viernes, 29 de diciembre de 2006

Se acaba ...

Bueno, como quien no quiere la cosa, se va terminando el asuntito este de las fiestas.
Ahora solo queda pasar la de fin de año y listo el pollo, hervido el matambre y adobado el lechón (otra vez).
Otro ciclo formalmente cerrado, sellado y rumbo al polvoriento archivo de la memoria (soy un poeta, que lo remil parió…).
Básicamente no hay demasiado para decir del fin de año.
Generalmente surge el consabido balance, la nostalgia de lo que no fue, la satisfacción de lo que se consiguió, y boludeces por el estilo, tan útiles como originales; algo que no pienso hacer, fundamentalmente porque sé de antemano que el resultado de dichas cuentas me provocaría un irrefrenable impulso de comer sandía con vino tinto con el fin de reventar como un sapo y así acabar con mi miseria.
Termina un año y al toque empieza otro. Uuuhhh gran cosa. Ay como tiemblo.
Es simplemente cambiar de almanaque. Dar vuelta la hoja. Cambiar el 06 por el 07. Nada especial. No veo el motivo para hacer tanto escándalo.
Además si vamos a la cosa estrictamente científica, histórica, y matemática, por lo único que el “año nuevo” cae justamente en año nuevo, es por este sistema calendario bastante choto que tenemos.
Por si no lo sabían, lo usamos solamente porque a un tipo que se llamaba Gregorio y que laburaba de Papa (de Papa así religioso; no disfrazado de tubérculo ¿se entiende no?) se le ocurrió imponerlo allá por el año nosecuanto (hace mucho) y solo con la infantil motivación de reemplazar el calendario que se usaba antes y que había inventado Julio César.
Como parece que entre ellos había pica, seguramente por asuntos de polleras, Gegorio (Greg para los amigos) agarra, se pone a hacer unas cuentas, y le termina cambiando unas cosas al calendario de Julito, argumentando que estaba lleno de errores, que era patético y que además Julio se la comía.
De esta manera, después de que casi terminan a las patadas, se impone el calendario Gregoriano (agarrámela con la mano) para el mundo occidental, que es este que usamos acá ahora.
O sea, la realidad es que nosotros festejamos estos días por el capricho de un viejo hinchapelotas que no tenía nada mejor que hacer que pelearse con otro tipo a ver quien la tenía mas larga y que calendario era el mas pulenta.
En definitiva, este sistema calendario no solo no es del todo preciso, sino que es un cachivache desparejo con meses de 28, 30 y 31 días, con un mes de 29 días cada 4 años, y cosas así hechas medio al tun tun, y que, además, está totalmente desincronizado (o sea no tiene un carajo que ver) con los ritmos naturales, lunares, planetarios y energéticos (como si lo está el calendario Maya por ejemplo, que tiene la re onda planetaria).
Y todo porque Greg de eso, no tenía ni la mas reputísima idea, porque era Papa – nata (chiste malísimo) y solo quería figurar en los libros de historia.
O sea que, si ahora querés usar el almanaque para algo útil, por ejemplo programar tus cosechas para la época de lluvias, pronosticar la llegada de un cometa, o saber cuando va a ser el próximo eclipse, no te sirve de nada.
Una vergüenza.
Lo único bueno es que en este calendario el año nuevo siempre cae feriado y no se trabaja.

Pero bueno, vamos al tema de la fiesta en si.
Siempre me pareció que, en cuanto al nivel del festejo, el del año nuevo es como menor que el de Navidad. Y esto no lo digo en tono discriminatorio porque el año nuevo sea negrito ni nada de eso, pero el caso es que, como Navidad llega primero, la gente, que esta todo el año esperando por esta época de fistas porque le encanta ser cursi, se va preparando con tiempo, se entusiasma a medida que se acerca la fecha, y finalmente festeja a lo loco recontenta y reemotiva. Todo esto sumado al plus de que, además, se hacen regalos.
En cambio, para la fiesta de año nuevo, la sensación ya es como de que es mas de lo mismo. El entusiasmo ya no es el mismo, los menúes se repiten, no hay tanto significado místico si se quiere, y, encima, no se hacen regalos.
Es casi como si se festejara solo por el gusto de festejar, y para volver a tener una excusa para comer y chupar en exceso. O sea, festejamos de angurrientos nomás.
Si uno es de reunirse tradicionalmente con la familia, la fiesta es como un Deja Vu.
Todo se repite. Es como hacer lo mismo dos veces, o como el segundo tiempo de un partido que se sabe que termina en empate.
En definitiva, mucha gracia no tiene.
Sin embargo, el año nuevo cuenta con algo a favor (menos mal, pobre) que la Navidad no tiene, y es el encanto de esa sensación inconsciente de “cuaderno nuevo”.
Recuerdo que cuando era chico, seguramente como muchos, porque de chico nunca fui original, (ni lindo, ni flaco ni popular), cada vez que empezaba un cuaderno nuevo, al abrir la tapa, y viendo esa primer hoja tan blanca e inmaculada, tan nuevita y limpia, me prometía solemnemente a mi mismo (porque ya de chico me hablo solo) que iba a ser mucho mas prolijo que en el otro cuaderno; que iba a tener mas cuidado en cada cosa que hiciera para no tener que borrar mucho, que iba a escribir con mejor letra (o al menos con letra que se entendiera), y cosas así, para que el nuevo cuaderno quedara así de limpio y perfecto hasta el final.
En síntesis, mi intención era cuidar la pulcritud de ese cuaderno nuevo, tratando de ser mucho mejor de lo que venía siendo, en todo lo que me tocara hacer.
Con los años nuevos suele pasar lo mismo.
Cuando se toma conciencia de todo el tiempo que se tiene por delante, y de que en el nuevo período que comienza todo está aún por hacerse, es muy probable que simultáneamente se proyecte el futuro prometiéndose no cometer los mismos errores, ser mejor persona, alcanzar aquellas metas inconclusas, lograr objetivos nuevos y hacer todo lo posible porque el año que comienza sea mucho mejor que el que se fue.
Solo que, al igual que sucede con los cuadernos, no pasa mucho tiempo hasta que involuntariamente provocamos la primer mancha; y a partir de ahí, ya nada es lo mismo.
Por alguna extraña razón, tanto en los cuadernos nuevos como en los años nuevos, inmediatamente luego de la primer imperfección o el primer error, los cuidados decrecen, la disciplina se afloja, y el entusiasmo por ser “mejores” deja lugar a la resignada certeza de que siempre vamos a ser iguales y que ya no tiene mucho caso continuar esforzándose de mas.
Como si una simple falla en un pequeño lugar, arruinara completamente el proyecto entero.
De esta manera, probablemente apenas un par de meses después, el año nuevo ya se haya convertido prácticamente en una simple y tediosa continuación del año viejo.
Igual que con los cuadernos.

En otro orden de cosas, también estuve pensando (porque a veces pienso … en serio … lo juro …. No se nota, pero es verdad) y no pude evitar advertir que desde hace unos cuantoa años ya, que cuando llega fin de año lo que mas escucho en boca de la mayoría de la gente, incluso de mi mismo, es la frase “menos mal que se termina este año de mierrrrda” o sentencias similares.
O sea, aparentemente, a mucha gente no le ha estado yendo bien estos últimos tiempos.
Esta bien que uno esta sujeto a las variables del entorno, y que a veces es imposible abstraerse de ellas, pero habría que pensar también en cuanto de lo “mal” que nos va es responsabilidad nuestra.
Alguien dijo alguna vez “Si uno comete siempre los mismos errores, como puede pretender que las cosas cambien” o algo asi.
Y creo que es muy cierto.

Por mi parte realmente espero que el año que viene sea mejor que este que se va. Pero mucho mejor. Y voy a poner todo mi empeño en intentar que así sea.
Mas que nada porque si llega a ser igual o peor que este seguramente no llego al 2008, y sería un verdadero desperdicio y una soberana injusticia, que alguien tan bueno y apuesto como yo desapareciese tan pronto.


Para todos los que lean esto, les deseo tengan ustedes un año nuevo colmado de éxitos, alegrías, paz y, lo mas importante de todo, mucho glamour!!! (Pero si a mi me va mal y no llego al 2008, deseo que caiga un gigantesco meteorito que haga polvo este planeta lleno de garcas y que no quede nadie ni nada).

Felicidades!!!

Cheers !!

1 comentario:

The Bug dijo...

La descripcion minuto a minuto del festejo es apoteotica.
Solo le falto el relato merson de Osvaldo Principi.

(es cierto lo que cont�s del deja vi de las fiestas: este comentario ya lo hice para navidad, no tiene nada que ver con este post y sin embargo no tuve forma de evitar repetirlo)