Además de la enorme humildad, otra de mis tantísimas virtudes es la originalidad, y debido a que ya tenemos la Nochebuena y la Navidad prácticamente encima nuestro y respirándonos en la nuca como novio primerizo, pensé en hacer algo que, creo, no se le ocurrió a nadie jamás: voy a escribir algo alegórico en conmemoración de estas sentidas festividades.
(No hay caso, que lo parió. Cuando uno es talentoso es talentoso. Con razón la gente me insulta por la calle, es por la envidia…).
Bien, el problema con esto radica en que no se me ocurre nada. O al menos nada bueno.
Sucede que desde hace un buen tiempo ya, mas precisamente desde que dejé de ser un niño tierno, inocente y bastante gordito, y me contaron que Papá Nuel nunca te trae lo que le ponés en la cartita porque es yanqui y no sabe leer castellano, que esta época de las fiestas me rompe un poquitito las pelotas.
Bueno, un poco.
En realidad, bastante.
Pero no es que tenga algo en contra de la Navidad en si misma. De hecho hay veces en que me permito disfrutar del ambiente, de ver las calles adornadas, las casas y los negocios decorados y llenos de lucecitas, con los arbolitos y todo el marketing.
Eso no está mal, alegra la vista, y me recuerda ciertos momentos de mi infancia, lo cual me pone relativamente de buen humor.
Lo que me molesta y arruina todo, es la falsa "actitud navideña" de alguna gente.
Porque si hay algo que detesto, en general y en todos los aspectos de la vida, es la hipocresía; y eso, en esta época, parece estar como exacerbado.
No es que con esto esté descubriendo el agua tibia, ni la pólvora, ni que el dinosaurio Barney es un reverendo pelotudo, pero es notable como se pone de falsa cierta gente con la llegada de las fiestas.
Tomemos por ejemplo los clásicos festejos navideños o despedidas de año en los lugares de trabajo.
Personas miserables que durante todo el año intentaron cagarte de todas las formas posibles, vienen y con la mejor cara de bondad te desean "Muchas Felicidades".
Otros energúmenos que en cada oportunidad que tuvieron se despacharon a gusto hablando pestes por detrás, y tratando de ensuciarte de la manera mas baja posible, se acercan a desearte "Lo mejor".
Y ni hablar cuando se les ocurre la grasada intergaláctica de jugar al "amigo invisible". Por favor!! Que estupidez!! ¿Qué se le regala a una persona que se detesta? ¿O a alguien que solo se conoce de vista porque jamás se ha intercambiado mas que un saludo y, encima, de compromiso? ¿Por qué debería yo gastar mi valioso efectivo en un obsequio para alguien que apenas conozco, solo porque a algún infeliz con demasiado tiempo libre se le ocurrió organizar ese juego estúpido?
Convengamos en que el lugar de trabajo es un sitio generalmente horrible, en donde se está mas tiempo que en la propia casa, rodeado por gente que uno no quiere, y haciendo algo que no lo satisface en lo mas mínimo. No es un club donde se reúnen personas con gustos afines e intereses en común. O sea, bajo esas condiciones lo máximo que se puede lograr, con mucha buena voluntad, es una relación de respetuosa convivencia y algo de compañerismo. En casos excepcionales, una o dos amistades, mas o menos. Pero de ahí a pretender que TODOS somos amigos, es una soberana pelotudez.
Pero claro, igualmente, el día del festejito, todos vamos a brindar, a abrazarnos y a sonreírnos mutuamente fingiendo asquerosamente que nos apreciamos.
(No hay caso, que lo parió. Cuando uno es talentoso es talentoso. Con razón la gente me insulta por la calle, es por la envidia…).
Bien, el problema con esto radica en que no se me ocurre nada. O al menos nada bueno.
Sucede que desde hace un buen tiempo ya, mas precisamente desde que dejé de ser un niño tierno, inocente y bastante gordito, y me contaron que Papá Nuel nunca te trae lo que le ponés en la cartita porque es yanqui y no sabe leer castellano, que esta época de las fiestas me rompe un poquitito las pelotas.
Bueno, un poco.
En realidad, bastante.
Pero no es que tenga algo en contra de la Navidad en si misma. De hecho hay veces en que me permito disfrutar del ambiente, de ver las calles adornadas, las casas y los negocios decorados y llenos de lucecitas, con los arbolitos y todo el marketing.
Eso no está mal, alegra la vista, y me recuerda ciertos momentos de mi infancia, lo cual me pone relativamente de buen humor.
Lo que me molesta y arruina todo, es la falsa "actitud navideña" de alguna gente.
Porque si hay algo que detesto, en general y en todos los aspectos de la vida, es la hipocresía; y eso, en esta época, parece estar como exacerbado.
No es que con esto esté descubriendo el agua tibia, ni la pólvora, ni que el dinosaurio Barney es un reverendo pelotudo, pero es notable como se pone de falsa cierta gente con la llegada de las fiestas.
Tomemos por ejemplo los clásicos festejos navideños o despedidas de año en los lugares de trabajo.
Personas miserables que durante todo el año intentaron cagarte de todas las formas posibles, vienen y con la mejor cara de bondad te desean "Muchas Felicidades".
Otros energúmenos que en cada oportunidad que tuvieron se despacharon a gusto hablando pestes por detrás, y tratando de ensuciarte de la manera mas baja posible, se acercan a desearte "Lo mejor".
Y ni hablar cuando se les ocurre la grasada intergaláctica de jugar al "amigo invisible". Por favor!! Que estupidez!! ¿Qué se le regala a una persona que se detesta? ¿O a alguien que solo se conoce de vista porque jamás se ha intercambiado mas que un saludo y, encima, de compromiso? ¿Por qué debería yo gastar mi valioso efectivo en un obsequio para alguien que apenas conozco, solo porque a algún infeliz con demasiado tiempo libre se le ocurrió organizar ese juego estúpido?
Convengamos en que el lugar de trabajo es un sitio generalmente horrible, en donde se está mas tiempo que en la propia casa, rodeado por gente que uno no quiere, y haciendo algo que no lo satisface en lo mas mínimo. No es un club donde se reúnen personas con gustos afines e intereses en común. O sea, bajo esas condiciones lo máximo que se puede lograr, con mucha buena voluntad, es una relación de respetuosa convivencia y algo de compañerismo. En casos excepcionales, una o dos amistades, mas o menos. Pero de ahí a pretender que TODOS somos amigos, es una soberana pelotudez.
Pero claro, igualmente, el día del festejito, todos vamos a brindar, a abrazarnos y a sonreírnos mutuamente fingiendo asquerosamente que nos apreciamos.
Chin chin. Salud!. Un asco.
Como si fuera poco, en esta época, además de falsa, la gente se vuelve mas molesta que de costumbre, lo cual ya es mucho decir.
Anda como poseída, embobada, de negocio en negocio, comprando compulsivamente las mas variadas boludeces, intentando encontrar el obsequio mas adecuado, y en lo posible mas barato, para cada obsequiado.
Merecen un párrafo aparte ese febril ejército de idiotas, conformado por el 90% de la población aproximadamente, que deja todo para última hora y a los que suele verse entonces correr por las calles, desaforados, con los ojos desorbitados, profiriendo gritos en lenguas ininteligibles, y arrojándose de cabeza en cuanto negocio abierto se le ponga en el camino, a veces incluso a través de las vidrieras, con el fin de hacerse de los regalitos para poner en el arbolito, o conseguir "eso" que le falta para completar la cena navideña, como si de ello dependiera su vida entera.
He llegado a ver dos señoras mayores batiéndose a duelo, puñal en mano, para quedarse con el último par de medias azules de nylon, que ambas deseaban para regalar a sus respectivos nietos.
Los comerciantes, por su parte, enardecidos hasta el borde del orgasmo por el tsunami de ventas y la voracidad consumista de la marea humana, atienden con una artificial sonrisa de oreja a oreja, y al momento de culminar la transacción, indefectiblemente, despiden la cliente con un amabilísimo y automático "Felices Fiestas" mientras le dan la bolsita y le niegan la factura haciéndose bien los boludos.
Todo, sin embargo, parece envuelto en un maravilloso ambiente de hermandad, armonía, cordialidad y buenos deseos.
Lo triste es que este halo de bondad dura … lo que duran las fiestas.
Después, como por arte de magia, todo vuelve a la normalidad.
O sea, todos nos volvemos a putear, a tratar mal, a cagarnos por la espalda y a desear que el mundo estalle en mil pedazos y no quede ni el loro.
Todos vuelven a ser lo que eran.
¿Me pregunto cuál es el sentido de "jugar a ser buenos" por dos semanas? No lo sé, me respondo, hablándome solo como un loquito.
Al igual que las matemáticas, es algo que mi escaso intelecto no llega a comprender.
Todo, sin embargo, parece envuelto en un maravilloso ambiente de hermandad, armonía, cordialidad y buenos deseos.
Lo triste es que este halo de bondad dura … lo que duran las fiestas.
Después, como por arte de magia, todo vuelve a la normalidad.
O sea, todos nos volvemos a putear, a tratar mal, a cagarnos por la espalda y a desear que el mundo estalle en mil pedazos y no quede ni el loro.
Todos vuelven a ser lo que eran.
¿Me pregunto cuál es el sentido de "jugar a ser buenos" por dos semanas? No lo sé, me respondo, hablándome solo como un loquito.
Al igual que las matemáticas, es algo que mi escaso intelecto no llega a comprender.
Yingun Bell Yingun Bell… Una paparruchada
Este mismo círculo vicioso festivo navideño (inicio de época navideña –> bondad y armonía –> saludos –> culminación de época navideña –> odio y desprecio hasta el próximo inicio de época navideña) se da, además, en el ámbito familiar, el cual al ser mas limitado en extensión y cantidad de integrantes provoca una aceleración en el desarrollo de los eventos.
Parientes que en el fondo nunca se pudieron ni ver, se sientan a la mesa y comparten la cena en un ambiente de sana camaradería y alegre convivencia.
Llegadas las doce, todos se abrazan emocionados y felices.
Claro que, inmediatamente después de unos cuantos vinitos, algunas cervezas, la sidra, el ananá fizz, la fresita, el champagne berretón y demás etcéteras de variada graduación alcohólica, la cordialidad va decreciendo y paulatinamente la cosa puede empezar a ponerse rara.
Parientes que en el fondo nunca se pudieron ni ver, se sientan a la mesa y comparten la cena en un ambiente de sana camaradería y alegre convivencia.
Llegadas las doce, todos se abrazan emocionados y felices.
Claro que, inmediatamente después de unos cuantos vinitos, algunas cervezas, la sidra, el ananá fizz, la fresita, el champagne berretón y demás etcéteras de variada graduación alcohólica, la cordialidad va decreciendo y paulatinamente la cosa puede empezar a ponerse rara.
Cronológicamente sería mas o menos así:
19:00 hs.: Arribo de los diferentes familiares a la casa. Saludos efusivos y abrazos. Emoción y reencuentros.
20:00 hs.: Vermouth y picadita. Anécdotas, bromas y alegría.
21:00 hs.: Entrada. Vithel toné, matambre con rusa y pionono primavera. Vino y cerveza. Ambiente de cordialidad y recuerdos de familia.
21:30 hs.: Cena. Abundante lechón generosamente adobado, pollo frío, algo de asado, ensaladas varias. Mas vino y mas cerveza. Elogio de la comida. Aplausos para la cocinera. Risas. Agradable conversación.
22:15 hs.: Sobremesa. Escarbada de dientes. Desabroche de cinturones y botones. Eructos varios. Mas vino y mas cerveza. Chistes verdes. Primeros signos de ebriedad leve. Risas mas fuertes.
22:30 hs.: Postre. Helado, ensalada de frutas o clericó bien cargadito. Alguien pregunta si no hay un whiscacho.
23:00 hs.: Sobre sobremesa. Whisky. Risas desaforadas. Insinuaciones desubicadas a alguna cuñada medio potable. Preocupante agravamiento de los signos de ebriedad.
23:30 hs.: Pan dulce, nueces, turrones, confites, garrapiñadas, y demás porquerías. Reaparición de unas cervecitas bien fresquitas. Aplausos. Risotadas. Bromas pesadas de dudoso gusto.
23:55 hs.: Reparto de copas. Mas aplausos no se sabe por qué.
00:00 hs.: Descorche de sidras. Brindis. Besos. Abrazos. Deseos de felicidad. Risotadas. Mas aplausos del tío que no para.
00:01 hs.: Aparición de pirotecnia de la mano del tío ebrio. Preocupación generalizada. Advertencias varias. Felicidad de los niños.
00:03 hs.: Llanto de la abuela recordando al abuelo que estiró la pata hace como 10 años. Consolación de la abuela. Broma de mal gusto del tío que ya no debería tomar mas.
00:04 hs.: Encendido de pirotecnia. Estallidos varios. Aplausos del tío que está como loco. Risas, saltitos y aplausos de los niños.
00:05 hs.: Llanto desaforado de los niños ante la prohibición de encender la pirotecnia ellos mismos.
00:06 hs.: Otro descorche de sidra. Impacto del corcho en la frente de la nona que cae estrepitosamente. Preocupación y nerviosismo.
00:07 hs.: Risa descontrolada del tío que sigue tirando cuetes sin el menor cuidado mientras bebe la sidra directamente de la botella.
00:08 hs.: Molesta insistencia de niños para jugar con pirotecnia. Retos, tirones de orejas, y algún sopapo correctivo por parte de los respectivos padres para reafirmar la negativa. Intimación al tío para que ya se deje de joder con los cuetes. Descorche de un ananá fizz.
00:10 hs.: Apertura de obsequios para desviar la atención de la pirotecnia. Cara de desilusión de los niños al recibir medias. Llanto desconsolado del mas pequeño que quería un Power Ranger.
00:15 hs.: Nuevo descorche de sidra, una Fresita y un champagne. El tío le entra a lo que queda del whisky. Solicitud de la tía para que ya deje de tomar y menos mezclando.
00:15:01 hs.: Insultos irreproducibles del tío en respuesta a dicha solicitud.
00:16 hs.: Intervención del cuñado que también ya está picadito. Acotación del dueño de casa que no se queda atrás en la carrera etílica. Grito de la tía solterona llamando a la calma. Tensión. Miradas de reojo. Temor de que se esté por ir todo al carajo.
00:20 hs.: Descorche de una nueva sidra por parte del tío al grito de "Viva Perón carajo!!". Intento del cuñado de sacársela de las manos. Rotura de un par de copas durante el forcejeo. Gritos de la dueña de casa. Grititos de los niños. Pedido de calma de la abuela.
00:30 hs.: Discusión entre el tío, el cuñado, el papá y la tía solterona que se mete. Primeros lanzamientos de garrapiñadas y trozos de turrón en tren agresivo.
00:35 hs.: Descontrol del tío ya completamente ebrio. Insinuaciones que ponen en duda la buena moral de la tía solterona. Reflote de viejas deudas personales y monetarias. Insultos. Gritos. Eructos. Amenazas varias. Desafíos a salir a la calle a arreglar las cosas. Mas insultos.
00:40 hs.: Intento de retiro de las bebidas de la mesa de parte de la dueña de casa. Irritación del tío que se pone agresivo mal y la insulta tratándola de puta barata. Reacción del dueño de casa que increpa al tío. Intento de intercambio de golpes de puño, patadas y escupitajos, todos fallidos dado el estado de ebriedad de ambos, lo cual entorpece los sentidos y la coordinación motora.
00:47 hs.: Llamamiento a la calma de la nona. Insultos a la nona. Intervención del cuñado. Insultos al cuñado tratándolo de cornudo infeliz. Respuesta del cuñado que llama "Borracho hijo de puta" al tío mientras le arroja un golpe. Caída estrepitosa del tío sobre el arbolito.
00:48 hs.: Cortocircuitos e incendio de las luces del arbolito. Gritos y llanto de los niños aterrados. Gritos desesperados de la dueña de casa. Intento infructuoso del dueño de casa de apagar el foco ígneo con media botella de ananá fizz. Llanto de la nona recordando al nono en un pésimo momento. Insultos del cuñado. Corrida del tío en llamas hacia el patio. Risa de los niños que piensan que es un juego.
00:49 hs.: Apagado del tío con restos de bebidas. Aplausos de los niños. Desmayo de la nona. Llanto de la dueña de casa junto a los restos chamuscados y humeantes del arbolito. Insultos cruzados y recriminaciones varias en inentendible idioma.
00:55 hs.: Culminación del festejo ya completamente arruinado. Despedida bajo amenaza de los invitados. Pedido del tío de una sidrita bien fresquita para el camino. Expulsión del tío a patadas en el orto.
O sea, para la una y media de la mañana, la familia unida ya es solo un lejano y melancólico recuerdo, y todo es un quilombo de gente borracha insultándose, pasándose facturas viejas y arrojándose pedazos de pan dulce.
En pocas palabras: esta época puede llegar a ser una verdadera porquería.
Lo único bueno que tienen las fiestas es que son una excusa perfecta para comer como verdaderos cerdos, y beber como … bueno, como cerdos con graves problemas de alcoholismo.
Y eso, en definitiva, es triste.
Ya nadie parece recordar el verdadero espíritu de la Navidad, ni lo que significa, ni nada de eso.
Nadie le canta el feliz cumpleaños al pobre de Jesús, aunque la fecha no tenga nada que ver y sea un invento del Concilio de Nicea para expandir la religión cristiana (que tipo culto que soy por Dios!!).
Pero lo peor de todo, creo yo, es que prácticamente ya nadie desea felicidades de corazón.
En pocas palabras: esta época puede llegar a ser una verdadera porquería.
Lo único bueno que tienen las fiestas es que son una excusa perfecta para comer como verdaderos cerdos, y beber como … bueno, como cerdos con graves problemas de alcoholismo.
Y eso, en definitiva, es triste.
Ya nadie parece recordar el verdadero espíritu de la Navidad, ni lo que significa, ni nada de eso.
Nadie le canta el feliz cumpleaños al pobre de Jesús, aunque la fecha no tenga nada que ver y sea un invento del Concilio de Nicea para expandir la religión cristiana (que tipo culto que soy por Dios!!).
Pero lo peor de todo, creo yo, es que prácticamente ya nadie desea felicidades de corazón.
Sin embargo, a pesar de todo esto, a pesar de que me sigue molestando terriblemente la actitud falsa de la gente, y solo por razones que no viene al caso detallar, he decidido que, de ahora en mas, voy a intentar disfrutar de las fiestas todo lo que pueda.
Porque yo soy así. Impredecible, alocado y, además, me puedo contradecir veinte veces en el mismo párrafo sin que se me mueva un pelo.
Y además porque como en todo, no hay que dejar que unas pocas cosas malas arruinen la intrínseca belleza de algo.
Para que las cosas cambien, hay que empezar por cambiar uno; así que en lugar de fijarme en lo que odio de las fiestas, le voy a prestar atención sólo a lo que me gusta de ellas.
Voy a intentar pasarla bien, divertirme y festejar junto a la gente que quiero.
Ahora bien, que quede claro que dije "intentar", por lo que como diría el finado Tu Sam "puede fallar".
Y si se diera el caso de que no me funcione y no me divierta y no la pase mas o menos bien, pues lo siento mucho, pero tendré que volver a ser yo mismo, y no me quedará mas remedio que proceder a incendiar cuanto arbolito se me ponga adelante, a cortar los cables de las lucecitas que adornen ventanas y rejas, a destrozar los adornos de las puertas, a robarme los juguetes y demás regalos solo para hacerlos pedazos, y luego, fuertemente armado y parapetado en mi terraza, abrir fuego contra todo aquel molesto energúmeno que tenga el tupé de mostrar el mas mísero signo de felicidad navideña en la calle.
Porque yo soy así. Impredecible, alocado y, además, me puedo contradecir veinte veces en el mismo párrafo sin que se me mueva un pelo.
Y además porque como en todo, no hay que dejar que unas pocas cosas malas arruinen la intrínseca belleza de algo.
Para que las cosas cambien, hay que empezar por cambiar uno; así que en lugar de fijarme en lo que odio de las fiestas, le voy a prestar atención sólo a lo que me gusta de ellas.
Voy a intentar pasarla bien, divertirme y festejar junto a la gente que quiero.
Ahora bien, que quede claro que dije "intentar", por lo que como diría el finado Tu Sam "puede fallar".
Y si se diera el caso de que no me funcione y no me divierta y no la pase mas o menos bien, pues lo siento mucho, pero tendré que volver a ser yo mismo, y no me quedará mas remedio que proceder a incendiar cuanto arbolito se me ponga adelante, a cortar los cables de las lucecitas que adornen ventanas y rejas, a destrozar los adornos de las puertas, a robarme los juguetes y demás regalos solo para hacerlos pedazos, y luego, fuertemente armado y parapetado en mi terraza, abrir fuego contra todo aquel molesto energúmeno que tenga el tupé de mostrar el mas mísero signo de felicidad navideña en la calle.
Están avisados …
Ah!! Muchas Felicidades!!
2 comentarios:
"Festejar" o "recordar" el espíritu navideño en el trabajo es el empujón final para todo asesino en serie. Saludos y tenga usted una muy feliz navidad...!
La descripci�n minuto a minuto del festejo es apote�tica.
S�lo le falt� el relato mers�n de Osvaldo Pr�ncipi.
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