jueves, 30 de agosto de 2007

Sigo acá ...

No. No me morí, por si eso estaban pensando. Ya pueden guardar las flores y las tarjetas de condolencia (y cierta gente que yo sé, se puede meter la botella de champagne para el festejo donde les quepa).
Sigo aquí, en la plácida comodidad de mi hogar, atravesando los últimos días de convalecencia de esta varicela atroz que atentó salvajemente contra mi existencia.
En realidad, y para ser honesto, ya estoy bien, pero como que le tomé mucho el gustito a estar al gas, por lo que haciendo uso de mis múltiples encantos y mi irresistible sex appeal, conseguí que una doctora me extendiera un certificadito por una semana mas, a fin de justificar mi no concurrencia al yugo laboral (Y esto lo cuento aquí confiando plenamente en su discreción. No me manden al frente o me veré obligado a ir a buscarlos uno por uno para matarlos hasta que mueran).
El caso es que, pese a lo avanzado de mi recuperación, aún persisten ciertas molestas secuelas que no dejan de incomodarme sobremanera, como por ejemplo unas repentinas picazones que me toman distraído (algo raro en mi) provocando que me rasque violentamente sin pensarlo demasiado y, como buen animalito que soy, me arranque sendos pedazos de mi humanidad de manera dolorosa e intempestiva, gracias a lo cual algunos sectores de mi cuerpo ya parecen un hermoso pedazo de queso gruyere.
A todo esto, y por la misma causa, aún no puedo ni afeitarme ni cortarme el pelo, por lo que mi actual aspecto tranquilamente podría conseguirme un papel protagónico en la próxima temporada de “LOST” (si me dan a elegir quiero que mi personaje curta con Evangeline Lilly todo el día. Gracias. Si me lo consiguen lo hago gratis).
Ambos, por supuesto, son motivos mas que suficientes para que considere no conveniente volver al trabajo (además, claro, de que detesto profundamente ese lugar, a la mayoría de la gente que allí me rodea, viajar en colectivo todos los días y levantarme temprano para andar a las corridas).
El caso es que, como habrán podido notar, no estuve especialmente productivo durante este breve período de licencia (y si no lo notaron significa que no son lectores habituales así que mucho derecho a quejarse no tienen), pero como ya he mencionado antes, el hecho de estar en mi casa es un factor determinante a la hora de sentarme frente a la pantalla e intentar escribir algo mas o menos decente.
O sea, no puedo hacer todo junto.
Entre que me rasco, grito por el dolor, me seco la sangre, me pongo la curita, me tiro a descansar por el esfuerzo (y la pérdida de sangre), y eso, el tiempo no me alcanza.
La cuestión es que, aparentemente, esta pequeña ausencia ha puesto algo nerviosos a ciertos lectores insensibles, que lejos de compadecerse de mi situación, no han dudado en enviarme ciertos mensajes de tono amenazante, intimándome a que retome de inmediato mi labor o me atenga a las consecuencias (lo que dijeron exactamente fue “sangrientas y extremadamente dolorosas consecuencias”).
Primero me lo tomé a broma y pensé “Ay. Pero que locos lindos que son”, pero cuando encontré mi casilla de mail repleta con fotos de tono decididamente macabro con mensajes como “Esto no será nada comparado con lo que te va a pasar, infeliz” o “Yo que vos escribo mientras aún tenga manos”, ahí ya la sonrisa se me fue transformando en un gesto de preocupación primero, para luego lentamente ir convirtiéndose directamente en una mueca de pánico, por lo que, como uno nunca sabe que clase de loquito peligroso hay del otro lado, concluí que sería una buena decisión ponerme a hacer algo de una buena vez.
El problema radica en que estando acá, digamos que mi vida muy muy interesante no es, así que mucho material como para escribir no tengo (a no ser que quieran que les cuente lo que soñé cuando me dormí en el sofá o de que se trata el libro que intento terminar de leer).
De lo que si podría hablar, aunque a algunos no les guste demasiado, es de televisión, ya que es lo único tan pedorro que siempre te da algo como para criticar, y es de lo que mas he hecho durante estos días.
La macana es que hubo mucho material, y escribir algo sobre cada cosa que pasó haría de este un blog únicamente de espectáculos, cosa que, ya he dicho, no voy a hacer.
También, además, de haberlo hecho debería haber sido en el momento, ya que escribir ahora por ejemplo, sobre el cumpleaños de Sandro, como que ya no tendría gracia.
Aunque pensándolo mejor, el blog es mío y yo puedo escribir sobre lo que se me canta cuando se me canta, especialmente si se me canta en un momento en donde no se me ocurre nada mejor que hacer y estoy presionado por amenazas, como podría ser … ahora.
Es sorprendente ver cada año (Si, si … voy a hablar sobre el cumpleaños de Sandro. No era una joda), la cantidad de viejas al pedo y sin el mas mínimo sentido del ridículo que se agolpan en las puertas de la casa de ese pobre hombre que a duras penas aún respira, y que debe salir a saludarlas aún a riesgo de quedar tieso (en el peor de los sentidos), lo cual de suceder provocaría ahí mismo una ola de desmayos, infartos y ataques de histeria masivos que seguramente harían las delicias de nuestros medios periodísticos.
Siempre me pareció bastante patético el espectáculo brindado por esas docenas de señoras de mas de cincuenta años, ridículamente ataviadas con vinchas, envueltas en banderas cual colegialas de Feliz Domingo, agitando carteles y flameando sus desagradables bombachones al viento, mientras gritan que si lo agarran le van a hacer no se que cantidad de cosas horrendas.
No puedo dejar de pensar en la cantidad de platos sin lavar, camas sin hacer, y pisos sin barrer que han de haber quedado en innumerables casas, gracias a que las denominadas “Nenas” (por favor, un poco de cordura…) estuvieron perdiendo el tiempo ahí todo el santo día.
Lo peor de todo, es que, encima, esas mismas señoras cincuentonas parecen estar absolutamente convencidas de que ese lugar es una especie de túnel del tiempo en donde mágicamente pueden volver a tener veinte años y recuperar el apetecible aspecto de su juventud, por lo que se atreven a gritar entre desencajadas caracjadas de exitación enmarcadas por unos pocos dientes, las mas desubicadas frases de doble sentido, como si eso fuera a resultarle sensual o atractivo a alguien.
Realmente es un espectáculo muy triste de ver.
Aunque, claro, mucho mas triste debe ser para Sandro, ya que año tras año deber enfrentarse a la cruel realidad del paso del tiempo, viendo como su público, aquel que alguna vez estuvo compuesto por centenares de alocadas jovencitas de firmes pechos y redondeadas caderas que se zarandeaban al ritmo de su música, hoy se muestra como una jauría de veteranas menopáusicas en celo, chillonas, mal teñidas y hambrientas de cariño que todavía sueñan con una desenfrenada noche de pasión con su maltrecho ídolo.
En fin, podría seguir hablando de esto, o podría hablar de otros temas de candente actualidad, como por ejemplo que en Gran Hermano tuvieron sexo porque ya no saben que cuernos hacer para que alguien se entusiasme con ese bodrio prearmado; o tal vez podría hacer referencia al clandestino video en el que Wanda Nara aparece lustrando magistralmente una garompa con la lengua con admirable devoción; o quizás debería reflexionar acerca de la trágica depresión que aqueja a la beluga … perdón… quise decir a Silvia Süller por haber sido sentenciada (o nominada, no se cual es cual) por lo que desea sentarse a orillas del mar empastillada para quedarse dormida y que se la lleve la marea (deberá esperar que venga un tsunami, porque de otra manera dudo que el agua la mueva); pero la verdad es que ya me resulta prácticamente imposible concentrarme.
En serio, no puedo.
Ni siquiera puedo quedarme quieto sentado por un tiempo mas o menos prolongado como para elaborar un párrafo completo.
Y no es que tenga mucho que hacer eh. Es que soy un hinchapelotas nomás. Y tengo hambre. Y medio me acalambro.
Con decir que esto lo empecé a escribir anteayer a la mañana, y todavía acá ando, sin saber como redondearlo.
Bueno, por todo esto creo que por ahora ya estaría bien.
Demasiado que estando convaleciente me tomo la molestia de escribir algo (Y conste que no fue por temor a las amenazas … Bueno, un poco si …. Nunca se sabe).

En fin…

¿Están esperando un remate ingenioso e hilarante?

No hay. Se los debo. En su lugar les dejo un chistecito gráfico que encontré por ahí y que además tiene una enseñanza de vida (Porque en este lugar no solo se entretiene, también se aprende).



Bueno che. Peor es nada.

martes, 21 de agosto de 2007

Acá ando ... haciendo roncha

Ante todo quisiera agradecer muy especialmente a las miles de fervientes muestras de preocupación y afecto recibidas, tanto en forma de comentarios, como así también en postales y cartas a mi correo personal, las cuales me han demostrado cabalmente cuanto es que se ha notado mi ausencia durante estos días, y lo pendientes que están, como lectores de este sitio, de mi bienestar.
Es reconfortante sentirse así de querido, y mucho mas aún cuando uno se encuentra atravesando una situación tan límite, tan difícil, tan de vida o muerte, como la que estoy pasando yo en estos momentos.
De verdad, de todo corazón … muchas gracias.

Ah; y por si alguno no lo notó, estoy siendo SARCÁSTICO.

Pasa mas de una semana COMPLETA sin que el blog sufra una modificación mínima, lo cual tranquilamente podría indicar que fui secuestrado por alienígenas, salvajemente asesinado por sicarios, o transportado ilegalmente en una valija, y a nadie le calienta.
Ni UN solo comentario diciendo “Eh loco. ¿Te pasó algo?”, o “¿Todo bien? Se te extraña” o “No puedo vivir sin tus artículos oh gran diviniad de la literatura virtual. Concededme la dicha de enviarme una letra aunque sea. Salve oh Grandioso!!” o algo así.
Nada. Cero. Ni una mísera muestra de cariño o interés.
Claro, total, a quien le importa.
Eso si; que escriba mas corto, que ponga los comentarios así o asá, que me bañe, que no eructe en la mesa, para pedir esas cosas si tienen tiempo, pero para saber si estoy vivo o muerto, no.
Bueno, en fin; se ve que el mundo del espectáculo es así.
Ya había escuchado por ahí esto de que el público es un amante ingrato.
Para aquellos a los que les interese (o sea, aparentemente a nadie en absoluto) les cuento que mi ausencia de estos días se debió a un inesperado problema de salud que me mantuvo alejado de prácticamente todo, en especial de las ganas de hacer algo.
Mas precisamente, y para llamar a las cosas por su nombre, lo que tuve y aún tengo es… varicela.
Si. Como lo leen. Yo, un boludón de 35 años, tengo varicela. (Y agradecería que por favor borraran esa estúpida sonrisita de sus rostros. Esto no es gracioso. Y recuerden que están en capilla).
Tal vez a alguien le pueda resultar algo inofensivo, o simplemente una muy buena excusa para quedarse guardado en casa haciendo huevo (esto último, por ejemplo, fue lo primero que pensé luego de putear hasta en arameo por la insoportable picazón), pero luego, investigando en esa inagotable fuente de información dudosa que es internet, descubrí algo tan interesante como perturbador.
Resulta que de adulto la varicela es mucho mas peligrosa que de niño.
De hecho en casi todos los sitios que visité se utiliza la simpática expresión “potencialmente mortal”.
Para ser mas específico, cuenta la leyenda (o las investigaciones médicas, no se, es todo lo mismo) que luego del “brote”, entre el 4to. y el 8vo. día, un adulto puede desarrollar complicaciones tales como neumonía, bronconeumonía, encefalitis, y no se que otras aberrantes formas de morirse sufriendo como un boludo.
O sea, hago números y caigo en la cuenta de que aún estoy en serio peligro de estirar la pata.
Ya lo único que me faltaría para cerrar una vida bastante poco engalanada por el éxito y la fortuna, sería morirme entre convulsiones y con la cara llena de marquitas, humillantemente derrotado por un patético virus al cual hasta el sistema inmune de un niño de 6 años combatiría con sobrada eficacia.
No moriré en medio de una batalla con espadas, mirando a los ojos de mi enemigo, al grito de “¡¡¡This is Sparta!!!” como hubiera querido, o salvando al planeta de una invasión extraterrestre, o golpeado por una bala de kryptonita. No. Moriré por una complicación de una miserable varicela.
Sería vergonzoso.
Ya veo que en mi lápida la inscripción va a ser “A este nabo lo mató la varicela. Hay que ser papafrita eh”.
Pero eso no es todo.
Otra de las desventajas de padecer esta porquería ahora de grande es el temita este de las marcas.
De niño, uno es una suave y lampiña bola de carne, que luego de sufrir el escozor y la incomodidad de no rascarse, solo debe esperar a que todo cicatrice y las cascaritas se desprendan por si solas de la piel sana, quedando todo como nuevo en el transcurso de algunos días.
Sin embargo, de adulto (joven adulto), uno ya ha desarrollado ciertos rasgos característicos como el vello corporal, el cual empeora, y mucho, este sencillo proceso anteriormente explicado (Cabe destacar que el brote, además, es un irrespetuoso que no considera intimidad alguna, manifestándose en lugares muy poco afortunados, que llevan a la víctima casi al borde de la desesperación y la insanía).
Para peor me afectó justo cuando ya me tocaba ir a la peluquería y luego de una semana y media de no afeitarme.
O sea, estoy todo barbudo y con el pelo largo y desprolijo y debo permanecer así hasta que no quede rastro alguno de esta simpática enfermedad (lo cual quiere decir que para ese momento tendré que soportar que la gente en la calle me persiga al grito de “¡¡Foto con el Yeti!! Fooooto foto foto foto...”).
A todo esto sumémosle que siendo niño la única vida social que uno desarrolla está dada por la concurrencia a la escuela y alguna que otra actividad menor (cosas que habitualmente quedan descartadas al primer indicio del padecimiento), pero no mucho mas que eso, por lo que el tener que mostrarse con la cara llena de horrendas marcas oscuras no influye en gran medida en su autoestima (principalmente porque la varicela es una enfermedad muy común en la infancia y no es nada extraño).
Pero uno no tiene esa suerte.
Uno debe (o debería, luego de los pocos días en que se siente mal) concurrir a su trabajo, viajar en el transporte público, hablar con gente, y seguir como si nada, sabiendo que parte de su rostro parece una fotografía aérea del centro de Irak, simulando que eso no le afecta para nada mientras no puede dejar de notar las miradas clavadas, las preguntas pelotudas y los malos chistes de peor gusto.
Para evitar esta situación, debido a que no tengo la gracia de contar con la paciencia como una de mis mejores virtudes y porque no quisiera tener que andar mandando al carajo a todo el mundo; pero fundamentalmente también porque no puedo descuidar mi avasallante imagen de sex symbol, he decidido no regresar al mundo exterior hasta que se me haya borrado hasta el último vestigio de cicatriz en el rostro, sin importarme cuanto tiempo me tome.
Lo siento mucho pero hay cosas que son prioridad, como mi atractiva apariencia, y otras que no, como ir a trabajar.
De hecho, esto lo estoy escribiendo desde la santidad de mi hogar, lo cual hace que el proceso de escritura sea mucho mas cómodo y placentero, pero a la vez mas extenso, ya que tengo una asombrosa habilidad para distraerme con cualquier cosa, y entre párrafo y párrafo, me veo impulsado a realizar otras tareas como comer algo, mirar televisión, tirarme a dormir en el sofá, leer algo, tirarme a dormir en la cama, tirarme en el sofá otra vez, y demás satisfactorias actividades, propias del alpedista profesional.
Por eso, si notan cierta incoherencia en la redacción, en el hilado de ideas o algo así, ya saben por que es.
Bueno, por hoy está bien.
No tengo mucho mas para contar, ni muchas ganas de escribir ( o sea, ganas por ahí si, pero tengo cosas que hacer como ya dije. Ahora por ejemplo tengo que prepararme para cenar, a pesar de que esto lo empecé a escribir hoy a la mañana).
Después de todo estoy convaleciente y no debo esforzarme demasiado, a ver si me da una recaída.

Pero claro, si eso pasa, a quien le interesa.

Dejen , dejen. No se preocupen. Yo voy a estar bien.

Por las dudas ... Adiós.

jueves, 9 de agosto de 2007

Seguimos con la tele...

Tiempo estimado de lectura: Entre quince y veinte minutos, así a groso modo. Por ahí un poco menos, si lo lee así sin demasiada voluntad.

Enfundado nuevamente en el traje de experto analista en contenidos televisivos que tan bien me quedó la otra vez, y valiéndome de un método tan bajo y miserable como escribir acerca de estos temas para atraer mas visitas, voy a ocuparme (mas o menos, tampoco me voy a quemar las pestañas) de este nuevo enfrentamiento que ha comenzado en la noche de ayer entre esos ya clásicos "tanques" del raiting que son Gran Hermano y el Baile del Caño en el programa del bobo de Tinelli.
Y no quiere decir esto, de ninguna manera, que este vaya a ser exclusivamente el tema a tratar de ahora en mas en este sitio (y esta es una aclaración dirigida a algunos de mis mas exquisitos lectores, que pueden llegar a ofenderse si ello ocurriera), sino que como hombre público, escritor consagrado y estrella mediática, me debo a mi público en su totalidad, sin excepción, por lo que es menester que dé a cada uno algo de lo que desea de vez en cuando (y además porque aprovecho la volada de que esto está de moda ahora, y seguro que algunos giles que entran por buscador van a caer acá.
Si Ud. es uno de ellos, quiero aclararle que el término "giles" está dicho con todo respeto y cariñosamente. No creo que Ud. sea un gil. Para nada. No se vaya. Fue una jodita. No sea tan sensible tampoco...).
Con eso en mente, y absolutamente decidido a llevar a cabo mi tarea con la mayor seriedad, me dispuse a trazar la estrategia mas efectiva posible a fin de poder realizar una concienzuda observación y posterior análisis de ambos shows, teniendo en cuenta la dificultad de que ambos se emiten a la misma hora (como experto en la materia les cuento que esto es así "a propósito". O sea, es una maquinada de los dueños de los canales para ver quien la tiene mas grande).
Me pareció que lo mejor sería, quizás, dedicarle una hora a cada uno, en forma alternada (total duran un montón. Deben creer que la gente al otro día no trabaja) intentando, de tanto en tanto, aprovechar las tandas publicitarias para "espiar" lo que pasaba en el otro canal y así, munido de una libretita, asentar mis observaciones y sensaciones para luego plasmarlas en este lugar en la forma de un minucioso informe.
Encontrándome ya completamente preparado y dispuesto para comenzar, me di cuenta de que era miércoles, y de que en el canal FOX estaba "24", así que, de inmediato y sin pensarlo dos veces, tiré la libretita a la mierda, mandé todo al carajo y acomodándome panchamente en el sofá, por supuesto me dispuse a mirar esa excelente serie que está buenísima.
Por si alguno se la perdió le cuento: resulta que finalmente Jack consigue detener a Fayed, el terrorista musulmán, y recuperar las dos bombas atómicas que se había robado y con las que pensaba hacer volar alguna ciudad importante de EEUU.
Cuando todo parece haberse solucionado, y mientras todos se felicitan entre si por el éxito de la misión, Jack recibe una llamada del chino que lo había tenido secuestrado y torturado durante dos años, para decirle que tiene prisionera a Audrey Raines, que era la mina que andaba con Jack cuando lo capturaron y a quien todos creían muerta.
El chino le dice a Jack que para recuperar a Audrey tiene que robarse un subcircuito de una de las bombas recuperadas (que aparentemente le permitiría al gobierno Chino traspasar todos los sistemas de defensa rusos) y entregárselo a él, y que si no lo hace la mina es boleta (esta vez de verdad).
Y ahí se pudre todo porque hacer eso pondría al mundo al borde de una guerra nuclear.
Encima el presidente Palmer, que lo banca en todo a Jack, sufre una hemorragia cerebral producto de las heridas que sufrió durante un atentado perpetrado por miembros de su mismo gobierno, por lo que asume el vicepresidente Daniels que es un gordo hijo de puta que siempre le quiso serruchar el piso, y que manda a suspender todo y a capturar al pobre Jack, complicándole la vida de nuevo (este pobre hombre no gana para disgustos).
Pero bueno, me parece que me entusiasmé y me fui por las ramas.
Es que entre una serie como esa, y las pedorras ofertas de la televisión local, creo que mucho mucho no hay que pensar a la hora de elegir de que hablar.
En fin, la cosa es que luego de finalizado este emocionante capítulo de "24", todavía me quedaban unas horas para ver algo de GH y del Baile del Caño, así que no hubo problemas.
La tarea aún podía realizarse.
Total no es que esos programas tengan EL contenido para analizar.
Muy complicados que digamos no son.
Basta con ver un poco para saber mas o menos de que se trata.
Sin embargo ya era medio tarde y tenía sueño (ayer tuve un día bastante agotador), así que al final pude ver muy poquitito de cada uno, mitad porque realmente son dos programas aburridísimos, mitad porque me quedaba medio dormido, y eso me ponía de mal humor (y además cuando me duermo así en el sofá, no se como pero hago zapping dormido, y cuando me despierto me olvido de lo que estaba mirando).
Debido a todas esas circunstancias atenuantes, y por esta vez, el informe se reducirá a una pequeña referencia de cada programa a manera de somera introducción, basada únicamente en los escasos minutos que vi, dejando los análisis en profundidad para mas adelante (si tengo ganas y si no hay nada mejor que ver).

Bien, en primer lugar, arrojé una moneda al aire para decidir por cual empezaba.
Como se me cayó atrás de un mueble y no vi que salió, empecé por cualquiera y resultó ser el Baile del Caño.
De ser yo una persona mas o menos afortunada, podría haber agarrado justo la presentación de algún apetecible espécimen femenino de sensuales y firmes curvas, como para que se justificara en parte el tiempo invertido en ver esa idiotez en lugar de aprovecharlo yéndome a dormir; pero no.
Mi clásica suerte determinó que justo, justo, en ese preciso momento, estuviera bailando Silvia Süller.
Y ante esa dantesca visión solo puedo decir "¡Por Dios que espectáculo desagradable!".
La mina no solo está hecha una chancha horrenda (en realidad nunca fue algo agradable, pero ahora está mas vieja y es peor), sino que verla intentar ser sensual moviéndose grotescamente alrededor de ese pobre caño y haciendo figuras de piso, era como ver a la beluga del acuario de Mar del Plata en baby doll sufriendo un colapso respiratorio. Una verdadera tristeza.
Su gracia para bailar (al igual que su peso) rivaliza con la de un elefante marino, y encima el pobre pibe que baila con ella era una miseria que pesaría no mas de 50 kg..
Cada vez que tenía que levantarla o tratar de moverla, creo que el flaco se hacía caca encima.
Por supuesto, y como no iba a ser de otra manera, el penoso número terminó con la gorda sacándose completamente el corpiño (al pedo ya que durante casi todo el baile tuvo una teta afuera), en un burdo intento por generar algún tipo de excitación en la audiencia, lo cual dado el calamitoso estado de esas carnes lejos estuvo de ser algo erótico, sensual, o apenas interesante, como para lograr ese objetivo.
Este patético cuadro se completó, como es habitual, con el pelotudo a pedal de Tinelli gritando estupideces a cada rato, haciéndose el sorprendido y el ocurrente; con los infelices que gritan cosas en off creyendo que son re graciosos, y con el jurado de notables (¿notables en que? .. no se, nadie sabe…) creyéndose que son las autoridades mas representativas y calificadas del medio artístico nacional, evaluando vaya uno a saber que, porque no creo que ninguno de ellos tenga la capacidad de evaluar algo en serio.
Resumiendo: este programa es simplemente la televisación de un triste cabaret de cuarta, pero hecho con mucha plata.

En cuanto a Gran Hermano, vi (ya medio con un ojo cerrado y algo de babita en la comisura de los labios) solo la llegada de los últimos salames que entraron a "la casa".
Como conductor sigue estando esa repugnante pila de estiércol caminante que es Jorge Rial, siempre luciendo ese solapado gesto de satisfacción por creerse alguien importante y exitoso, y tratando infructuosamente de darle alguna clase de "sentimiento" o emoción a los distintos momentos del programa, cosa que no logra ni por asomo.
De este programa, lo que llama poderosamente la atención es la ya grosera falta de objetividad al elegir a los participantes y lo poco naturales que resultan.
O sea, los 18 muertos que entraron ayer, ya entraron canchereando todo, y completamente creídos que ya solo por estar ahí se habían convertido en estrellas consagradas.
Cualquiera con un mínimo sentido de la observación habrá notado que cada uno de los participantes ya contaba con su "personaje" muy bien definido y estudiado.
Están las minitas lindas, la loquita, el serio, el gordo bueno y ordinario, los carilindos, el banana, el gracioso, el buenito, y otras subespecies mas, entre ellas un par de flacos que de verlos nomás ya dan ganas de caerles a trompadas, sin motivo mas que el hecho de que sus caras lo piden a gritos.
Algún que otro idiota, incluso, ya tiene su propio "latiguillo" con la secreta y estúpida intención de ver si lo puede poner de moda para después tener algo que contarle a sus nietos y morir creyendo que hizo algo de su inútil vida.
Todo, en este supuesto "reallity", está viciado por la sensación de que nada de lo que allí sucede es espontáneo, sino que cada cosa fue cuidadosamente estudiada y guionada.
Es un programa que se ha vuelto es cada vez mas artificial, menos atractivo, y mas berreta (eso si es que alguna vez fue otra cosa).
No sé que tendrá en la cabeza la gente que lo sigue que no se da cuenta, pero me parece bastante pelotudo engancharse en serio con algo así.

En síntesis, si estos son los dos programas mas vistos de nuestra benemérita televisión argentina, al menos nos dan una clara muestra del nivel paupérrimo de mentalidad que reina hoy en día, lo cual explicaría, en parte, porque a este país le va como le va, porque vota siempre como el culo, y por que cuernos nunca dejamos de ser una republiqueta bananera que vive quejándose de todo pero que no es capaz de ponerse las pilas para cambiar algo.
Son dos programas conceptualmente tan ordinarios, de lineamientos tan simplistas y chatos, que si uno se tomara el trabajo de criticarlos a conciencia, se podría escribir un libro completo tan solo con las situaciones ridículas que allí se desarrollan.
Yo no voy a hacer eso (aunque seguramente me daría mas ganancias que esto) y solo me limitaré a usar este tema de tanto en tanto, cuando no se me ocurra nada sobre que escribir, o cuando sucedan cosas tan patéticas que no pueden pasarse por alto y no pueda evitar burlarme de ello hasta el cansancio.
Sin embargo para esto debería, aunque sea una vez, ver ambos programas completos, lo cual me insumiría bastante tiempo, paciencia, y encima electricidad (con lo cara que está), y esto no es algo que me llene de entusiasmo precisamente.

Veremos si lo llego a hacer. No sé. No prometo nada.

Por el momento confórmense con esto solo.

Soy una persona ocupada, no puedo hacer todo.

martes, 7 de agosto de 2007

Educación infantil

Tiempo estimado de lectura: No se. Depende de que tan rápido pueda leer.

Bueno, al fin, y gracias a todos los dioses de todos los cielos, se terminaron las benditas vacaciones de invierno, y con ellas el despótico reinado de esas pequeñas, molestas, y ruidosas cosas llamadas niños.
Finalmente se puede volver a pisar libremente la calle, ir al cine a ver películas como la gente en su idioma original, sentarse a tomar algo en algún sitio tranquilo, o simplemente existir, sin verse rodeado automáticamente por una horda de salvajes criaturas chillonas de menos de un metro de altura que empujan, corren, gritan, tiran cosas, ensucian, y ponen a prueba segundo a segundo los tensos límites de la poca paciencia de la que uno apenas dispone.
Yo no sé quien inventó esto de las vacaciones de invierno, pero creo que definitivamente es algo que debería haber sido abolido ya desde hace tiempo (por ejemplo desde el momento mismo en que yo ya no tuve edad para disfrutarlas).
Además, no sé si será solo una idea mía (que soy medio asqueroso), pero me da la sensación de que las cosas ya no son como antes.
¿Cómo es eso de que ahora porque los niños están de vacaciones hay que tenerlos entretenidos y agasajados durante las 24 horas, de cada día, durante las dos semanas? ¿A quien cuernos se le ocurrió semejante cosa?
Yo recuerdo que cuando era chico (no hace tanto tampoco, teniendo en cuenta que todavía soy casi un mozalbete), la gracia de las vacaciones de invierno era simplemente que no había que ir a la escuela, que se podía dormir hasta tarde en las mañanas de frío y, básicamente, que se contaba con el inagotable placer de estar al pedo en la casa todo el día mirando dibujos animados durante dos semanas.
De tanto en tanto, uno se divertía, además, yendo a andar en bicicleta a la plaza, jugando a la pelota con otros pibes, o por ahí, si pintaba la oportunidad y como gran salida de excepción, se podía ir al cine y después a comer una pizza afuera; pero no había mucho mas que eso.
Las vacaciones de invierno, como concepto, no eran mucho mas que eso.
Solo en aquellas ocasiones en que los padres deseaban imperiosamente deshacerse de uno, que andaba como bola sin manija por la casa, se imponía tal vez el irse a pasar unos días a la casa de alguna tía o abuela que viviera mas o menos lejos (Yo recuerdo que una vez fui a la casa de una tía que vivía en La Plata. Sí, ya se. No fue un gran viaje. En realidad es bastante patético, pero bueno…).
La cuestión es que a nadie se le ocurría entonces, esto de ponerse enteramente a disposición de un pequeño tiranuelo lleno de mocos durante dos semanas, gastando fortunas en pelotudeces de temporada y múltiples espectáculos infantiles, solo para mantener al horrible niño ocupado y que no se aburra.
Pareciera ser que el niño en cuestión tuviera vacaciones a mitad de año porque su vida es tan estresante y sus responsabilidades tan agobiantes, que necesita imperiosamente desenchufarse de todo y divertirse urgentemente, ante el peligro de colapsar víctima de un infarto de miocardio producto de su frenético ritmo de vida.
En mi época, yo salía de vacaciones, y si se me ocurría hacer alguna clase de reclamo acerca de que estaba aburrido, solo recibía como respuesta un muy firme "Andate a jugar afuera y no me rompas las pelotas. Vos estás de vacaciones, yo no" por parte de mi madre.
Y, la verdad, tenía toda la razón.
Yo, como niño cuya vida es un constante regalo, en donde todo viene de arriba, no debería andar exigiendo nada, sino por el contrario, debería aprovechar ese inmerecido tiempo libre en ayudar en la casa o, al menos, en molestar lo menos posible.
Por supuesto en mi caso, que de nacimiento soy muy poco propenso a la realización de cualquier clase de actividad voluntaria, solo me limitaba a llevar a cabo la última opción.
Pero ahora no es así. Ahora es todo distinto y muy moderno.
Ahora resulta que los pendejos no piden, EXIGEN, que se los lleve de aquí para allá, que se les compre cosas, y que se los atienda y entretenga continuamente, porque sino los señores se ofenden, se enojan y hacen quilombo.
Y los padres (estos blandengues modernos de ahora) acceden cual mayordomos a cada estúpido caprichito del terrible infante.
¿Qué es lo que pasa? ¿Los hombres de la casa ya no usan cinto? ¿Las madres ya no tienen la chancleta castigadora? ¿Los sauces se quedaron sin varas? ¿Desde cuando los niños mandan en el mundo?
La respuesta es simple: Lo que pasa es que hace falta disciplina.
Desde hace unos años ya que la educación de los críos viene mordiendo la banquina.
Los borregos de ahora vienen muy vivarachos ya desde la cuna (yo siempre desconfié de los bebés) y si no se les pone un freno a tiempo, se te desbocan y después no los paras mas.
Haciendo otra comparación con aquella época cuando las cosas estaban en su lugar, (y corríjanme si me equivoco los de mi generac ... digo ... los de las generaciones anteriores) siendo uno un niño, cualquier mayor era figura de autoridad.
O sea, cualquier viejo medio mal encarado te mandaba a callar en la calle, y uno obedecía incluso hasta con algo de temor reverencial.
¿Por qué? Porque, siendo niños, sabíamos perfectamente que el que manda es el grande, y no nosotros.
Y así, el mundo funcionaba según el orden natural de las cosas.
Pero ahora no.
Ahora, gracias a los padres semi ausentes, a los nuevos métodos de crianza new age, a los choreos de ciertos "licenciados", psicopedagogos, y otras yerbas ladris por el estilo, los límites se han ablandado, se han vuelto demasiado difusos, y hemos llegado a un punto en el que cualquier soretito emancipado te grita, o te contesta mal, o te insulta, o simplemente te desobedece incluso con una amplia risa dibujada en su cacheteable rostro, en clara muestra de mofa y falta de respeto.
Los pendejos de ahora, la gran mayoría, no saben respetar, son malcriados y caprichosos.
Y sus padres, unos boludos sin carácter.
Y no; no soy un viejo choto de boina y poncho marrón que anda por las plazas amenazando niños mientras agita su bastón al grito de "Mocosos insolentes" entre toses y carrasperas, como mas de uno debe estar pensando en este momento.
Simplemente soy alguien que realmente cree que no es correcto que toda una generación de personas se críen y crezcan pensando que el mundo está hecho para complacerlos gratuitamente, y que sus padres, tutores, encargados, maestros, y/o mayores son nada mas que personas cuya única función en la vida es la de proveerlos de aquello que necesitan o desean y nada mas.
Si desde niños no se les enseña a tener respeto ni por sus propios padres, ¿Que se puede esperar que sientan por el resto de la humanidad cuando crezcan y deban insertarse como miembros de una sociedad?.
Lamentablemente, parece ser que la familia como institución, está cada vez mas debilitada y sus valores, en los lugares equivocados.
Hoy muchas veces un padre se preocupa mas en intentar que su hijo aprenda rápido de todo, se capacite, y se inserte en el mundo laboral lo antes posible a fin de lograr éxitos económicos y una posición de privilegio en la escala social, antes que enseñarle a ser una buena persona.
Y así anda el mundo. Y así nos va a ir.
Y con esta profunda frase, que no se que cuernos tiene que ver con lo que venía diciendo, definitivamente acabo de irme al re carajo.
Pero bueno, todo esto venía a que los bepis vienen demasiado desorejados y hay que ponerles límites.
Si señores: LI MI TES.
Y como aparentemente los padres de hoy vienen medio mariconcitos, y mucho no les da, estoy pensando en poner una pequeña empresa para brindar este tan necesario Servicio de Educación de Niños Malcriados, antes de que sea demasiado tarde y el mundo se nos vaya de las manos (o antes de que alguien me choree la idea).
O sea, si Ud. como padre es un pelafustán de corazón blando y poco carácter, primero debe saber que es una vergüenza para la raza humana, y luego podrá contratarnos para llevar a cabo esa tarea que Ud., infeliz, no tiene las agallas de realizar, consistente en enseñarle a su retoño lo que es el respeto a sus mayores.
La empresa cuenta con un plantel de profesionales altamente capacitado compuesto por mi, mi cinto, y una alpargata de soga, vieja, pero muy resistente.
Hago visitas a domicilio y todo.
Precios módicos.
Y como promoción de lanzamiento, si el pibe es de esos muy muy maleducados y berrincheros, se lo educo gratis, solo por placer.

Las líneas están abiertas.

En cuanto consiga una operadora publico el número. (No pensarán que voy a atender yo el teléfono, que soy el profesional tratante. Yo estoy para otras cosas. Por favor).

Satisfacción garantizada o cobra Ud. también (A ver si todavía que no es capaz de educar a su propio hijo, encima se viene a hacer el guapo).

jueves, 2 de agosto de 2007

A ver si con esto la pego

Tiempo estimado de lectura: Póngase cómodo porque va para largo. Si no le gusta, a llorar al campito.

No quisiera quedar como alguien reiterativo, o generar la falsa imagen de que soy una persona molestamente obsesiva, pero retomando el temita este de mi abrupta caída en el número de visitantes, lo cual podría interpretarse como el incipiente principio del estrepitoso fracaso de este proyecto con el cual pensaba hacerme millonario y no trabajar nunca mas en mi perra vida (y para evitar malos entendidos, y solo para que quede bien claro, repito que no me importa. No me interesa. En serio. Lo juro mucho. Lo hago porque estoy aburrido y nada mas), se me ocurrió revisar alguno de los rankings en los cuales inscribí este sitio, para ver cuales eran los blogs realmente buenos; esos bien pulenta que reciben visitas de a miles, y que por eso figuran al tope de dichas listas (en las cuales figuro tan abajo que parece que al nombre de mi blog se le hubiera atado una plomada; pero esto tampoco me interesa. Para nada).
O sea, haciendo gala de una humildad suprema (porque la humildad no es mas que otra de mis innumerables virtudes), quise aprender de los mejores, buscar la inspiración divina referenciándome en los que la tienen clara y, tal vez así, empezar a transitar el camino de éxitos que los grandes trazaron en este irrefrenable conglomerado virtual de ideas, para que los chichipíos como yo, que recién empezamos, lo siguiesen.
Sinceramente esperaba entonces encontrarme con sitios extremadamente interesantes, soberbiamente diseñados, llenos de información valiosa, exquisito humor, intelectualísimas sentencias o, quizás, por qué no, profundas reflexiones acerca del futuro de la humanidad como raza en evolución y habitante de este infinito universo.
Pero no.
Para mi sorpresa, los blogs que figuraban en los primeros lugares del ranking, en su gran mayoría hablan de …. televisión.
Si, de televisión.
Se mandan unos pedorrísimos artículos simplemente comentando quien fue el último expulsado de Gran Hermano Famosos, quien quedo sentenciado en Bailando por un Sueño, que vedette le sopapeó una teta a que bailarina, y otras increíbles pelotudeces por el estilo.
Es decir, y para que se entienda bien el punto, mientras algunos se rompen las pocas neuronas que le funcionan (y el orto también) intentando escribir algo mas o menos decente, tratando de que sea llevadero y entretenido, tal vez divertido, o quizás profundo y crítico; buscando las palabras justas, la estructura correcta y la idea clara; tratando de dejar "algo" que le sirva a alguien; la gran mayoría de la gente prefiere leer un comentario chismoso acerca de tal o cual programa de televisión, escrito probablemente por algún "Pancho" que no hace nada mas de su vida que permanecer con el culo aplastado en un sillón, mirando televisión y tomando notas en una libretita.
No quiero decir con esto que lo mío sea una obra maestra que todo el mundo debería leer a diario, para luego aplaudir mi genialidad y enviarme obsequios y/o su valor en efectivo. No, no. Nada de eso. Por favor. Faltaba mas. (Aunque si quieren hacerlo no me ofendo). Pero realmente considero que hay muchísimas cosas verdaderamente mucho mas valiosas en el mundo blogueril, que estar viendo estas pavadas de vieja chusma.
Ahora me cierra un poco el por qué a este país le va como le va.
Tengamos en cuenta que, seguramente, no deben ser todas veteranas amas de casa las miles de visitas de esas páginas; la gran mayoría, se asume, deben ser jóvenes.
Jóvenes y adolescentes que le dan mas importancia a las giladas que pasan en un reality show berreta, que a la información que pueden brindar los diarios, o noticieros, o sitios de actualidad, sobre lo que le esta pasando al país en el que desarrollan sus inútiles vidas.
Eso es lo verdaderamente grave como mensaje. La gente se esta volviendo estúpida e ignorante. Y le está gustando.
Pero bueno, este no es el tema que me compete, sino el hecho de que esos sitios están llenos de gente, y el mío no.
Un hombre de firmes principios se encogería de hombros, y dando un hondo suspiro menearía la cabeza demostrando su decepción, para luego continuar escribiendo cosas profundas, elaboradas, y estéticamente correctas, fiel a su estilo y mofándose de la popularidad, la fama y el dinero con una sobria sonrisa en el rostro.
Lamentablemente no soy ese hombre, y mis principios no son demasiado firmes. Sí soy, en cambio, un hombre que quiere hacer plata con esto que no cuesta tanto, en lugar de romperse el alma doce horas por día en un trabajo ingrato y horrible.
Por eso, dándome cuenta de que la papa esta acá y no en Balcarce, me dedicaré a escribir acerca de la televisión argentina.
El problema principal radica en que por lo general no miro esos programas que dan tanto raiting, y no creo que escribir páginas y páginas alabando y elogiando a series maravillosas como "24" o "Lost" me traiga mucho público, así que haré lo que pueda en base a lo poco que sé (Total la gente es tonta, y se cree que cualquier cosa que lee en internet fue escrita por una eminencia en el tema).

A ver, comencemos por los programas de la tarde:

"Cuestión de peso".

Aparentemente, en este programa se convoca a gente gorda (pero gorda gorda) que quiere adelgazar mediante un sistema de torturas físicas y psicológicas.
A su ingreso, a estas pobres y morrudas personas, se las viste con unas horrendas remeras de color que, cual doloroso estigma, llevan impreso en su parte delantera, bien clarito, el morboso peso del participante (por ejemplo "118 kgs.").
Luego de unos días de "tratamiento", en los cuales se los encierra en una casa y se pretende que personas de mas de cien kilos de peso sobrevivan alimentándose con un cuarto de pechuga de pollo hervida y dos hojas de lechuga cada una, se los vuelve a pesar EN CÁMARA, para corroborar, delante de todo el mundo, si bajaron de peso.
De lograr esta meta, el participante festejará haciendo monerías y/o ridículos bailecitos (los cuales dada su curvosa y flácida contextura rayan en lo desagradable) y es felicitado y aplaudido por todos.
En el caso de fracasar miserablemente en su misión, y cometer la falta atroz de subir un par de gramos, se lo ilumina con una luz tenebrosa, se pone una música lúgubre, y se lo mortifica y humilla reiteradamente hasta hacerlo llorar, amenazándolo, además, con que la próxima vez se lo expulsará del programa, condenándolo a una vida de obesidad, vergüenza y miseria (Y hasta es probable también que le cambien la remera con el peso por una que diga "Soy un asqueroso gordo choto sin voluntad").
El programa es conducido por una señora que esta convencida de que es una perra divina y sexy, cuando en realidad es una vaca ridícula, y comandado por el famoso Dr. Cormillot, un tipo que se cree que es el único ser en el universo conocido capaz de elaborar una dieta efectiva, y que programa tras programa dedica largos minutos a defenestrar cualquier otro sistema para adelgazar que exista.
Claro que gracias a eso, este inescrupuloso mercader del exceso de peso, lo que intenta es seguir llenando sus bolsillos con suculentas ganancias, al invadir el mercado con productos que llevan su nombre como marca registrada, aprovechándose de la desesperación de alguna pobre gente que quiere adelgazar, y convenciéndola, por ejemplo, de que el "Agua Cormillot" engorda menos que el agua común.
El resto del "equipo de profesionales" lo componen el hijo de Cormillot (todo queda en familia), un profesor de gimnasia (un verdadero forro, engreído y prepotente), una nutricionista (ladri como toda nutricionista), una psicóloga (seguramente para evitar que algún gordo hambriento se suicide en cámara cortándose las venas con un rabanito), y, oculto detrás de los decorados, un tirador profesional armado con un rifle de dardos tranquilizantes por si algún gordo se saca y en un ataque de desesperación intenta matar a alguien para después devorárselo.
Finalmente, aquel participante que consigue pasar de ser una bola de grasa temblorosa de rosados cachetes, a ser un horrible manojo de colgajos de piel con cara de enfermo, se considera un triunfador y se le otorga el alta para que salga al mundo a disfrutar de su nueva y antinatural figura.


"Para siempre"

Es algo así como el anterior, solo que aquí en lugar de gente gorda, participa gente patéticamente loser, o sea, personas "solteras" que no pueden conseguir pareja por si solos (y obviamente muchísimo menos ponerla de vez en cuando), por lo que deben humillarse frente a cámaras durante días para conseguir algún huequito donde mojar el pancito.
No sé mucho como es, pero parece que primero, a modo de presentación y/o justificación de su miseria, cuentan sus patéticas y vecinales historias de amor y desengaño.
Después, creo, hay como una especie de elección de parejas así medio por coincidencia, al azar; y después se ve si se terminan enganchando entre ellos o no.
La cosa es que si se forma una pareja, primero todos festejan y aplauden, pero después les arman cámaras ocultas para ver si se meten los cuernos, o se mandan alguna jodida, como para que el programa tenga algo de interesante.
Si alguno comete un desliz, lo mandan al frente sin miramientos; el engañado llora, el engañante se justifica con cara de boludo, la conductora pone cara de que la situación es grave, y se arma algún cachengue conventilleril que solo podría resultarle interesante a las señoras amas de casa que están al pedo frente al televisor a esa hora de la tarde.
También creo que en algún momento se vota para echar a los que no quiere nadie, o a los quilomberos, o a las minas que son de chabomba ligera, o a los que tienen ladillas, no se, pero a veces a alguno rajan y se va solo.
De vez en cuando, además, hay algunas peleas, y siempre mucho chusmerío barato.
Lo peor de todo esto, es que se hace creer a esa pobre gente participante que sus problemas no son en realidad su culpa, que las oportunidades van y vienen, que el amor es así, y cosas de esas medio cursis, cuando en realidad la cosa es mucho mas fácil.
La verdad es que esas personas no consiguen pareja en el mundo real simplemente porque son feas y sin gracia.
Las minas son unos bagres terribles, y los tipos portan una cara de pelotudos a chorro que se caen.
Todos comparten la característica de tener menos onda que bandera de chapa, pero creerse que son hermosos y que hasta ahora solo tuvieron mala suerte.
Es obvio que, por si solos, no van a levantar ni tierra.
Y como prueba de que no exagero, a manera de ejemplo, cabe destacar que uno de los actuales participantes es el petiso salteño ese que cantaba con la grasa de Nazarena Vélez en lo del pelotudo de Tinelli.
Con eso esta todo dicho. Si ese pobre pibe es tan fiero que una vez fue con una prostituta y la mina le cobró el servicio mas I.V.A. (Impuesto por Volteo de Adefesio).
Como conclusión puede decirse que para participar en ese programa las condiciones a reunir son: estar terriblemente desesperado, y no tener ni un mínimo de dignidad.
En este caso no sabría decir cuando "egresa" un participante, pero asumo que debe ser cuando se engancha con algún fracasado del sexo opuesto.
Supongo que, en ese caso, se les regalará una remera con la inscripción "Para cada roto hay un descosido. Hasta yo la puedo poner" y se los donará a algún zoológico cercano a sus domicilios.

Y con eso debe ser suficiente como para empezar esta etapa. Vamos a ver como me va.
Tampoco es cuestión de gastarme todos los cartuchos así de un saque.
Mas adelante proseguiré analizando los programas de las distintas franjas horarias.
Si desean que analice alguno en especial (aire, cable, lo que sea) me lo solicitan sin vergüenza que yo, si se me da la regalada gana, les hago el informe gratuitamente (por ahora .. aprovechen la oferta que dura poco).
Eso si, tengan en cuenta que yo la mayor parte del día no estoy en mi hogar, así que mucha mucha tele no puedo mirar; y cuando estoy miro lo que a mi me gusta y no voy a andar perdiéndome excelentes programas por hacerles un favor a ustedes, y además soy una persona muy ocupada (y algo vaga) así que, salvo por esas pequeñas restricciones, no va a haber problemas.

Bueno, quedamos así.

Estoy agotado, y ya empiezan los dibujitos.

Nos vemos en la próxima.