jueves, 18 de enero de 2007

Vamos a la tanda ...

Odio las propagandas. No todas, algunas son creativas, bien hechas y me gustan (hasta que las veo las veces suficientes como para que me aburran, o hasta que interrumpen alguno de mis programas favoritos), pero el resto, mas o menos el 95%, me fastidian y me parecen una soberana porquería cuyos creadores se merecerían poco menos que azotes, empalamientos públicos y vejámenes varios.
Algunas otras, directamente, son insoportables, como las de Vivere protagonizadas por ese niñito trolo animado que habla con esa irritante vocecita y que reemplaza las "s" por la "ch"; las de jabones en polvo, las de productos para baño y cocina (especialmente las del homosexualísimo Mr. Musculo), las protagonizadas por niños, y demás etcéteras. (acabo de aprender como se escribe "etcétera" gracias al corrector ortográfico del Word ).
Sin embargo, a pesar de que quisiera que el televisor se apagara automáticamente cuando comienza la tanda publicitaria, y se re encendiera cuando empieza el programa (con lo cual, de paso ahorraría electricidad) los comerciales son un mal inevitable, y como televidente se debe aprender a convivir con ellos.
Además, haciendo gala de optimismo y buena voluntad, hasta pueden ser útiles para algunas cosas: La primera, para ejercitar los reflejos y la articulación del pulgar haciendo un zapping vertiginoso en cada tanda; luego, para ejercitar la temporización mental para saber exactamente en que momento se debe volver al canal en el cual el programa que se estaba viendo recomienza (similar a la temporización mental que se usa con los semáforos, en la cual uno ya empieza a avanzar una milésima de segundo antes de que la luz roja cambie a amarilla), y, finalmente, a manera de entretenimiento pseudocientífico, para dilucidar que tipo de gente es la que está perdiendo sus valiosos minutos detrás de la pantalla.
En éste último caso, se deberá realizar un análisis psico-sociológico (que no se muy bien que significa porque esa palabra se la escuché a mi hermana que es abogada, pero queda bien ponerla) de los tipos de contenidos publicitarios de ciertas propagandas, a fin de inferir que target de público se verá influido por los mismos.
¿Se entiende? No. Bueno. No importa. Yo tampoco entiendo demasiado pero de algo tengo que escribir.

Vamos a los ejemplos:


Comercial de empresa otorgadora de préstamos de dinero en efectivo con facilidades de pago que deben creerse o sino se procede a reventar como una piñata.

En este caso se observa a sus protagonistas, dos gordos grasas y ordinarios, sentados a orillas de la Costanera en unas no menos ordinarias banquetitas plegables, tomando mate, obviamente, a fin de otorgarle ese toque de argentinismo y provocar inmediatamente el fenómeno de identificación.
Por la radio escuchan de la increíble oferta en préstamos personales en efectivo, y de las ventajosas facilidades.
Uno de los gordos, incrédulo de lo que acaba de escuchar, hace explosión, demostrando que estaba relleno con papelitos y talco, mientras el otro, imperturbable, solo menea la cabeza.

Este comercial tan "divertido", obviamente está dirigido principalmente al público clase TBC (Televidente Boludo Crónico), fiel seguidor, por ejemplo, de Marcelo Tinelli, (a quien llama "Marce" o "Cabezón" como si lo conociera de la infancia), y que se divertía a lo grande con las cámaras ocultas arregladas y con cualquier otra grasada de ese estilo que culminara con la humillación pública de alguien, lo cual lo llena de jolgorio e inexplicable regocijo.
Solo a este tipo de personas con un intelecto apenas superior al de un mono carayá, puede provocarles alguna atracción el efecto de ver "reventar" a un tipo, y con ello interpretar que la oferta debe ser buena.


Comercial que publicita un producto para la artrosis protagonizado por una figura muy conocida.

Se observa a Mirtha Legrand haciendo de Mirtha Legrand, hablando de los múltiples beneficios del producto con ese fingido gesto de señora buena que suele poner, y sin moverse demasiado porque se le saltan los puntos.

Obviamente los publicitarios creativos, apuntaron muy atinadamente a un público mayor de edad. Muy mayor. O sea, un público clase VCAP (Viejos Chotos Al Pedo), que está todo el día sentado frente al televisor.
En este sentido, quien mas podría ser la estrella protagonista, sino una señora que, no solo ya está en ese target de edad, sino que hasta lo pasó de largo hace rato, lo cual hace que sea mas creíble que pueda recomendar algo para los huesos.
No sería muy coherente ver por ejemplo a Luciana Salazar prácticamente en bolas como siempre, hablando de las bondades del producto y los resultados satisfactorios contra su problema de artrosis. Además dudo que pueda pronunciar la palabra "artrosis" y dudo, también, que algún viejo sobreviva al infarto de ver a esa perra medio en bolas medio seguido.
En cambio los vejetes la ven a la otra vieja, y arqueando las cejas dicen: "Ah, si lo recomienda Mirtha debe ser bueno … mirá… está bárbara", sin tener en cuenta que la señora tiene tantas estiradas que cuando tira un beso se le raja la piel de la espalda, y que dicha tensión epitelial es lo que apenas sostiene en su lugar a sus frágiles y corroídos huesos.


Comercial de yogur beneficioso para el "tránsito lento". (Tránsito lento: Dícese de estar tapado, seco de vientre o cagar una vez por semana con lágrimas en los ojos y dejando las marcas de las uñas a los lados del inodoro).

Aquí, la protagonista (siempre una señora o señorita con cara de circunstancia), se queja de sentirse hinchada y molesta debido a que no puede mover el vientre con la regularidad requerida (no caga).
Luego, alguien le recomienda el yogurcito y en el siguiente acto se la muestra completamente relajada, muy sonriente y con cara de feliz cumpleaños, agradecida por los beneficiosos, y aparentemente instantáneos, efectos del producto en cuestión dando a entender que se acaba de echar un garco MONU-MEN–TAL después del cual seguramente hubo que dinamitar el baño.
Este comercial parece estar dirigido exclusivamente a un público clase MQNC (Mujer Que No Caga), ya que aparentemente el estar seco de vientre es patrimonio exclusivo del género femenino.
Además, nótese que una vez que han cumplido satisfactoriamente su misión (o sea, ya cagaron), su mundo cambia y, como por arte de magia, todo a su alrededor, e incluso su vestimenta, se vuelve de colores en la misma gama que el color del envase del producto. O sea, aparentemente el yogur tiene un doble efecto: primero te afloja los intestinos e inmediatamente después te lleva compulsivamente a redecorar la casa y comprarte ropa.


Comerciales de productos varios para el cabello.

En ellos, se pretende demostrar que la mujer protagonista triunfa en algún aspecto de su vida (generalmente vinculado a un hombre o a la conquista del mismo) solo si consigue el prolijo armado de sus rulos o un lacio perfecto.

Está dirigido a un público clase MMP (Mujer Muy Pelotuda) o sea pseudoadolescentes huecas y bobas, o, peor aún, señoras maduras que se creen adolescentes, quienes aún fantasean con el hecho de que a los hombres nos importa en lo mas mínimo si tienen rulos, pelo lacio, claritos, trenzas, un corte mohicano, o lisa y llanamente, si tienen pelo; y que el éxito en la vida lo van a lograr revoleando la cabellera en camara lenta.
Solo a esa clase de mujeres se le puede hacer creer que la vida funciona de esa manera, y que un shampoo o un acondicionador es la pieza faltante en el desastroso rompecabezas de sus tristes y patéticas vidas. (Faaaaaaa ! tomá mate! … mirá que frase me mandé).


Comerciales de una conocida sustancia adhesiva para dentaduras postizas.

En uno de ellos se ve a figuras reconocidas como Adriana Salgueiro y Luisina Brando, luciendo orgullosas su comedor artificial y hasta encajándole un arriesgado tarascón a una manzana.
En el otro comercial se observa a distintas personas mayores realizando variadas actividades y destacando que gracias al producto no se le piantan los tintines.

Está dirigido, obviamente, a un público clase VSD (Viejos Sin Dientes) o PB (Personas Bidentes: que tiene 2 dientes), que necesitan usar los postizos para alimentarse con sustancias sólidas.
En el primer caso, la utilización de figuras conocidas provoca en el desdentado televidente la idea de que "incluso la gente de la tele usa postizos mirá vos", haciéndolo sentir nuevamente una parte integrante de la sociedad (porque como todo el mundo sabe, si algo no es reflejado por la televisión, es considerado anormal, paria o directamente no existente) y alejando de su mente esa idea de que por el simple hecho de pasar horas chupando un sanguche (porque no lo puede morder) es un monstruo anormal que debe ser separado de la comunidad.
En el segundo caso, se pretende demostrar que el uso de dentadura artificial no limita en nada el desarrollo de una vida variada, muy activa y perfectamente normal (como si la gran mayoría de los pobres viejos tuvieran una), si ésta se encuentra firmemente adherida a la encía, el hueso de la mandíbula o a lo que sea que deba adherirse dentro de la boca (no lo se.. no soy ortodoncista). Esto, además, le inculca al viejerío la errónea idea de que pueden volver a hacer ahora casi las mismas cosas que hacían a los treinta, provocando con ello los mas horrendos y desagradables accidentes protagonizados por sus dentaduras postizas voladoras.
De todas formas, a los publicistas no les importa porque saben que la gente vieja está chota y se cree cualquier cosa.



Comercial de jabón en polvo protagonizado por Juan Darthés.

En él se ve a una señorita que, lavando la ropa, en un momento ole una prenda y ahí nomás empieza a soñar que viene Juan Darthés, le canta, la pasea en bote, corren en cámara lenta tomados de la mano entre flores, después se tiran a una cama con forma de corazón riendo como dos boludos y finalmente amaga con piruleársela entre los yuyos.

Está orientado obviamente a ese público tan numeroso de clase ADCSL (Ama De Casa Super Loser), cuyas escasísimas neuronas vegetan en el interior de su minúsculo cerebro atontadas por el olor a lavandina y desodorante de ambientes, quemadas de tanta novela de cuarta, berreta y sentimentaloide, cansadas y aburridas de su perra y rutinaria vida, y que fantasea cada cinco minutos con que algún día un buen groncho le salga de adentro del lavarropas, la secuestre y se la lleve lo mas lejos que se pueda de su marido, casa e hijos, para convertirla en su esclava sexual por el resto de sus días dándole a la matraca duro y parejo.
Muy lindo. Muy bonito.
O sea que mientras el marido se rompe el orto laburando, la mina sueña con que venga el pelotudo de Juan Darthés y se la lleve. Muy bien eh. Los creativos que pensaron en esta grasada deben ser, o bien un grupete de mujeres resentidas y muy malatendidas, o un reverendo par de trolos soplapetes que transfirieron sus mas profundas fantasías sexuales al formato de comercial para televisión.
De otra forma no se entiende que carajo tiene que ver Juan Darthés con un jabón en polvo.


Bueno, seguramente hay muchos otros ejemplos de comerciales ridículos y cansadores, pero ahora, precisamente, no se me ocurre ninguno mas.
Por eso, y porque si lo cierro acá después no puedo robar de nuevo con este tema, declaro esto como la primera parte de un informe mucho mas extenso (bue … mas o menos … lo que salga), y lo finalizo, solo por hoy, con un muy oportuno "CONTINUARÁ".

Después veremos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente espectacular, qué análisis teté!

Zoqueta dijo...

Jajaja carambolas, qué pedazo de análisis! Me mató la foto de los viejos ajajajjaaaaaa.
Te llevás mis primeras risas matutinas.
Y por suerte no escupí galletitas! Eeeee

PD: Odio la propaganda de pantene donde la pelotuda esta actriz que nunca me acuerdo su nombre dice "PERO A MI SE ME CAE EL PELO TODO LO DIAS" [sic]

Calio dijo...

Buenisímo Sr Renegado! llegué por estos lares desde la casita del sr Mantis, me maté de la risa y debo decirle que comparto su mirada crítica sobre las pelotudeces publicitarias, especialmente a la del "yogur para el tránsito lento" (por ser mujer) y la de Darthés (porque lo odio)
Aplausos, muchos...
Saludos!

Anónimo dijo...

Excelente, resumis el pensamiento de muchos sufridos televidentes condenados a ver propagandas consecutivamente pelotudisimas.
El tema del transito lento, un eufemismo elegante claro esta para decir GENTE QUE NO CAGA, se ha vuelto tema reiterativo en muchisimos espacios publicitarios.
a mi personalmente una publicidad que me pone los pelos de punta, es una de CASANCREM, en la que una pendeja deja caer sus mofletes hinchados hacia adelante sobre una mesa, mientras aparenta estar semidormida, y Martiniano Molina creo que es, revolea una insoportable sonrisa y un tacho con queso. Realmente la odio .Simplemente las niñita me resulta repulsiva.
Me encanto tu analisis. Suerte.