va a presentarse en vivo Ricky Maravilla. Voy a ver si voy
(Siempre quise cagar a trompadas a Ricky Maravilla).
(Pocho La Pantera …. Jejejeje … ¡¡Por favor!! ¡¡¡¡Ese nombre!!!!)
Bonus Track: Una buena. Por iniciativa de mi mujercita, entre ella y el resto de mi familia me regalaron la Playstation 2.
Si empiezo a actualizar el blog mas esporádicamente
(Pongámosle cada 5 o 6 años) ya saben por que es. No se preocupen. Voy a estar bien.
Si alguno me hace la gauchada de llamar a mi trabajo haciéndose pasar por un médico para avisar que tengo algo que me obliga a hacer reposo en mi casa por uno o dos años, se lo voy a agradecer mucho
( Y hasta puede que lo invite a jugar y todo).
Felicidades.