jueves, 27 de noviembre de 2008

Almuerzan hoy con el Sr. Renegado ... tres bagayos insoportables

Y claro. Como si este lugar de porquería no me diera ya suficientes motivos cada día para alimentar mi mal humor hasta desear mandar todo al carajo, asesinar con mis propias manos a alguna gente, romper todo lo que tenga a mano y después prender fuego lo que queda, ahora resulta tengo que soportar una nueva gracia.
No es suficiente con tener que viajar todos los días al borde del colapso por el calor y llegar hecho un despojo humano para pasarme el día sentado solo para ser ninguneado a propósito.
No es suficiente con tener que tolerar que con 35ºC de térmica y un aire acondicionado que tiene la potencia de un pedo, se nos obligue a vestir de manera medianamente formal por una cuestión de presencia, y ver que el energúmeno miserable y pedante de mi jefe, que viaja en su gigantesca 4x4 con aire, viene fresquito vistiendo una camisita cuadrillé de mangas cortas, pantalones sport de verano y zapatos naúticos.
No es suficiente tener que laburar (bueno, es una forma de decir, ustedes entienden…) con una computadora pedorra que se cuelga si abrís mas de una ventana, si le estornudás cerca o si la mirás medio feo.
No es suficiente con ser besado diariamente por la desagradable y odorífera vieja de contaduría.
No. Todo eso no alcanza.
Ahora encima tengo que soportar que las amigas de la atorr…. bueno, la señorita secretaria, hayan tomado la costumbre de quedarse a almorzar en el escritorio de ella que se ubica, como sabrán, justo enfrente del mío.
Sé que en este momento alguno estará pensando "¡Uuuhhh pero que tipo odioso! ¿Qué carajo le molesta que las minas coman en el escritorio de enfrente? No le cae nada bien. Es insoportable. Vive rezongando. Por todo protesta. Que porquería de persona. Con razón cada vez lo lee menos gente", pero déjenme que les explique ciertos aspectos importantes del asunto antes de que sigan sacando conclusiones apresuradas y aprovechando la situación para tirarme tierra por mi especial carácter, como si ustedes fueran la amorosidad hecha persona.
Este hecho presenta dos aspectos fundamentales, cada uno de los cuales me rompe las pelotas en una proporción similar (o sea, mucho).
La primera de las cuestiones es que soy algo peculiar en cuanto al momento de la comida.
Por empezar, no me gusta salir a comer solo. Si es algo así de improviso y muy al pasar, me la banco; pero así salir a almorzar a un lugar público y sentarme en una mesa solo y comer solo, no me gusta. No se, como que me da pena de mi mismo y me siento mal (y además es caro). De hecho ya el ver a la gente que come sola me da para pensar "Pooooobre". Sé que por ahí nada que ver, pero bueno, es una tara mía, y es así y listo. Nadie es perfecto.
Dirán entonces ustedes "¿Y por que no sale a comer con algún amigo y/o compañero? Ves que se hace problemas al pedo este tipo. Es insufrible. Se queja por quejarse nomás. Se ahoga en un vaso de agua". Pues bien, déjenme decirles, malpensados de porquería, que si no lo hago es porque, además, si puedo elegir, no me siento a comer con cualquiera (Si, si, tengo mas vueltas que la mierda pero es así. Soy un loco lindo). Puedo hacerlo tranquilamente con amigos (que acá casi no tengo), con una pareja, con la familia o con un levante ocasional (aunque en este caso el acto de ir a comer solo sería un medio para lograr un fin y casi no cuenta como "una comida". Además hace años y años que no lo hago porque soy un hombre comprometido), pero cualquier otro tipo de persona que comparta mi mesa ya me hace sentir algo incómodo, molesto y con ganas de retirarme a comer solo en algún rincón oscuro.
Y si ahora están pensando que soy mucho mas asqueroso de lo que se habían imaginado, pues si, tienen razón. Pero igual dejen de pensar tan mal de mi loco. Me están sacando el cuero desde que empezamos. Ustedes no son unas florcitas silvestres tampoco eh.
Bien, por todo lo expuesto anteriormente, sumado a que solo cuento con cuarenta minutos (que duran como una hora) como máximo para comer y me molesta hacerlo a las corridas, lo que hago es salir a comprarme algo afuera y fagocitármelo en mi escritorio, lo mas tranquilo que pueda, disfrutando de la quietud y la soledad que me proporciona el bendito horario del almuerzo en el que la horda de hienas hambrientas que tengo por compañeros salen en manada como desaforados a atragantarse de minutas en los barcitos cercanos.
Por supuesto que no han sido pocas las veces que ni de este pequeño oasis de paz puedo disfrutar debido a que siempre suele haber algún/a boludo/a que se queda dando vueltas al pedo y ya con el solo acto de pasar por mi escritorio cuando estoy con la comida enfrente, me arruina el momento y me pone de mal humor (Porque no se si dije que también me molesta que me miren cuando estoy comiendo. Por eso nunca acepté ir a lo de Mirtha), pero digamos que, mayormente, la hora del almuerzo es mi único momento de relax.
O, mejor dicho, era.
Ahora, ese artificial y efímero remanso parece haber quedado en el pasado, puesto que desde hace unos días que las cacatúas venenosas estas se juntan a comer sus estúpidas galletitas con queso untable, sus mugrientas ensaladas de fruta y sus patéticos yogures descremados, justo aquí en el escritorio vecino, mientras cotorrean sin cesar arrojándose mutuamente andanadas de chusmeríos absolutamente huecos e irrelevantes.
Y esto, precisamente, conforma el segundo aspecto rompepeloteril de esta agobiante situación.
Tener que tolerar, además de la molestia de haber perdido mi momento de paz y soledad en medio de este corso, el parloteo incesante de estos tres cachivaches como ruido de fondo, es demasiado pedir.
Encima, y no es que yo esté prestando atención a lo que dicen pero recuerden que están enfrente, nunca van mas allá de la típica conversación de mujeres. O sea, es una gran nada ruidosa e intrascendente llena de datos y cosas que no revisten la mas mínima importancia, pero que son expresados con exagerada entonación y gesticulaciones de todo tipo.
Es realmente insoportable, no solo de oír sino también de ver.
Para peor, y como lo adelanté en algún comentario por ahí, la revolc … bueno, la señorita secretaria se encuentra con la cocina llena de humo, por lo que si antes era piojosa ahora, totalmente poseída por el S.S.O.M.M.C (Síndrome de "Soy la Octava Maravilla y el Milagro de la Creación") que le agarra a las minas cuando se embarazan, va por la vida creída que es lo mas de lo mas, y todas pero todas sus conversaciones derivan en el tema de su preñez, así estén hablando de lo mucho que bajó el precio del barril de petróleo.
Sus dos compinches, una mina que a pesar de tener mas de cuarenta años y dos hijos adolescentes habla con voz finita y haciéndose la nenona, y otra que parece así medio boludita pero es flor de arpía y tiene una pera que haría palidecer al mismísimo Banana Pueyrredón, por supuesto la secundan en todo y la estimulan con todo tipo de chistecitos pedorros y frasecitas berretas, pelotudas y terriblemente poco originales, de esas que abundan en los círculos cercanos de las mujeres embarazadas.
Y yo estoy a punto de estallar.
Me tienen podrido.
En este momento todavía tengo atravesada en el esófago la milanesa con puré tamaño zapatilla que casi me tuve que tragar entera durante el terriblemente incómodo almuerzo de hoy, mientras resuenan en mi cabeza las risitas, los murmullos y las exclamaciones de estas tres pelotudas a cuerda.
Así no se puede. Todo esto me va a terminar haciendo mal.
Como esto siga así no voy a poder almorzar mas, y si comido soy odioso imagínense lo que puedo llegar a ser con hambre.
O me encuentro un lugar solitario y de preferencia sombrío para comer, o me consigo gente para salir.
Acá no tengo a nadie, así que si alguno está interesado en invitarme un almuerzo me avisa, le mando el cuestionario calificatorio por mail (recuerden que yo no me siento a comer con cualquiera) y me lo devuelven respondido y adjuntando foto carnet, foto de cuerpo entero (si es mujer vale que sea en ropa interior y/o traje de baño. Si es hombre no, por favor. De hecho si es hombre esta foto puede obviarse), fotocopia de DNI, mini biografía y una lista de posibles temas de conversación (para la sobremesa porque no me gusta hablar ni que me hablen mientras estoy comiendo).
Piénsenlo bien. No todos los días pueden tener la oportunidad de almorzar con un bloggero que hoy es totalmente desconocido y poco talentoso, pero que quizás, quien te dice, con las vueltas que tiene la vida, el día de mañana por ahí llega a ser famoso, millonario y codiciado.
Y ese día, en medio de la multitud, podrán llegar a saludarme y decirme con el pecho lleno de orgullo "Yo te conocí cuando no eras nadie. Y hasta te invité un almuerzo".
Y yo con mi sonrisa mas seductora, les diré que nunca en mi vida los había visto y llamaré a seguridad para que los acompañe a la salida.

Bueno. No se. Yo que ustedes lo pensaría. Oportunidades como esta no se presentan todos los días eh.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Chorros

¿Qué estarían pensando anoche estos delincuentes mientras se cagaban en nuestro derecho a elegir y se votaba el robo descarado de nuestros aportes previsionales?


Clink caja. Y nos jodemos por pelotudos.

Otra vez.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

De franco por calentura

Hoy.

06:00 a.m.: Suena el despertador. Me despierto de mal humor porque tengo sueño. Me levanto igual porque no me queda otra.

06:45 a.m.: Desayuno viendo las noticias y el pronóstico. Todos los días igual.

07:15 a.m.: Termino de desayunar. Me tiro en el sofá un rato. Hago zapping por los distintos noticieros. Siempre, pero siempre en alguno hay una noticia sobre un crimen. Este país cada vez es mas mierda.

07:30 a.m.: En Telefé empieza el bloque Cartoon y hoy está “Batman”. Por fin algo bueno. Miro un rato.

07:50 a.m.: Me tengo que empezar a cambiar. No puedo terminar de ver Batman. Me vuelve el mal humor.

08:05 a.m.: Ya vestido como un muñeco de torta medio desalineado preparo la mochila, controlo las monedas, seteo el mp3, levanto las persianas para que se ventile la casa, controlo que estén las llaves del gas todas cerradas, puteo un par de veces y salgo.

08:10 a.m.: Estando a media cuadra de la parada del colectivo lo veo pasar por la esquina, llenísimo. Es temprano. No le doy importancia. Tengo tiempo.

08:10 a.m.: Dos segundos después veo pasar el otro colectivo algo menos lleno. Me cago en el respeto de la frecuencia. Puteo un poco. Me calmo porque recuerdo que todavía es temprano.

08:20 a.m.: Estoy en la parada pensando en cuanto deberé esperar a que venga el otro colectivo cuando, por suerte, vaya uno a saber por que, aparece en el horizonte. Miro la hora. Saliendo ahora llego bien. Por fin una buena. Agarro las monedas y le hago la seña al colectivo que, como el semáforo está en rojo y hay autos, se detiene a mitad de cuadra. Alcanzo a notar que no está tan lleno como para que no me pare. Cambia el semáforo. El colectivo viene ya con la puerta abierta y avanza despacio. Camino hacia él. Cuando estoy a punto de subir, el orangután analfabeto hijo de un camión con acoplado lleno de putas del chofer cierra la puerta y acelera. El colectivo se va y me deja mirando al vacío, con las monedas en la mano y una sensación de furia asesina que bulle en mi interior. Empiezo a putear en arameo, sigo en latín y termino en navajo.

08:31 a.m.: Pienso en que se me está haciendo tarde mientras sigo puteando y deseándole toda clase de desgracias al mugriento del chofer. Llega una vieja a la parada. Cartón lleno.

08:33 a.m.: Viene otro colectivo. Con la debida anticipación, la vieja y yo extendemos el brazo indicándole al chimpancé que maneja que nuestra intención es abordar el vehículo. El semáforo está en rojo. Justo frente a la parada el colectivo aminora la marcha hasta casi detenerse pero no abre la puerta. El macaco que maneja mira al frente haciéndose el boludo. Cambia el semáforo. El colectivo acelera y se va. Me quedo abajo de nuevo, caliente como una pipa. La vieja me mira con una inexplicable sonrisa en su rostro como buscando una explicación y, quizás, pretendiendo entablar una conversación.

08:40 a.m.: Estoy nuevamente en mi casa, ya en remera y bermudas, tirado en el sofá y masticando bronca. Ya está. Ya fue. Se pueden ir todos a la reputísima madre que los recontra mil parió. Me acomodo y prendo el televisor.


Mañana será otro día.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Sociales

Seguramente nadie se acuerda (de hecho yo me acordé bastante de casualidad), pero en un día como el de ayer, hace un año atrás, este sencillo y casi desconocido blog por el que nadie daba un mango (mucho menos yo) increíblemente cumplía su primer año de existencia.
Lo mas sorprendente del caso es que, haciendo números así rápidamente y si las cuentas no me fallan, esto significaría que también en el día de ayer, este sitio ha cumplido nada mas y nada menos que ¡dos años!.
Si, si. Así como lo leen.
Aunque parezca mentira, es así (Y es verdad eso que deben estar pensando: este es un país muy generoso).
Pero en fin, debido a esto, y en honor a esta fecha de trascendental importancia absolutamente para nadie, supuse que debería entonces ponerme a escribir un discurso así medio emotivo, algo bien bien pulenta, muy sentimental, cosa de hacer lagrimear a las viejas, a las minas muy sensibles y, por que no, a algún tipo de masculinidad medio dudosa; pero la verdad es que, como todos saben, soy demasiado poco demostrativo como para hacerlo. Además no tengo muchas ganas. Y de todas formas no se me ocurre nada tampoco.
Pensé entonces en que podría ponerme a enumerar los logros conseguidos a lo largo de este año que pasó, pero como no hubo ninguno me quedaría sin material antes de empezar, y sería medio un papelón.
Podría también intentar hacer algo como lo que hice el año pasado, cuando tenía mas gente que me leía y me hacía sentir apreciado y acompañado (por si no lo recuerdan acá y acá pueden refrescar la memoria), pero no quisiera repetirme y quedar como que no se me ocurre nada nuevo (lo cual es cierto, pero no quiero que se note tanto).
Finalmente podría organizar un asado para todos los lectores, pero eso implicaría que debería gastar plata y tampoco da. Además ya tener que sobornarlos con comida sería el colmo.
Por todo esto llegué a la conclusión de que lo mejor será mantener el perfil bajo y no hacer mucha alharaca con esto del segundo año de vida (Que no es por nada pero capaz que es el último, no se … Si las cosas siguen así … No se, no se … ).
Con mencionarlo, este año, creo que es mas que suficiente.
Después de todo, lamentablemente, en mi vida no han cambiado aquellas cosas que esperaba; todo sigue mas o menos igual, y este sitio sigue siendo simplemente un lugar para evadirme por un rato.
De todas formas, mas allá de todo y al igual que lo hice hace un año, hay algo que hoy no quisiera dejar de expresar, y es mi mas sincera gratitud para todos aquellos que han tenido la deferencia de tomarse los minutos para leer, comentar o simplemente visitar este sitio, porque realmente ha significado mucho para mi

Por eso, de verdad, a todos les digo muchísimas gracias.

Y eso es todo.

Si se les ocurre alguna forma de festejar me dicen. Nada que involucre plata (Salvo que paguen ustedes, obvio).

jueves, 13 de noviembre de 2008

Crítica de cine: 007 - QUANTUM OF SOLACE

Supongo que, a estas alturas, ya todos estarán al tanto de que, al igual que ha sucedido con otros tantos personajes clásicos y sus historias, el legendario Agente 007 del Servicio Secreto Británico ha sido víctima de esta nueva tendencia que ha adoptado la industria cinematográfica de empezar todo de nuevo casi desde cero, en un intento, en este caso en particular, de "aggiornarlo" en cierto modo a estos tiempos modernos.
En caso de no ser así, es decir si hay alguien allí que vive medio colgado de la palmera y no sabía de esto, bueno, lamento ser quien se lo cuente así de golpe, pero es así.
El James Bond que todos supimos conocer y admirar, ese tipo elegante, distinguido, seductor, irónico e infalible, no tá mas, se fue.
Hoy, en su lugar, nos encontramos con un Bond frío, bastante mas violento, medio mal encarado, y que, si bien cumple con sus encargos exitosamente, en el interín se ensucia todo, se caga a piñas como un barrabrava y termina todo roñoso y maltrecho.
Y por si esto no fuera suficiente, además, ahora tampoco usa esos artefactos tecnológicos de avanzada tan copados, ni tiene un auto con armamento, ni tira sus clásicos latiguillos ganadores, ni nada de eso que hacía las delicias de los fanáticos del personaje.
No señor. Este nuevo James Bond es medio matón, te mira torcido, si te ve medio sospechoso te saca carpiendo y cuando te agarra te trompea o te caga a tiros así nomás, sin frases ingeniosas ni nada.
Todos estos cambios quedaron perfectamente plasmados en la película del 2006 "Casino Royale", la primera de esta nueva saga y sobre la que, gracias a todas estas novedades, tanto la crítica como el público, aún se dividen las opiniones.
Si alguien todavía no ha visto esta película, en primer lugar casi seguro que por eso no sabía cuanto habían cambiado las cosas, y segundo, le recomiendo que trate de verla antes de ir a ver la nueva, ya que gran parte del argumento de esta última se basa en acontecimientos de la primera, y si no se pone al tanto se va a quedar medio en babia y no va a entender un sorongo.
Por si no tiene ganas, tiempo, o plata para alquilar el DVD, le tiro el dato fundamental como para que, mínimo, no se quede tan en pelotas si se encapricha y llega a ir a verla igual (No, no me lo agradezca. Es que yo soy así, un amor de persona).
En "Casino Royale", durante la misión (que no voy a explicar porque se haría muy largo. Soy bueno pero no tanto…) Bond se pega una calentura padre un una mina llamada Vesper Lynd. Pero una calentura de aquellas. Tanto que al final medio se amaricona, amaga con renunciar a ser espía, y hasta piensa en irse a vivir con la mina a una casita con jardín y florcitas en alguna campiña.
Por suerte, en un momento se aviva de que la mina lo está traicionando miserablemente, vuelve a ser macho, y sale como loco a buscarla para comentarle a castañazos lo molesto que estaba.
Cuando la encuentra, se da cuenta de que al final la pobre chica no había querido traicionarlo, que en el fondo era una buena piba y que se yo, pero ya es tarde porque los villanos de turno la hacen boleta.
Ahí a Bond se le salta la cadena y al grito de "¡Ahora van a ver hijos de puta!" decide buscar a los responsables de dejarlo sin lugar donde mojar el bizcocho, y no parar hasta hacerlos pagar a todos.
Y ese punto de la historia o, ponele, una o dos horas después, es el que sirve de inicio a la nueva película.
Allí, luego de capturar al Sr. White, el jovato que aparentemente había mandado a matar a Vesper y llevárselo a "M" para que lo interrogue (luego de una persecución de autos es pec ta cu lar), se enteran de que la organización con la que se están enfrentando es mucho mas compleja y peligrosa de lo que pensaban, y que no saben nada de ella salvo que cuenta con ramificaciones que alcanzan las mas altas esferas de poder alrededor del mundo y que tienen gente metida en todas partes.
Al enterarse de esto, y ante el temor de que la seguridad nacional esté comprometida, en el Servicio Secreto le encomiendan a 007 la misión de recavar cuanto antes toda la información posible acerca de esta misteriosa corporación.
De esta manera y luego de una investigación que, para variar, lo llevará a través de los mas diversos y riesgosos escenarios alrededor del mundo, Bond termina descubriendo que todo apunta a un siniestro e inescrupuloso hombre de negocios con cara de loquito llamado Dominic Greene.
Al mismo tiempo, y debido a una serie de equivocaciones, conocerá a la bella y decidida Camille, una mujer obsesionada con vengar la injusta muerte de sus padres a manos de un tal General Medrano, un violento y libidinoso dictador sudamericano que ahora, justamente, busca asociarse con Greene para hacer chanchullos.
A pesar de que sus objetivos parecen ser similares, James y Camille no terminan de congeniar ni de confiar uno en el otro y parecen molestarse mas que ayudarse. Sin embargo todo parece indicar que sus caminos deberán cruzarse inexorablemente.
Por otro lado, a medida que se suceden los hechos, se hace más evidente a cada momento que Bond está todavía mucho mas interesado en hacer pagar a los que asesinaron a Vesper que en otra cosa, y que no puede evitar que esas rabiosas ansias de venganza interfieran constantemente con sus acciones, lo cual hace peligrar en mas de una oportunidad la integridad de la misión.
Esto no escapa al conocimiento de "M" que de inmediato lo llama al celular para ordenarle que se ponga un poco las pilas. "Loco, bajá un cambio viste. Te estás re zarpando. Rescatate un toque vieja", le dice la veterana, a lo que James responde con un contundente "Chupame un huevo".
Ahí la vieja se calienta mal y, por piola y maleducado, decide cortarle los víveres y así limitarle los movimientos.
Así, sin tarjeta de crédito, ni de débito, ni efectivo ni nada, Bond no tiene ni para los chicles, pero igual se las rebusca y saca unas monedas abriendo las puertas de los taxis, limpiando los vidrios en los semáforos y haciendo malabares.
De esta manera puede persistir en su cacería del nefasto Sr. Greene por sus propios medios (a veces bastante humildes, como la parte en que debe perseguirlo en una bicicleta robada, o cuando debe defenderse de un tiroteo usando solamente una gomera).
Gracias a ello descubre que Greene planea utilizar los recursos de Quantum, su poderosa organización, para hacer negocios fraudulentos con Medrano (que incluyen golpes de estado, apropiación de recursos naturales, valijas con dinero sucio para la campaña presidencial de cierta loca con cara de goma de otro país sudamericano de cuarta, robo descarado de los aportes jubilatorios y demás delitos flagrantes), por lo que deberá finalmente unir fuerzas con Camille para intentar detenerlos y, de paso, ver si pueden concretar cada uno su respectiva venganza personal.
Comparada con "Casino Royale", en la que preponderaban la creación de los climas en lo cuales se desarrollaban los personajes, esta segunda película resulta mucho mas rápida y bastante mas violenta.
Las escenas de acción, magníficamente realizadas, se desarrollan por momentos de manera vertiginosa, imprimiéndole a la cinta un ritmo, especialmente durante las persecuciones, que hace recordar mucho al estilo de las recientes películas de Jason Bourne.
La trama resulta entretenida, algo confusa por momentos, pero efectiva como excusa para sostener un argumento que sirve de continuación de la primera parte, la cual, reitero, no estaría de mas volver a ver para no perderse de ningún detalle.
En cuanto a las actuaciones, habrá que dedicarle un párrafo especial al inglés Daniel Craig en su interpretación de James Bond.
Su trabajo es convincente y seguramente mas que elogiable para aquellos que aceptan este nuevo 007. El tipo se banca las escenas de acción física con creces, y ostenta un estado atlético y una percha realmente envidiables, lo cual hace que su composición del personaje sea creíble.
Sin embargo, tiene una falta de expresividad que por momentos molesta. Dan ganas de gritarle que cambie de vez en cuando esa cara de boca fruncida que tiene constantemente.
O sea, como James Bond a Craig le falta carisma. Y mucho.
Le falta transmitir ese encanto distinguido y esa mordacidad que siempre fue característico del personaje, y eso hace que, por momentos, la mística se pierda y uno olvide que lo que está viendo es una película de James Bond.
El reparto se completa con la hermosa Olga Kurylenko como Camille, Mathieu Amalric como Dominic Greene, Gemma Aterton como la agente Fields, Judi Dench como M, Giancarlo Gianinni como Mathis, Jeffrey Wrigth como Felix Leiter, Joaquin Cosio como el General Medrano, y un montón mas.
La película fue dirigida por Marc Forster que tiene en su haber trabajos como "Monster’s Ball", "Finding Neverland" (zzzzzzz) y "The kite runner" entre otros, y que con esta película levanta un poco la puntería y sale bastante bien parado.

Calificación: 4 Renegados (Muy buena. Un nuevo capítulo en la reinvención del espía mas famoso del mundo que ofrece grandes persecuciones, impecables escenas de pelea, tiros, explosiones y todo lo que se espera de una buena cinta de acción).

Recomendaciones: Si Ud. es fanático de James Bond y espera escuchar sus latiguillos, fascinarse con sus artefactos y asombrarse con los villanos, no vaya. Este de ahora no tiene nada que ver.
Si Ud. disfruta de las películas de acción mas allá del personaje, vaya. Esta tiene de todo.
Si Ud. no quedó del todo convencido con "Casino Royale" vaya a ver esta, por ahí le gusta un poco mas.
Si Ud. es Daniel Craig, macho, a ver si probamos de cambiar el gestito de duro porque medio que aburre. Y además James Bond no es así, sabelo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

DangerDangerDanger

Hoy.

06:00 a.m.: Me despierto, luego de una noche bastante calurosa, obviamente con un poco de mal humor.

06:45 a.m.: Desayuno. Miro las noticias y el pronóstico del tiempo. Va a seguir el calor. Mi mal humor se incrementa en un 20%. No me gusta el calor.

07:50 a.m.: Comienzo a cambiarme. Me pongo la incomodísima y calurosa ropa de "persona que trabaja en oficina". El nudo de la corbata no queda como yo quiero. Me toma cuatro intentos que quede mas o menos bien. En el interín mi mal humor se incrementa en un 30% mas.

08:10 a.m.: Dejo la comodidad y frescura de mi hogar para ir a tomar el inmundo colectivo.

08:23 a.m.: El colectivo del orto viene lleno y no se detiene ante mi seña. Puteo en idiomas que ni siquiera sabía que podía hablar. Mi mal humor se incrementa otro 30%.

08:30 a.m.: Termino de putear. Recupero un poco de aire. Miro la hora y veo que se me está haciendo tarde. Decido que si 8:35 no pasa el otro colectivo o no se detiene, me vuelvo a mi casa, llamo diciendo que estoy enfermo y se van todos a la recalcada vagina de su progenitora.

08:34 a.m.: El puto colectivo asoma en el horizonte.

08:35 a.m.: Subo al colectivo que por supuesto viene lleno. Hay una vieja abrazada a la maquina expendedora de boletos que no se quiere mover. Mi mal humor se incrementa en un 80%.

09:10 a.m.: El colectivo va a 20 km/h. El calor es insoportable. El olor de cierta gente también. Quisiera convertirme en Súper Saiayin y volar todo con una explosión de energía.

09:29 a.m.: Llego muy sobre la hora y muerto de calor, todo transpirado y con mucha sed. Mi mal humor se incrementa en un 40% simplemente por entrar a este lugar de mierda.

09:35 a.m.: Me saluda la vieja de contaduría. Me da un beso con la boca llena y migas de todo tipo colgando de sus horrendos y desagradables labios. El perfume asqueroso que usa y su espantoso olor a vieja chivada inundan mis fosas nasales. Deseo morir.

09:36 a.m.: Me limpio frenéticamente la mejilla con la manga de la camisa. Odio todo.

15:20 p.m.: Estoy con un humor de perros. Durante toda la mañana y parte de la tarde el servidor de internet estuvo quedándose sin servicio a cada rato. O sea que estuve gran parte del día terriblemente aburrido, sin poder hacer un pomo mas que intentar escribir algo en un borrador de Word.
Claro que, como es habitual, además, mi computadora se colgó mas o menos unas veinte veces (Porque no se si les conté que otro de los métodos de hostigamiento que aplicó el energúmeno que tengo como superior fue que cuando a todo el personal se le renovaron los equipos de computación, al único que no se lo cambiaron fue a mi, así que, metafóricamente hablando, los demás andan en un, ponele, Alfa Romeo, y yo en una carreta de 1810. Y así y todo llevo adelante el blog desde este lugar. En estas condiciones miserables. Y todo por ustedes. Y todo para que me olviden y se vayan a otros lados. Ayayayayay cuanto dolor… En fin…).
El caso es que en una de esas colgadas, noté que el cachivache que tengo en el escritorio de enfrente (me estoy refiriendo a la arrastrada de la secretaria del energúmeno) se puso a tararear.
Y no fue casual.
Me di cuenta de que cada vez que ella nota que a mi se me cuelga la máquina (y lo nota, no por perspicaz ya que no le da la cabeza, sino por mis golpes, insultos y maldiciones) se pone a cantar, a silbar o a tararear como disfrutando de la situación.

Si. La muy imbécil me goza.

Evidentemente, o es adicta a la adrenalina o se quiere suicidar.

Así que, bueno, todo este resumen de acontecimientos es simplemente para decirles que, como viene la mano, si notan que a partir de hoy el blog no se actualiza por un tiempo muy prolongado o no vuelven a saber de mi, es porque la maté y estoy prófugo o fui en cana.

Por si acaso, fue un gusto. Gracias por todo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Vandalismo imaginario

Como bien saben todos aquellos que han visitado este sitio desde hace tiempo (y que por lo visto son cada vez menos. Si los aburro me dicen eh. Claro, seguro que ya encontraron a otros lugares para visitar, total, a mi que me parta un rayo. Quemimporta. Ya van a volver con el equino exhausto. Pero guarda que capaz que cuando vuelvan ya no esté mas eh… Después no me busquen…), yo soy una persona, digamos, sencillamente maravillosa.
Un impactante derroche de atractivo, sumado a una catarata sin fin de virtudes, cuya humildad es solo comparable a su talento inigualable.
Sin embargo, como todos, también tengo mis cositas.
Ciertos defectillos que simplemente vienen a demostrar que debajo de este aspecto de semi Dios de aura refulgente, yace un ser humano. Uno excepcional, es verdad, pero un ser humano al fin.
Y cuando hablo de defectillos, no me estoy refiriendo a aquellos ardientes y ampliamente expresados deseos de ajusticiar con mis propias manos a algún imbécil que insiste en llenarme peligrosamente las pelotas con sus actitudes de soretito pedante y ventajero, ni a las ganas de incendiarle su costosísima y exhibicionista 4X4, ni a las intenciones que tengo de ver si puedo obtener una contundente y reveladora fotografía con mi celular de ciertas situaciones sugerentes mantenidas con la patética secretaria para después mandar a hacer afiches y pegarlos en todas las paredes de la cuadra. No, no, no. Nada de eso. Además, sentir eso no es un defecto. Es simplemente tener deseos de hacer justicia.
A lo que me refiero es a que suelo tener algunas, podríamos llamarlas, fantasías de maldad, pero que me resultan inevitablemente divertidas.
Son cosas que se me vienen a la cabeza de repente, en determinadas situaciones o ante determinados escenarios (generalmente la vía pública), que si bien a los afectados quizás no les resulten del todo graciosas (mas bien no creo que les resulten nada graciosas), tampoco es que les causarían perjuicios irremediables o graves daños.
Por supuesto que estas acciones jocosamente vandálicas nunca trascendieron (Ni trascenderán. Bueno, no sé. Por ahí un día se me salta la chaveta) el ámbito de lo imaginario, pero el solo hecho de fantasear con realizarlas o, quizás, ver a otra persona hacerlo me causa mucha gracia.
Por ejemplo, el fin de semana pasado estaba caminando por la peatonal (no aclaro cual peatonal porque es sabido donde vivo. Aunque claro, como ya no les importo mas, se deben haber olvidado. Y bueno, así son. Dejen, dejen … No importa…) y, como me sucede cada vez que ando por ahí, lo primero con lo que uno se topa es con esos hippies roñosos (bueno, "artesanos" … pero igual son roñosos), que muy orondos extienden sus enormes trapos en la vía pública para disponer sobre ellos toda clase de chucherías, algunas de ellas, decididamente espantosas.
Pues bien, no puedo evitar, cada vez que los veo, fantasear con pasar corriendo por encima de esos trapos; pero no corriendo normal, sino medio como arrastrando un poco las patas, cosa de patear la mayor cantidad de chucherías posibles.
Completaría el cuadro, además, agitando los brazos y emitiendo algunos sonidos inentendibles tipo "¡¡Aaarrrrgggghhuuuubbbdduuububububuuduu!!" y después me iría corriendo (ahora si normalmente), antes de que los "artesanos" me empiecen a atacar arrojándome bolas de piojos y liendres.
En otra oportunidad, no hace mucho y también en la misma peatonal, se habían instalado unas seis o siete mesas con tableros de ajedrez, en las cuales, a manera de exhibición, se mantenían partidas simultáneas entre algunos voluntarios (algunos muy jóvenes) y un tipo que supongo sería un maestro del juego porque jugaba solo contra todos, e iba de una punta a la otra de la fila de mesas moviendo las piezas en los distintos tableros, siempre con una mano apoyada en la pera y con cara de pensar mucho.
En este caso imaginé que hubiera podido proceder de dos maneras: una sería sencillamente colocarme discretamente como a unos dos metros de uno de los extremos de la fila de mesitas, del mismo lado del que juega el tipo solo, ya que, debido a que el chabón está permanentemente desplazándose, allí no hay sillas.
Cuando las partidas estén lo suficientemente avanzadas, y esperando el momento oportuno, me lanzaría corriendo a toda velocidad y, extendiendo mi brazo, lo pasaría rasante sobre todos los tableros tirándole todas las piezas al carajo a todos mientras me río a carcajadas.
Por supuesto que una vez realizado el acto debería seguir corriendo hasta perderme en la distancia, mas que nada para evitar terminar con un alfil o una torre incrustada en el orto como represalia de los indignados jugadores.
La otra cosa que podría hacer requeriría algo mas de "acting" y consistiría en hacerme pasar por uno de los voluntarios que desafían al maestro ajedrecista.
Me sentaría muy serio en una de las mesas y comenzaría a ejecutar la partida con algunos movimientos muy básicos (me sé como cuatro).
Con el correr del tiempo, luego de hacer como que pienso mas o menos durante una hora sin hacer nada para poner nervioso al tipo, empezaría a mover mis piezas de cualquier manera, le escondería alguna de sus piezas, le cambiaría todo de lugar, o cambiaría una de mis piezas por algún muñequito (tipo un Playmobil o algo así) que llevaría escondido, pero todo siempre manteniendo la mayor seriedad posible y con cara de que la tengo re clara.
En el momento en el que el tipo se desconcertara y me dijera algo, le gritaría re sacado "¡¡Aguante el Ludo Matic!!" y me levantaría de golpe tomando la mesa por un extremo y tirándola a la mierda, desparramándole todo en la cara.
Después saldría corriendo con los brazos levantados como en los dibujitos y gritando "¡¡Huuujujujuuuuu!! ¡¡Huuuujujujujujuuuuuu!!".
También hay algunas maldades que son mas sencillas y accesibles pero no por eso menos divertidas, como por ejemplo pincharle el globo a un niño, tocarle el culo a una estatua viviente, estamparle el helado en la cara a alguien (esto se logra acercándose sigilosamente por detrás a la persona que está tomando el helado y, aguardando el momento en el que lo acerca a su boca, se le toma por sorpresa la mano con la que sostiene el helado y se la dirige rápidamente hacia el rostro), o darle una patada en el culo a alguna gorda a la que se le ocurra atarse los cordones subiendo una pierna al zócalo de una vidriera y dejando su gigantesco culo apuntando a la gente (eso lo vi el sábado pasado. Sinceramente no sé como me contuve).
Y bueno, así.
De estas cosas se me ocurren un montón y, como dije antes, el solo imaginarlas me divierte.
La cuestión es que cuando comento esto en mi círculo íntimo, suelen decirme que tengo problemas, que por que no me hago ver por un psiquiatra, que si me estoy automedicando o, directamente, que soy una porquería de persona.
Yo creo que no es para tanto.
De hecho seguramente estas ideas son mas normales de lo que se piensa y a mas de uno, de presenciarlas, le causarían, aunque sea, algo de gracia.
De hecho incluso habrá alguno por ahí que hasta se haya animado a mandarse alguna.
Lo que pasa es que por lo general nadie confiesa este tipo de cosas por miedo a quedar como un desadaptado social, un loquito peligroso o un boludazo de competición, pero que los hay los hay.
Estoy seguro.
Es mas. Alguno de ustedes (de los dos o tres que quedan) que están leyendo esto, mientras se imaginaban las escenas se reían ¿No? .. ¿Ah no? .. Bueno, pero tampoco es que se indignaron como señoritas supongo. Lo único que falta.
Vamos, quiero que confiesen.
Cuentenlé al mundo sus mas oscuros deseos de hacer el mal. Desahógense y siéntanse parte del lado oscuro por un momento.
Despójense de sus máscaras de individuos socialmente correctos. Hagan uso de su honestidad mas pura y díganme si nunca, nunca, se les ocurrió hacer algo así o si, al menos, no les resultaría divertido hacerlo.

Vamos, no sean botones.

Sino voy a quedar mal yo solo caramba.



Aclaración: Quiero dejar bien en claro que me divertiría hacer esas cosas o ver que se las hacen a alguien, pero de ninguna manera esto significa que si me las hacen a mi lo vaya a tomar con humor. Mas bien todo lo contrario.
Yo soy capaz de matar si me joden en un mal día, así que ojito, en especial con lo del helado.