Aviso

Bien, hoy viernes, es el último día que asistiré a este inmundo y desgastante sitio conocido como "mi lugar de trabajo".
Debido a esto, durante las próximas dos semanas, es altamente probale que no dé señales de vida (no lloren por favor, no lloren), ya que, como he mencionado en alguna oportunidad, cada cosa que escribo aquí es producto de la gran cantidad de tiempo libre del que forzosamente dispongo gracias a la infantil y cretina estrategia de mi superior (que ojalá en este mismo momento esté sufriendo de una diarrea aguda e hirviente que le impida disfrutar un solo minuto de sus inmerecidas vacaciones).
Alguien podrá suponer que en este momento me embarga una indescriptible felicidad ante la inminencia de tal acontecimiento; pero no es así.
Este viernes de punto de partida de vacaciones será, sin dudas, el peor de todos los que me ha tocado vivir. El mas vacío. El menos adornado de alegrías.
Los motivos de que esto sea así, los detallaré en alguna oportunidad, en la que me encuentre lo suficientemente deprimido como para necesitar sacarme estas cosas de adentro y compartirlas con algunos cuantos ojos anónimos, a los que tal vez no les interesará en lo mas mínimo, o si. Quien sabe. El mundo es un lugar misterioso.
La cuestión es que durante las próximas dos semanas no solo no realizaré ningún viaje fantástico, ni probaré exóticos manjares, ni visitaré lujosos hoteles, ni me entregaré a los mas exquisitos placeres que la vida puede ofrecer, ni nada de eso.
Tampoco viviré esa ansiedad de esperar a que llegue el momento de empezar de una vez a divertirme, y permitirme ignorar por completo los horarios y las costumbres disfrutando de esa tan ansiada libertad.
No cerraré los ojos en un lugar, y volveré a abrirlos cuando sienta el murmullo del mar cerca, o el sonido de la brisa fresca acariciando las montañas.
No. Esta vez no hay expectativas, ni emoción, ni nada.
Solo la humilde y pequeña satisfacción de saber que, al menos, no tengo que venir a trabajar.
Y sinceramente, no me es suficiente para estar contento.
No me alcanza para sentirme afortunado, por mas que algunos me quieran demostrar que lo soy.
Realmente no me parece justo. No me hace feliz y no me gusta.
Me da bronca y mucha.
Pero no me queda mas opción que intentar aceptarlo.
Debo morderme los labios y enfrentar esto, en los que ahora se convirtió mi vida.
Y seguir tratando de cambiarlo como sea y como pueda.
Por lo pronto, este viernes que antes era motivo de inmensas alegrías, hoy por hoy, es un viernes … triste.

Bueno, estas depresivas líneas son solo para avisar que por dos semanas tal vez no escriba nada (como si por eso el mundo fuera a colapsar y la gente sufriera ataques de pánico o simplemente como si a alguien le importara), o quizás escriba algo cada tanto desde la monótona santidad de mi hogar. No sé. Veremos que tan bien o mal estoy estos días, y que tan rápido me aburro de jugar al Need for Speed Underground 2.
Pero como no quiero dejar la sensación flotando en el aire de que esto es una despedida lúgubre, oscura, y con muy poca onda, imaginen que estoy disfrazado de Power Ranger haciendo piruetas arriba del escritorio, me tropiezo con la abrochadora y luego de dar varios tumbos, caigo y me pego un flor de porrazo contra el piso, con tan mala suerte que se me raja el traje en la parte de atrás dejando ver que estoy usando un calzoncillo con dibujitos de ositos.

Bueno, al final no sé que es mas triste.

Se vemos.