Siempre dije que una de las pocas (muy pocas, poquísimas) cosas en las que de verdad me gustaría trabajar, es de viajero culinario. Si se preguntan que demonios es eso, viene a ser algo así como lo que hacen Anthony Bourdain o Andrew Zimmern en sus programas de televisión. O sea, básicamente se trata de viajar a todo tipo de lugares probando las comidas de cada sitio, sean lo que sean.
Por eso, salvando las distancias, claro, y en una escala bastante mas humilde, me sentí enormemente entusiasmado por la oportunidad de haber podido asistir el sábado pasado al asado realizado por el Sr. Viejex en su coqueta mansión ubicada en la exótica aldea de Tigre, un páramo lejano rodeado de islas, selva y Río de la Plata.
Si bien sabía que el menú en si no era nada muy extraño (bah, mas o menos, a esta altura para algunos capaz que si) ya que alguna que otra vez he comido un asado, lo que hacía por demás atractiva la aventura, mas allá de tener la oportunidad de visitar una aldea lejana y casi primitiva, fue que, además, el evento contaba con una exclusiva lista de invitados conformada nada mas y nada menos que por el plantel completo del famosí… eehh, no… bueno, del reconocidí… no, tampoco, eehhh… del pretigio… menos… bueno, del mas o menos pasable blog conocido como Men In Blog (lo cual ya de por si ofrecía un espectáculo pocas veces visto), con el agregado, a manera de bonus track, de la presencia del Sr. Carugo, futuro Honorable Presidente del Club de Fans del mencionado y carismático grupo (lo de “futuro” es básicamente porque aún no tenemos un Club de Fans pero bueno, somos previsores y por sobre todo muy muy optimistas. Las inscripciones están abiertas. Son diez pesitos. Estamos en promoción).
Fue así que, embargado por la emoción y decidido a no perderme semejante acontecimiento, luego de colocarme todo tipo de vacunas por las dudas, con una gran ansiedad y bastante sueño (porque tuve que levantarme temprano y no se si lo dije pero era sábado), emprendí la larguísima y solitaria travesía que me separaba de mi destino.
Fueron varias horas de viaje (mas o menos como catorce contando el colectivo y el tren, aunque capaz que exagero un poco) luego de las cuales, cerca del mediodía, finalmente arribé a la estación de Tigre (bueno, ellos, los locales, lo llaman “estación”, pero en realidad es como una especie de pasillo hecho con ramas y hojas de palmera secas que da a una construcción bastante precaria con un hall central donde algunos nativos tienen comercios y cosas así).
Allí tuve mi primer momento, digamos, de zozobra cuando, al llegar el tren, un grupo de aldeanos surgió de entre la maleza y comenzó a arrojarle piedras y palos y a hacer ruidos y ademanes como si quisieran espantarlo.
Afortunadamente, de inmediato una voz proveniente de los parlantes del tren, explicó que mantuviéramos la calma ya que esto era habitual en este lugar, debido a que esta pobre gente considera al tren como “el gran caballo demonio gimiente de mil patas que vomita gente pálida” y cada vez que arriba uno a la estación repiten ese ritual con la esperanza de poder, alguna vez, lograr que este “demonio” no regrese nunca mas.
Yo estaba extasiado.
La experiencia comenzaba a ser fantástica ya desde el inicio y no podía esperar a ver que me deparaba el día en este pintoresco lugar.
Cuando finalmente pude bajar (habrán pasado como cinco minutos. Afortunadamente los aldeanos no son muy perseverantes y se cansan rápido) me dirigí rápidamente al “hall central” donde había quedado en encontrarme con el Sr. Viejex, quien gentilmente se había ofrecido a pasarme a buscar.
Esto se debió, fundamentalmente, no solo a que el territorio me era ajeno y extraño y podría ser riesgoso moverme por mi cuenta (sobre todo desarmado) sino que, además, siempre es conveniente contar con el acompañamiento de un local por una cuestión de seguridad (parece que los nativos son bastante desconfiados con los extranjeros. Sobre todo con los vomitados por "el gran demonio").
El Sr. Viejex me recibió vistiendo lo que considero debe ser el atuendo ceremonial típico de la zona (una camiseta de Tigre), y luego de alejar a un par de nativos que se me acercaron para venderme unas artesanías, me condujo hasta su auto (lo cual me dio la pauta de cual era su jerarquía en la aldea, ya que los demás andan a pie, a caballo o como mucho en carritos) para dirigirnos ya directamente hasta su residencia.
A medio camino, como yo necesitaba adquirir una gaseosa y además me moría de ganas por enriquecer mi experiencia interactuando con algún aldeano común (el Sr. Viejex aparentemente es de la realeza o algo así), hicimos una parada en un pequeño almacencito de ramos generales muy pintoresco (quizás el único comercio en kilómetros a la redonda), que era atendido por un no menos pintoresco nativo.
Estando allí, el Sr. Viejex tuvo que retirarse unos momentos para ir a buscar al Sr. Carugo ya que lo había dejado esperando en la puerta de la mansión y no era seguro que estuviera allí solo (y menos estando tan arreglado y perfumadito), pero no sin antes aclararle mediante gestos y gruñidos al despachante que yo era amigo, y que venía a comerciar en son de paz.
De esta manera, y confiando en que el Sr. Viejex no me habría dejado allí solo si hubiera considerado que mi vida corría algún peligro, procedí a solicitar el producto en cuestión.
Sin embargo, como respuesta solo obtuve del comerciante una mirada como de desconcierto.
-Una gaseosa por favor ¿Tiene gaseosa?- volví a decir temiendo que el lenguaje se convirtiera en una barrera.
El almacenero me seguía mirando así como medio inclinando la cabeza como si no entendiera.
-Gaseosa- repetí –Agua… dulce…rica… con gas. Burbujitas- dije intentando hacerme entender.
-Aaahhh- dijo el nativo con una gran sonrisa -Si, si.
Fue y me trajo un sifón de soda.
-No, no. Ga-seo-sa… Ehhh… A ver… Seven Up, Fanta, Coca- insistí ya medio nervioso.
-Aaaahhhhh, si, si- dijo el aldeano con gesto de haber entendido finalmente mi pedido.
Y me puso sobre el mostrador una planta de lechuga.
-No, no. Gaseosa señor. Gaseosa- repetía yo.
Pero el tipo me seguía trayendo latas de arvejas, unas bananas, cien de mortadela, un kiwi, unas flechas, un cráneo reducido y cualquier otra cosa, menos una gaseosa.
Por suerte, en ese momento volvió el Sr.Viejex para agilizar todo el trámite y todo llegó a buen término.
Un instante después, y ya con los víveres necesarios adquiridos, llegábamos a la residencia anciana, cuya magnífica construcción terminó de confirmar mis sospechas acerca del nivel jerárquico que ostenta el Sr. Viejex en la aldea, ya que su vivienda está completamente edificada de material mientras que el resto de las viviendas que pude ver parecen ser de adobe y ramas (incluso también hay alguna gente que vive en casas en los árboles, pero son pocos).
Allí, fiel a su naturaleza, lo primero que hizo el nuestro anfitrión fue encender, con un visible entusiasmo, el fuego que cocinaría nuestro almuerzo.
Fue un espectáculo digno de verse.
Se lo notaba fascinado. Como en trance. Con cada crepitar de la madera y el carbón sus ojos centelleaban. Sus silueta se recortaba entre el humo como un fantasma incendiario que estallaba en felicidad con cada chispa.
Un rato después, luego de quemar tres kilos de madera, dos bolsas de carbón, una silla, cuatro tablones, dos piedras y una carretilla, finalmente logró la cantidad de brasas que buscaba y puso las carnes a la parrilla (carnes que supongo serían de res, aunque en ese ambiente casi salvaje bien podrían haber sido carnes de caza), con lo que el evento ya comenzaba a tomar forma, color, y aroma.
Poco tiempo después, y quizás guiados por el apetitoso olor de las carnes al fuego, comenzaron a llegar el resto de los selectos invitados: el Sr Pablo, el Sr. Bigud, el Sr. F. y el Sr. Bugman, quienes tuvieron que llegar en grupo por razones de seguridad, atentos a lo hostil del territorio (Las flechas clavadas en los autos y marcas de piedrazos son prueba de ello).
Apenas minutos después el grupo se completaba con la llegada de los Sres. Briks y Mariano y el ágape daba comienzo.
Debo decir que fue una reunión verdaderamente fantástica.
La comida estuvo realmente exquisita y, por fortuna, esta vez no hubo que lamentar bajas (aunque se hizo un merecido y respetuoso momento de silencio en memoria de aquel pollo incinerado en la reunión anterior).
El Sr. Viejex sin dudas se lució como anfitrión, encargándose personalmente de cada detalle y ocupándose prácticamente de todo (hay que reconocer que los demás mas que transportar los caballetes y el tablón para armar la mesa y distribuir los platos, mucho no colaboramos pero, bueno, en nuestra defensa debo decir que quizás el tener que estar constantemente vigilando la periferia debido a los sonidos extraños provenientes del selvático ambiente que nos rodeaba nos tenía algo nerviosos) y se merece el mayor de los reconocimientos por el esfuerzo y la dedicación demostrados.
Se comió muy bien, se bebió bien y moderadamente (excepto por dos que se bajaron un tubo de tinto solos) y la comida afortunadamente alcanzó con holgura para todos (aunque esto quizás haya sido debido a que al Sr. F. apenas días atrás le habían extirpado unas muelas y todavía estaba algo sensible para masticar, porque sino creo que tendríamos que haber sacrificado a alguna de las perras del Sr. Viejex y arrojarla a la parrilla para seguir alimentando al joven comensal, pero bueno, se comprende que el muchacho está en pleno crecimiento).
La conversación durante toda la velada tocó las mas variadas temáticas (algunas de tinte nostálgico como el recuerdo de los "Kalkitos", lo cual daba cuenta de lo jovatos que somos), se desarrolló siempre en un ambiente de camaradería por demás agradable y llevadero, y dejó para la historia algunas frases que recordaremos por mucho tiempo como el “¡Salí asqueroso, ya se lo que querés!” del Sr. Pablo o la lapidaria “Esas son las cosas que encontrás en internet a las cuatro de la mañana” del Sr. F..
Mas tarde, luego de la sobremesa y el café, se realizaron algunas tomas fotográficas e incluso filmaciones que quizás alguna vez salgan a la luz, o quizás no (se escuchan ofertas) para documentar el evento, y varios momentos mas que redondearon un reunión sencillamente memorable.
Entrada la tarde, el evento se dio por finalizado debido a unos compromisos ineludibles del Sr. Viejex (creo que tenía que ir a hacer un sacrificio o a bautizar a los jóvenes guerreros de la tribu o algo así. No se) y cada uno se volvió a su lugar de origen con la panza llena y el corazón contento.
En mi caso el Sr. Bigud tuvo la amabilidad de evitarme un nuevo viaje en tren (con la consiguiente necesidad de atravesar nuevamente la “estación” esta vez completamente solo) y me acercó en su poderosa Estrella de la Muerte hasta el centro, dejándome en la distinguida Plaza Once donde apenas tuve que evitar dos intentos de robo, uno de asesinato y uno de violación antes de subir al colectivo que me llevó de regreso a mi hogar.
Y así fue.
Volví algo cansado pero feliz.
Feliz por haber vivido una experiencia única, por haber conocido otras culturas, por haber comido asado y por haber podido regresar sano y salvo.
Pero también, principalmente y mas allá de cualquier broma, feliz por haber compartido una tarde con ocho tipos excepcionales, y por haber tenido la oportunidad de pasar gratísimos momentos, de esos en los que uno no puede menos que agradecer las vueltas que tiene la vida y que lo llevan a encontrarse con la fortuna de poder conocer a tan buena gente.
Eso, de verdad, no tiene precio.
A ustedes, muchachos, gracias.
Hablemos de aborto, dale
-
¿En serio quieren discutir el aborto legal? ¿En serio todavía creen que a
esta altura del partido todavía se puede “discutir” sobre el tema?
OK. Discutamos...
Hace 6 años.
36 comentarios:
Sr Renegado, quiero decirle que su crónica del evento es sencillamente genial
no estoy tan seguro que a la gente del Tigre le guste como me gustó a mi, pero es altamente improbable que ellos lean esto
digo...
ésto y cualquier otra cosa.
saben leer?
por su descripción del intercambio con los nativos pareciera que no.
Quizá el Sr Carugo pueda representar su relato con dibujitos. Eso se le da muy bien a él.
Coincidio con ud en que la carne estuvo fabulosa (me preocupa no haber visto a la Sra Viejex...he sabido de ciertas tribus cuyas costumbres culinarias...) ANYWAY ! estuvo todo muy rico y la compañía de ustedes fue de lo mejor
En lo personal fue, para mi, una verdadera satisfacción...que digo satisfacción? UNA INMENSA ALEGRIA haberlo conocido in situ
ahora sé que no soy el más petiso del grupo
LE MANDO UN AFECTUOSO ABRAZO !
espero que se repita a la brevedad (esta vez en parajes más civilizados o, por lo menos, más cercanos...1400km para un asadito...sólo puede significar dos cosas, o tengo mucho hambre o los aprecio un monton)
mmhh rene, no me gusta mucho decirle cosas lindas, ud sabe, mas no puedo mentirle, la cronica estuvo muy graciosa. es muy talentoso haciendo esto.un saludo de lejos.
Vea, yo hace tres años que me mudé a esta zona que usted describe con tanta incomprensión y haciendo gala de una xenofobia galopante. Nada de lo que usted dice es exacto. Aproximadamente nada. Más o menos.
Y que yo recuerde, no hubo indios llamados "tigres", pero si existieron los "quilmes" y se almorzaban a un cristiano vuelta y vuelta cuando estaban de buen humor.
Pero salvando las diferencias culturales, la ocasión fue memorable y fue un gusto que se haya aventurado en semejante periplo para compartirla con nosotros.
bueno, veo que la escoba finalmente tomó forma humana y el dream team estuvo completo!
Así que hay vida cruzando la Gral Paz? Mire usted...
Sr. Briks: El gusto fue mío.
Y se nota que nos aprecia (y viendolo comer, también que es un hombre de buen apetito).
A.R.N.: Si, ya lo se. Me di cuenta hace rato pero, bueno, le agradezco el comentario. Sé que le debe haber costado bastante.
Sr. Bugman: Es que a mi me encanta la aventura.
Y no se sienta tocado. Su aldea, aunque algo primitiva es un sitio muy agadable.
Nefertiti: Si, un forma humana no muy vivaracha, pero humana al fin.
Señor Renegado:
Como habitante de San Isidro, ciudad ubicada bastante cerca de la aldea del Señor Viejex, sólo puedo decir que la gente que habita esos parajes es verdaderamente amistosa.
Tanto es así que su equipo local, en el afán de hacer sentir bien a los visitantes, se deja ganar casi siempre.
El Señor Viejardo comparte muchas cosas con el DT de sus amores:
Él vive prendiendo fuego a todo y Caruso Lombardi vendiendo humo.
Un placer haberle conocido.
Contrariamente a lo que usted seguramente espera, no tengo objeciones que hacer a su crónica, salvo quizás a su presunción de mi pertenencia a la realeza.
Nada más alejado de eso.
Sólo soy el recaudador de impuestos de la aldea.
Carugo, no sea cruel con uno de los poquísimos equipos que hoy por hoy puede cargar. No es mi culpa que hoy Independiente sea como los dinosaurios (eran enormes, pero hoy no existen)
Güüüüenaaas, vengo por el avisito en el otro Blog...a mi me mandaron, eh?
Se juntaron para organizar como van a retirar el premio Bitacoras?
Páseme su CBU que le mando la "donation" por las fotos y videoS....ocBvio que quiero verlos!!!
Don Reneg, las vueltas de la vida a veces son tan inimaginables! sólo hay que abrirse en el momento justo y frente a la gente indicada. A veces recibimos regalos impensados y maravillosos!
Viejex:
Usted sabe que lo aprecio. No se me ocurría poner nada sobre en relación a la excelente crónica Renegadense así que mandé fruta.
(muy fresca, por cierto, porque fue comprada en el "Puerto de..." de su ciudad)
Una crónica entrañable (aunque no se menciona si hubo entraña sobre las brasas). La descripción del anfitrión y su relación con el fuego me impresionó tanto que hoy sólo comeré alimentos crudos.
Pero lo que me dejó sin palabras (y prácticamente me anuló) es que haya salido al ruedo el tema de los Kalkitos. ¿Estarán en casa de mi santa madre mis Kalkitos de "20.000 leguas de viaje submarino"?
Salud, Mr. Renegado.
P.D: ¿A Lunaretti no lo invitaron?
Carugo: Sin dudas. Los aldeanos tigreseños, mas allá de su natural instinto territorialista tribal, son muy amistosos.
Y mas si uno les demuestra que va en son de paz y les regala cosas novedosas para ellos.
En el "hall" de la "estación", por ejemplo, yo le regalé una chapita de cerveza a uno que se me acercó a olfatearme y se fue re contento.
Sr. Viejex: Me alegro. Siceramente estaba algo nervioso (no se por qué pero la imagen de Juana de Arco se me vino a la mente).
Y es cierto, no se como se me pasó que Ud. es el recaudador de la aldea. Es algo evidente.
Anavril: Todavía no tenemos nada resuelto pero estamos viendo de viajar todos y llevar un lector de acompañante. No se. Depende de como se porten.
Primero la oferta. Después el CBU.
Y si, tiene toda la razón (aunque eso de "abrirse" yo no lo diría cerca del Sr. Briks).
Sir Lothar: No, entraña no hubo. Hubo chorizo, asado de tira y vacío.
Y créame que mi descripción de la relación del anfitrión con el fuego se queda corta. Es un espectáculo inigualable.
Lunaretti no pudo asistir ya que está en misión. Para él el trabajo siempre está antes que el placer. Es un pro-fe-sio-nal.
Bueno, no hay mucho que decir más que envidiarlos.
Seguramente todos guardarán un lindo recuerdo de ese día. ¿O no le compraron nada a los artesanos de la tribu?
Impecable, como siempre, como relator de crónicas.
Y menos mal que no invitaron a Lunaretti. Se habría desmayado ante el primer piel roja que se le acercara.
Jazmín: No, como comprar no compramos nada. Íbamos a tallar algunos huesos de las costillas que habían quedado como recuerdo pero creo que también se los comió el Sr. F..
(Psst... Y no les diga "piel roja" a los aldeanos. Mire que el Sr. Bugman también vive por ahí y se pone mal. Es medio sensible).
Alguien tenía que poner la experiencia en palabras. Es más, si cierto material audiovisual llega a ver la luz, espero su crítica de cine.
Esto es inadmisible.
¡Haga nombres!
HA-GA-NOM-BRES.
Bien que se subió a la Estrella de la Muerte muy calladito. No escuché ninguna protesta por la ingesta etílica. Ni siquiera lo vi inquieto. Ni agarrado del asiento. Ni apurado por colocarse el cinturón de seguridad. Lo más pancho el tipo.
En lo demás, fabulosa su crítica. El placer es mío de haberlos visto a todos de nuevo, y de haber podido serle útil a usted, aunque haya acabado siendo víctima de una velada denuncia. Lo volvería a llevar, no tenga duda. Soy así de noble con la gente que aprecio.
Un saludo.
Sr. Pablo: Yo tengo mis serias dudas de que nos convenga que ese material audiovisual vea la luz.
Se nos puede venir abajo la mística.
Aunque si hay buenas ofertas todo se puede charlar.
Sr. Bigud: Yo omití mencionar que los borrachos que se bajaron el litro de tinto solitos fueron Ud. y el Sr. Carugo porque, ante todo, soy una persona sumamente discreta, y lo que pasa en la aldea se queda en la aldea.
Y no dije nada en la Estrella básicamente porque cuando entro en pánico me paralizo. Además iba rezando.
Ok, no voy a pedir nombres.
No voy a exigir fotos.
Pero hay algo que tengo que saber. La Estrella de la Muerte... qué es???
Una... Renault Fuego negra...?
Y... 18.
No se queje, o no lo llevan más.
Jazmín: La Estrella de la Muerte es el vehículo del Sr. Bigud (al cual, hay que reconocer, conduce con gran maestría, icluso estando algo behodo).
No es un Renault Fuego, pero si es de color negro, como corresponde a un Maestro del Lado Oscuro.
Y yo no me quejé ¿No ve que no dije nada?
Ni siquiera hice una acotación cuando paramos en la ventanilla del peaje y el Sr. Bigud en lugar de pagar le pidió a la chica "Otro vino y la cuenta".
Ya me extrañaba a mí que fueran solo cuatro mangos y que estuvieran todos tan dispuestos a pagarla. Ahora me cierra.
Jazmin: La Estrella de la Muerte es un Ford K Black en perfecto estado.
Un saludo.
hasta donde yo sé, la coupe fuego es del Sr Viejex...
Mire, puede ser que el Señor Bigud estuviera algo tomado pero no se notó.
En la filmación se comportó en forma tan incoherente como todos ustedes que tomaron sevenap.
En defensa de mi persona debo argumentar que estaba más fresco que la lechuga de las ensaladas que preparó el Señor Viejex y nunca me pegó el sueñito.
Estaba más activo que las perras del dueño de casa.
Y tráigame otra botella de tinto para descorchar, o acaso mi dinero no vale...?
Briks:
Viejex ya vendió la coupe Fuego, cambió modelo y adelanto unos cuanto años.
Ahora tiene un Palio Fire...
Carugo: No quiero dejar en evidencia cual era su estado aquel día, pero ninguna de las ensaladas que preparó el Sr. Viejex tenían lechuga.
Quizás se confundió cuando se cayó y tragó un poco de césped.
jajajajajaja...!!
Son mortales. Y juntos, se potencian, claro.
Los adoptaría a los 9.
Pero sin pensión, eh. Que para alimentarlos no me alcanzarían ni 5 trabajos.
Adivino que la afirmación del Sr. Bigud sobre el "perfecto estado" de la Estrella de la Muerte, responde al alivio de que haya salido sana y salva de semejante periplo.
No, no, Jazmín. La alusión al perfecto estado tiene que ver con que está a la venta.
(Bigud no da puntada sin hilo)
Oh!
Ohhh!
Hum...
Pensar que un K iba a ser mi primer auto. No lo fue, fue otro, pero siempre me quedó picando... Además, con lo fantasiosa que soy, ya lo estaría viendo como un Spyder...
En un par de meses vuelvo a preguntar sobre el tema.
Y la verdad que está impecable el autito. Y además tiene el plus de que perteneció al Sr. Bigud.
Es un auto famoso.
Yo que Ud. lo pienso Jazz.
(De nada Sr. Bigud. Después hablamos del detallito de mi comisión).
jajajajaajaja... Mire si estará interesado en esa comisión que hasta se hace el zalamero y me dice "Jazz"...
;)
Che pero que lindo!!!
Que ganas de comerme un asadito, y tirarme en un pasto a hacer NADA!
De nada.
En serio.
Y es cierto, tengo que admitirlo, como bien.
O mejor dicho, como mucho.. Yo cuando tengo hambre puedo comerme un.. ..a vaca entera. Eso.
Excelente su crónica!
(tengo miedo de lo que puede llegar a decir si alguna vez hacemos el encuentro en Flores..)
Jazmín: Para nada. No soy zalamero. Medio salame quizás.
Malco: Bueno, quizás para la próxima vez hagamos un evento mas público y con invitados. Veremos.
Sr. F.: Si, nos dimos cuenta. Pero bueno, es entendible, ya que aún está creciendo (Dicho sea de paso, ya podría dejar de hacerlo eh. Así está bien).
Igual que se haya comido hasta el bollo de diario con el que el Sr. Viejex limpió la parrilla, no es nada. Lo que si es inadmisible es que en una mesa en donde el resto estábamos hablando de Kalkitos, gaseosa Teem, y cosas así, Ud. haya declarado impunemente "Yo cuando era chico miraba Pokemón", y nos haya hecho sentir como un contingente de jubilados.
No conozco Flores ¿Que es? ¿una isla?
OIA!
recién me entero de esto.
Todo muy lindo, ahí, pero le digo algo:
Faltó la mirada femenina.
No entiendo quién les hizo las ensaladas ( de rúcula, tomate y tofu, por ej), quién los miró reprobatoriamente cuando se mandaban alguna chanchada o hablaban de porno ( eso era lo que buscaban a las 4 de la mañana,noooo?) y quiénes se quedaron chusmeando con la sra. Viejex mientras ustedes levantaban la mesa (porque el asado es cosa de hombres).
Quién les ofreció café, e indicó cuál de uds debía servirlo...
Enfin, esas cositas que hacen de la presencia femenina una delicia que no puede faltar.
La próxima, ya saben cómo mejorar su evento.
besos.
Mona Loca: No, no faltó nada mire.
Las ensaladas fueron preparadas por el Sr. Viejex, al igual que el café.
Y no hubo necesidad de miradas reprobatorias ya que somos todos caballeros y no tocamos temas de conversación tan chabacanos como el porno.
Pssssss, faltaba mas.
A lo sumo para lo único que hubiera sido necesaria una presencia femenina, hubiera sido para el lavado de platos (porque de eso también se ocupó el Sr. Viejex y ya nos daba pena pobre).
Señor Renegado:
Lo felicito por la crónica.
Mire que buena será que en el momento en que usté llega a la estación se me puso la piel de poyo, vea.. :O
Y no lo critique al Señor Bigud por haber aprovechado para tomarse un vinito(entero), sé de mucha gente que consume etílico y está en perfecto estado para conducir.
Se lo digo con conocimiento de causa(no sabe las veces que me subí a la moto con un valor alcoholico en sangre que para que le cuento, y acá stoy.. :P)
Me alegro que lo hayan paso bién!
Beso!
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