martes, 7 de abril de 2009

Crítica de cine: CUENTA REGRESIVA

Casi desde sus inicios, el género de “cine catástrofe” ha sido uno de los favoritos de la industria cinematográfica hollywoodense y dentro de él, especialmente en estos últimos años, la temática del Apocalipsis, el fin del mundo y la extinción de la raza humana parece ser algo que siempre garpa.
Así, ya sea por hecatombes climáticas, asteroides que chocan al planeta, desestabilizaciones del núcleo, invasiones alienígenas, epidemia de dengue o lo que sea, el cine parece seguir metiéndonos en la cabeza, siempre de maneras muy vistosas y con mucha superproducción, que un día de estos, de una forma u otra, todos vamos a morir, preferentemente de una manera horrible y dolorosa (Y yo no quiero ser mal agüero, pero si joden tanto por algo será. Para mi que ellos saben algo que nosotros no).
En el caso de esta película en particular, al tema en cuestión de hacernos saber que somos una cagada y que el día que al Universo se le chifle el orto nos borra de la creación en un suspiro, intentan al menos darle un cierto giro filosófico, y deja una ventana abierta, quizás, para una interpretación personal del por qué suceden las cosas.
La historia comienza cuando allá por el año 1959 en una escuela que se estaba inaugurando, las maestras les proponen a los pibes que tiren ideas para mandarse un festejo especial para conmemorar la fecha.
De entre todas las propuestas (rifas, feria de platos, obritas de teatro, petes por $5, etc.) resulta seleccionada la sugerencia de Lucinda, una nena medio rarita, pálida y con cara de loquita, que no habla con nadie y que, encima, escucha voces que le susurran cosas; la cual consistía en hacer una “cápsula del tiempo”.
“¡Eehhh eso no esiste!” gritaron enseguida algunos compañeritos envidiosos “¿Que so'? ¿Einstein so'? ¡Tas re chiflada piba vo'!” y ahí nomás le empezaron a tirar tizas y bollos de papel.
Una vez reestablecido el orden, la maestra les explica a las pequeñas bestias que se llama “cápsula del tiempo” a una especie de tacho de metal (No era muy didáctica la maestra) en cuyo interior los alumnos deberían depositar unos dibujos representando la visión que cada uno tuviera de lo que sería el futuro.
De esa manera, este tacho sería luego enterrado en un sencillo pero emotivo acto el día del festejo por la inauguración oficial del establecimiento y, en cincuenta años, una nueva generación de alumnos lo desenterraría y recibiría esos dibujos, logrando así mandarse un festejo bien baratito pero con mucho significado.
Los pibes aceptan medio a regañadientes porque les parece medio pelotazo la idea, pero se ponen a hacer los dibujos igual porque cualquier cosa es mejor que estudiar.
Así, uno dibujó un robot, otro un cohete, otro una rueda (era medio atrasado), otro un desierto con una solitaria rosa negra (porque era emo), otro un celular (este era un adelantado) y otro una poronga (era un degeneradito de esos que nunca faltan).
Finalizando la hora, la maestra comienza a retirar los trabajos, y cuando llega hasta Lucinda ve que la pibita en lugar de hacer un dibujo había llenado la hoja de números.
“¡Pero será de Dios Lucinda!” le dice la teacher medio fastidiada “¡Un dibujo tenías que hacer! ¡Un dibujo! ¡Me vas a sacar canas verdes! No te mando a la dirección porque tu mamá es la presidenta de la cooperadora que sino … Dame acá mmfmfmfmlocademierdamfmfmrdmgmrrr” y le saca la hoja de un tirón, dejando a la pobre niña con cara de desesperada por no haber terminado su trabajo.
El día del festejo, entonces, después de la entrada de la bandera de ceremonias, de cantar el himno (El de allá, obvio), del discurso de la directora y demás, se procede a enterrar la famosa “cápsula del tiempo” con todos los dibujos adentro (Y dicho sea de paso, no entiendo por que cada vez que muestran el tacho todos los pibes hacen “Waahh" "Uhhhh" "Ahhhhh” como si jamás en su vida hubieran visto un tacho de metal).
En eso la maestra nota que, retirada de todos y mas rara que de costumbre, está la loca Lucinda, mirando todo con cara, valga la redundancia, de loca.
Se da vuelta, vuelve a mirar, y la loquita no estaba mas.
“¡Uh! Se me escapó de nuevo que la reparió” dice la maestra que ya estaba podrida.
El acto finaliza, el tacho queda enterrado, todos se van para su casa y la loca sigue desaparecida.
Hacen venir a la policía, a los bomberos, a la guardia urbana, a los boy scouts y a un montón de gente para ayudar a buscar a la pequeña colifa, pero finalmente es la misma maestra quien la encuentra encerrada en un armario en el sótano del colegio, con todas las uñas ensangrentadas por haber estado arañando la puerta.
“Ay querida” dice la maestra “Vos está mas loca de lo que pensé. Sos una iglesia abandonada, no tenés cura”.
Y ahí nomás y sin solución de continuidad porque el cine es así, el tiempo pasa, y ya estamos cincuenta años después, casi en el día del festejo del colegio donde la nueva generación de alumnos van a recibir los dibujos de la famosa cápsula.
Uno de ellos será Caleb Koestler, un niño medio sordo (O sordo selectivo, o que se hace el sordo, no se bien al final por que cuernos usa un audífono) hijo del profesor John Koestler, quien es un prominente astrofísico que da clases en el Instituto Tecnológico de Massachussets y que, debido a que una reciente tragedia lo dejó viudo, se ha vuelto un hombre sin fe, demasiado sobreprotector y que, además, comienza a tener ciertos problemas con la bebida.
Llega finalmente el día del descubrimiento de la famosa cápsula y, luego del actito de rigor, se procede a repartir a los niños los sobres con los dibujos. Obviamente, al sordito le toca la hoja llena de números que había hecho la pirucha de Lucinda.
Al momento de abrir el sobre y ver los números, a Caleb le empieza a fallar el audífono y oye ruidos anormales e incomprensibles, parecidos a susurros pero muy molestos.
“Puta madre, encima que me toca una hoja pedorra llena de números, esta porquería se me queda sin pilas” rezonga el niño.
Así estaba, viendo a que compañerito podía cagar para cambiarle la hoja, cuando de repente nota que, a la distancia, está siendo observado muy fijamente por un hombre de aspecto extraño, muy pálido, medio parecido a Marley.
“Y si, lo único que me falta hoy es que me rompan el culo” dice el pequeño Caleb bastante molesto con su suerte; así que por las dudas agarra sus cosas y se manda a mudar re caliente.
Una vez en la casa le muestra a su padre (Que ya le había pegado un par de besos a una botella de caña) la hoja que le tocó y éste, en lugar de darle pelota, lo caga a pedos y le dice que eso es de la escuela, que lo tiene que devolver, que el no lo crió para ser chorro, que viva Perón carajo y lo manda a dormir.
John se queda ahí escabiando un rato y así por casualidad (Y porque cuando uno está medio en pedo nada parece del todo irracional) repara en esa hoja llena de números y descubre que algunos parecen tener cierto sentido.
Así, trago va, trago viene, y gracias a Google, empieza a descubrir que en realidad la hoja no está llena de números al azar sino que son fechas, lugares, y números de víctimas fatales de accidentes que han estado ocurriendo en los últimos cincuenta años (Está lo de las Torres Gemelas, lo del tsunami de Indonesia, la asunción de Cristina Kirchner a la Presidencia de Argentina y otros desastres por el estilo), pero además, contiene las fechas de tragedias que aún no han ocurrido y, para peor, culmina con una fecha en especial con un pronóstico inconcluso.
A partir de ese momento la vida del profesor Koestler comenzará a girar casi obsesivamente en torno a esos números y lo llevará a emprender una investigación desesperada, convencido de que encierran un mensaje que debe ser descifrado antes que llegue el día señalado.

La película, en general, resulta entretenida, mezclando la mística con ciertos aspectos deterministas en cuanto a la visión de lo que es el destino, pero en algunos tramos y por el desarrollo de los diálogos puede llegar a tornarse un poco densa.
La trama, si bien comienza siendo interesante e insinúa derivaciones atrapantes, con el correr de tiempo se va debilitando y cayendo en algunos lugares comunes que, para un espectador medio avispado, le quitan bastante de imprevisibilidad, llegando al punto que mas o menos pasando la mitad, uno ya puede ir suponiendo para que lado van a agarrar.
Su punto mas fuerte está dado, sin lugar a dudas, por la excelente realización de las escenas de los accidentes, que pueden llegar a ser de lo mejor que se ha visto en estos últimos años, con una utilización y un manejo de los efectos digitales realmente fantásticos que logran darle un realismo tan grande que por momentos impresiona.
En cuanto a las actuaciones, el rol principal del profesor John Koestler cae en manos del monocorde Nicholas Cage, que continúa fiel a su estilo de no aportar nada en especial a los trabajos que realiza y que, aunque en este caso realiza una labor aceptable, sigue siendo un actor tan difícil de catalogar como el entretejido que tiene en la cabeza.
Lo acompañan Chandler Canterbury como Caleb Koestler, Rose Byrne como Diana Wayland, Lara Robinson como Lucinda Embry y Abby Wayland y Ben Mendelsohn como Phil Beckman entre otros.
La película fue dirigida por Alex Proyas quien cuenta en su haber con trabajos como “El Cuervo”, “Dark City” y la taquillera “Yo, Robot” y que, en este caso, anduvo bastante bien, excepto por el final que es medio bolasero (Salvo que él sea uno de esos que saben cosas que nosotros no).

Calificación: 3 Renegados (Buena. Una mezcla de cine catástrofe, ciencia y mística, con buenos momentos de suspenso, excelentes efectos visuales y un argumento que, aún con altibajos, resulta al final entretenido).

Recomendaciones: Si Ud. es medio paranoico no la vea. Se puede poner mal.
Si Ud. disfruta de las películas en las que uno puede ir descifrando lo que va a pasar, vaya, pero no diga en voz alta como cree que termina porque capaz que lo fajan.
Si Ud. tiene muchos planes para el futuro, vaya, y deprímase viendo que poca cosa somos y que fácil sería hacernos desaparecer.
Si Ud. es Nicholas Cage, macho, asumí de una perra vez que sos pelado y dejá de ponerte esos entretejidos horribles que ya no se sabe que carajo tenés en el marote.

9 comentarios:

Zoqueta dijo...

Antes que nada:
otro una rueda (era medio atrasado)
JAJAJAJAJAJA me ahogué con el aire, riéndome con ese comentario. Paaabre neneeee

Bueno entonces la votación fue favorable para ti, y disfrutaste la peli. Yo me fui al Hoyts de Quilmes el sábado (Te encontraré alguna ve? La próxima voy a gritar RENEGADEEE a ver si estás) (?); a ver "Esperando la Carroza" XDDD. Una película pochoclera si señor, aunque medio cortita.

La de Cage me espera el sábado, me voy feliz cual perdiz con tu crítica.

Salut!

Renegado dijo...

Zoqueta: En realidad, si debo ser sincero, después de heberla visto me quedé con la sensación de que hubiera disfrutado mas ver "Rápidos y furiosos", pero bueno, me debo a mi público (es escaso, pero es mí público).
Dudo que me encuentres en el Hoyts, porque suelo ir al Showcase que me queda bastante mas cerca (solo voy al Hoyts cuando en mi sala dan la película doblada al castellano).
Por lo pronto esta semana se estrena "Dragon Ball Evolución", así que estaré el sábado firmando autógrafos (luego del Mac Donald's de rigor) en el hall de acceso a las salas (y por "firmando autógrafos" quiero decir entrar corriendo empujando a cuanto niño se me cruce para entrar primero).

El Profe dijo...

¡Compro!¡Tres renegados son garantía de buena peli! Como siempre, la crítica re divertida.
Che, esta bien que admires a Bugman pero no pretendas que todos sean pelados ¡ja!Saludos.

Zoqueta dijo...

Nooo, no la vayas a ver por dios que horrible.
Cuando vi el trailer casi me pongo a llorar, no me pueden haber arruinado mi DBZ de esa forma T_T.

braian dijo...

Muy buena critica renegado, antenoche vi rapidos y furiosos,y si te gustaron las anteriores ésta te parecera igual de buena ..
En cuanto a dragon ball evolucion, puedo decir que me arruinaron el anime favorito de mi niñez..
Saludos !

Adriana dijo...

Y q fue de Rapidos y furiosos? aun espero la critica para ir a verla o no! por cierto ese Cage deberia leer a nuestro amigo Bugman jaa!!
Besos

Renegado dijo...

Profe: No es cuestión de pretender que todos sean pelados, sino que los que lo son lo asuman, nada mas (O al menos que se pongan un quincho medianamente creíble).

Zoqueta: Ya lo se. Sé que como fanático de la serie voy a salir caliente, pero debo hacerlo. Es mi obligación. No traten de detenrme.

Braian: Si, seguramente hubiera disfrutado de "Rapidos y Furiosos" y mas con la vuelta de Vin Diesel, pero bueno, como dije antes, me debo a mi audiencia.
Con lo de Dragon Ball, creo que todos coincidimos.

Adriana: Pasó que perdió en la votación y no tendrá crítica. Creí que había quedado claro como era el tema (se ve que me dan una bola bárbara).
Igual, sin haberla visto le diría que vaya a verla igual. Seguro que está buena.

Movimiento Argenlibre dijo...

Estimado Blogger querìa pedir tu ayuda para difundir la Campaña de Fiscales Electorales de Pensamiento Independiente.
Insertando el logo de la campaña en tu Blog.
La dire de la campaña es fiscalesargentina.blogspot.com y ahí estan los datos logos y demás.

Un Gran Saludo

Anónimo dijo...

Que Boquita que tiene el Critico, eh !!