jueves, 17 de diciembre de 2009

Disculpá gorda...

Día indefinido. Retorno a mi hogar luego de un agobiante y poco feliz día de trabajo, en el colectivo que, como siempre, viene atestado.
Yo, para variar, parado, ubicado de frente a la fila de dos asientos.
En el asiento del pasillo, sentada y profundamente dormida, una gorda.
En un momento, y producto de los vaivenes del transporte, la gorda comienza a desplazarse. Mas precisamente, se me empieza a venir encima.
Y cuando digo venir encima, me refiero específicamente a que su regordeta cara se inclinaba cada vez mas y mas hacia mi … como decirlo para no decir poronga que quedaría muy feo ... a ver ... hacia mis partes privadas.
Yo, con gente a ambos lados, estaba imposibilitado de moverme y me iba sintiendo cada vez mas incómodo.
La gorda no se despertaba, y cada curva o movimiento lateral del vehículo la acercaba mas y mas.
Finalmente la situación llegó a un punto límite.
La cara de la gorda estaba a tan solo dos centímetros de mi ... bueno ... de ahí.
Irremediablemente, en la próxima curva, el contacto iba a ser inevitable.
Y encima ya había un par de testigos que se habían percatado de la situación y no dejaban de mirar de reojo.
Yo miraba el camino, calculando la distancia hasta la próxima curva. Me sé el camino de memoria. Sabía que no faltaba mucho. Tenía que tomar una decisión. Y la tomé.
Aprovechando un mínimo movimiento, exageré el vaivén y con mi mochila, la cual llevo en la mano y no puesta en la espalda como hacen tantos cabeza de termo, le aplique un ligero golpecito en la gamba a la gorda durmiente.
La rolliza soñadora se despierta sobresaltada y me lanza una furibunda mirada de indignación.
Yo la miro arqueando las cejas y poniendo cara de “¿Qué te pasa Porky? ¿Te desperté?”
“Me diste un golpe con la mochila” me dice la gorda atrevida “Tené mas cuidado”.
“Fue sin querer” dije yo medio caliente “Además te me estabas viniendo encima”.
“Bueno, yo estoy dormida. Hay otras formas de despertarme” retruca la gorda buscaroña.

Y ahí fue cuando, como un flash, una respuesta se me cruzó por la mente.

Una parte de mi me decía “¡No! ¡Ni se te ocurra decirle eso! Decí “Bueno disculpá” y terminá con la discusión. No seas infantil”, mientras que la otra me gritaba “¡¡Siiiiiiiiiiii!! ¡Deciselo, por favor! ¡¡Deciselo que me muero!!”.

Y, por supuesto, prevaleció la segunda voz.

“Bueno disculpá gorda, lo que pasa es que estabas tan cerca que me agarró miedo de que me la muerdas pensando que era un pancho” le dije.

La gorda abrió la boca casi tan grande como los ojos y amagó como a decir algo, pero no le salieron las palabras.

Afortunadamente, justo en ese momento, alguna gente se bajó y pude moverme hacia atrás.

La gorda se quedó ahí con la boca abierta y roja de furia, y yo hice el resto del viaje riéndome solo.

14 comentarios:

Nefertiti dijo...

Impecable!!! Hace un tiempito que lo vengo leyendo silenciosamente mi estimado. Banco a muerte a la gente sin filtro!!! jajaja
Sinceridad brutal ante todo!!!

La Ruiva dijo...

Jodeme que le dijiste eso!! JAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJA! que maestro, el maestro de las situaciones colectivales.

Pablo dijo...

Es mentira. No pudo haber dicho eso.

Pero si...no, no. Imposible.

Canoso dijo...

Jajajajajaja.
No hay con qué darle, che. Usted tiene cada salida.
Eso no le va a pasar cuando tenga la cupé Fuego....
Un saludo

Winter dijo...

Se lo merecía. Has hecho justicia. Eso sí, fué una movida riesgosa...

Tenga un saludo cordial.

Mona Loca dijo...

Me quedé con la boca abierta como la gordaaaaa!!

Es más, escribo sin cerrarla!!

Si algún día salgo de mi asombro, le escribo otro comentario.




(qué hdp! jajajaa)

Mona Loca dijo...

Otra cosa...qué imán para las gordas, ehhhh!!!

Digo, entre el post anterior y éste...
se ve que usted tiene un nosequé que queseyó con las señoras entraditas en carnes!

otro beso

Viejex dijo...

Si non e vero, e ben trovato, dicen por ahí. Que cruel es usted con las personas excedidas de peso!

Renegado dijo...

Nefertiti: Si, yo no tengo muchos filtros. Y los que tengo me andan medio mal. Debe ser por eso que tengo tan pocos amigos.

Rubia: Es que con mas de diez años de experiencia, uno algo termina aprendiendo (y, por otro lado, también se va volviendo cada vez menos tolerante de cualquier situación).

Pablo: Usted lo dice porque me conoce personalmente y sabe que soy un tipo agradable, tranquilo y simpático, pero no siempre soy así.

Carugo: No, ahí cuando mucho pasaré a gran velocidad (tipo a 60 km/h) cerca de la gorda para gritarle "¡¡Gorda escupí el fitito!!".

Winter: Si, lo fue. Pero por algo Peligro es mi segundo nombre.

Mona: Bueno, mejor ciérrela porque hay mucho guarango dando vueltas y le pueden decir cualquier cosa.
Si, no se, que se yo. No soy yo. Ellas me provocan. Tienden a molestarme las cosas que ocupan demasiado espacio.

Viejex: Si, puede ser. Es que en el colectivo y después del trabajo, soy como Mr. Hyde.

El Profe dijo...

Sí, estuviste contenido y mordaz; peor hubiese sido que le digas: "tenía miedo de que estés soñando con un cono helado y me la..." ¡bueh! que morder —aunque más violento— paradójicamente es más delicado, me parece...¡ja!

Renegado dijo...

Profe: Por supuesto. Yo no soy tan ordinario.

Claude dijo...

Muy bien resuelta esa situación, Renegado. Para el próximo viaje le deseo esto.

Anónimo dijo...

MOMENCLADOR:
wwwwtfuck... que rareza ... inquietante lo tuyo

Anónimo dijo...

MOMENCLADOR:
wwwwtfuck... que rareza ... inquietante lo tuyo