Crítica de cine: IRON MAN

Podría decirse que junto con Thor, el Capitán América y Hulk, Iron Man es uno de los primeros héroes emblema del universo Marvel y, a pesar de ello, quizás uno de los menos conocidos y, por ende, atractivos, para el gran público en general (comparándolo por ejemplo con los X-Men o Spiderman, claro). Por este motivo, que se hayan jugado a llevarlo al cine (aún cuando parece estar de moda dar vida a los superhéroes clásicos) no deja de ser un movimiento sorpresivo.
Mas allá de eso, para aquellos que tenemos un cierto conocimiento del personaje por ser amantes del mundo de los cómics y de la misma manera en que sucedió con los anteriores superhéroes, el poder verlo, finalmente, materializado en la pantalla grande no deja de ser toda una experiencia que, personalmente, me llena de felicidad.
Y si, además de eso, me encuentro con un trabajo tan bien realizado como este, con detalles tan cuidados y caracteres tan fielmente representados, no puedo menos que sentir una profunda y genuina satisfacción (y una gran tranquilidad al saber que no malgasté mi valioso dinero en las entradas del cine).
Como toda primer entrega de lo que será, seguramente, una saga, esta película fundamentalmente es una introducción al personaje y a las circunstancias que lo llevan a convertirse, finalmente, en Iron Man (Uy, diculpen si les revelé la identidad del héroe. Fue si querer. No se lo digan a nadie), por lo que no esperen ver la armadura completa hasta bien pasada la mitad de la cinta.
Durante toda la primer parte, la historia se centra en la presentación del protagonista: Tony Stark, un genio de la mecánica y la electrónica quien, tras la muerte de su padre (el viejo Stark. "Pepo" para los amigos), queda al frente de la poderosa compañía que lleva su nombre y que se dedica, principalmente, a la fabricación de sofisticadas armas de avanzada para el ejército de los EEUU, por lo cual factura fortunas.
Esto lo ha convertido, obviamente, en un hombre poderoso, multimillonario, frívolo, superficial y algo pedante pero, sin embargo bastante simpaticón.
Un buen día, y para supervisar personalmente la presentación y venta de la última creación de las Industrias Stark (el "Ícaro", un cuete así grandote que una vez en el aire tira como veinte cuetitos mas chicos que te hacen mierda una montaña entera), debe viajar hasta el medio oriente, lugar jodido si los hay, especialmente si vas a probar cuetes.
La demostración es un éxito, la venta se concreta, y Stark emprende cancheramente el regreso para seguir dedicándose a su lujosa vida de rico, cuando sorpresivamente el convoy militar en el que viaja es violentamente atacado por insurgentes.
Escapa de puro gas (por no decir de pedo que quedaría feo), pero queda gravemente herido por restos de metralla, y encima es tomado prisionero.
Poco tiempo después despierta encerrado en una cueva en compañía de otro tipo, y nota que lleva incrustada en su pecho una extraña pieza metálica circular (sería algo así como la tapa del tanque de nafta del auto) que lo conecta por medio de cables a una batería.
El otro tipo (que parece que es un científico, o al menos alguien bastante inteligente que se da maña para armar cosas) le explica que él fue quien se la puso (refiriéndose a la pieza metálica. No sean mal pensados y ordinarios por favor) para evitar que los restos de metralla aún existentes en el interior de su cuerpo viajen a través del torrente sanguíneo hasta alojarse en el corazón, lo cual lo haría estirar la pata en muy poco tiempo.
En eso irrumpe uno de los jefes de los insurgentes y le solicita a Stark, poniéndole muy amablemente un rifle en las pelotas, que le arme ahí nomás uno de sus proyectiles Ícaro porque ellos también querían reventar montañas y además porque eran clientes de siempre de la compañía y nunca les habían dado ni siquiera una mísera bonificación. Le dio una semana de plazo, y le aclaró que de no cumplir iba a ser asesinado hasta morir.
Stark le dice que si, que como no, que encantado ya te lo hago y si me sobra tiempo te tejo una bufanda, y le pide un montón de material.
Sin embargo, en lugar de hacerle el cuete al terrorista, el tipo se pone a hacerse un aparatito generador de energía nuevo para enchufarse en el pecho, muy vistoso, con lucecitas y todo, y que lo liberaba de tener que andar llevando la batería para todos lados.
Una vez terminado eso, y sabiendo que de ahí no iban a salir vivos ni aunque les hiciera el bendito cuete y se los diera adornado con un moño, se le ocurre construirse una flor de armadura medio robótica re grosa con la que piensa escaparse (Si,si, ya se… Está prisionero en una cueva, y él y otro tipo, SOLOS, se arman un reactorcito de pecho y una flor de armadura con restos de otras cosas en menos de una semana ¿Qué esperaban? Es un cómic).
Los terroristas, que lo vigilaban día y noche por medio de cámaras, aunque no eran muy brillantes al final se terminan apiolando de que lo que les estaban construyendo no se parecía en nada al proyectil que le habían pedido y lo van a buscar para decirle que se deje de joder o que les devuelva la guita, pero con la primitiva armadura terminada justo a tiempo y en funcionamiento, Stark arma un desparramo de Padre y Señor Nuestro, les rompe todo y escapa (de una forma algo inverosímil pero, reitero, es un cómic).
Al poco tiempo de la fuga es rescatado, y puede al fin retornar a su mundo de lujos y confort.
Sin embargo, algo en él ha cambiado, y siente que todo eso que pasó fue para darle un sentido a su vida, hasta ese momento, vacía (era el famoso caso del niño rico que tiene tristeza).
A raíz de esta profunda crisis existencial, Stark decide unilateralmente poner fin a la fabricación de armamento por parte de su compañía para darle un fin mas humanitario, con lo cual se gana la profunda antipatía de todos aquellos que disfrutaban de los jugosos beneficios de la carrera armamentista, especialmente de su mentor, ejecutivo principal de la firma y viejo amigo de su padre, Obediah Stane (una especie de De Vido, así corrupto y capaz de hacer negocios hasta con el mismísimo Satanás), quien de inmediato empieza a operar para quitar a Stark del medio y seguir utilizando la compañía para vender armamento y hacer negocios sucios.
En tanto Tony se encierra entusiasmado en su taller privado para continuar desarrollando y perfeccionando ese proyecto de armadura con el que había podido escapar de sus captores, completamente decidido a convertirse en alguien capaz de hacer una diferencia en el mundo para beneficio de los demás.
Y a partir de aquí, lo que todos están esperando: el nacimiento de Iron Man, vuelos, peleas, momentos de heroísmo y todo aquello por lo que uno ha pagado la entrada.
La película es realmente entretenida de principio a fin, con una primera parte que, aunque se centra únicamente en el personaje de Tony Stark, no aburre en absoluto merced a un muy buen guión con algunos toques de humor, ironía, y un ritmo dinámico que mantiene el interés sin decaer, hasta el esperado momento de la aparición de la armadura roja y dorada.
Los efectos especiales, si bien no llegan a ser del todo novedosos por habérselos visto ya en películas como Transformers, son realmente impecables. Se notan cuidados hasta el mas mínimo detalle, logrando un realismo tal, que por momentos uno de verdad llega a creer como algo posible lo que está viendo.
Las escenas de vuelo y los combates están muy bien realizados, apoyados por un sonido poderoso y, aunque definitivamente uno espera mucho mas, resultan suficientes como para satisfacer las necesidades de esta primer entrega.
En cuanto a las actuaciones merece un gran reconocimiento el trabajo realizado por Robert Downey Jr. en su interpretación de Tony Stark. Definitivamente el hecho de que uno no se aburra esperando el momento de la aparición de Iron Man, se debe a la extraordinaria labor de este actor, componiendo un personaje completo, carismático, y lo suficientemente entretenido como para que resulte interesante por si mismo. Sin dudas una muy acertada elección (afortunadamente no le dieron el papel a Tom Cruise como se decía en un principio, porque seguramente lo hubiera arruinado todo sobreactuando, o sonriendo como un pavote todo el tiempo).
Lo acompañan Jeff Bridges como Obediah Stane (con una caracterización que lo deja casi irreconocible), Gwyneth Paltrow como "Pepper" Potts (tan insulsa como siempre), Terrence Howard como James Rhodes (quien será seguramente "War Machine" en la secuela), y unos cuantos mas.
La película fue dirigida por Jon Favreau, quien dirigió cosas como "Elf" y "Zathura: Una aventura espacial" (si lo quieren conocer creo que es el gordito que hace de guardaespaldas de Tony Stark), y que por lo menos para mi se merece un aplauso por llevar a la pantalla grande de manera tan honorable a un personaje como Iron Man.

Calificación: 4 Renegados y medio de acero inoxidable (Muy muy buena. Entretenida de principio a fin, con buena cuota de acción, algunos toques de humor, y espectaculares efectos especiales que redondean el arribo al cine de un héroe clásico. Muy recomendable sean seguidores del cómic o no).

Recomendaciones: Si Ud. es amante de los cómics obviamente debe verla. Si se la pierde se merece que lo viole un nerd con un sable laser de Jedi.
Si a Ud. no le gustan demasiado los cómics pero disfruta de una buena película de acción/ciencia ficción, vaya y pásela bomba.
Si Ud. es medio paranoico vaya, y salga del cine pensando que algo de cierto habrá en todo lo que se ve en pantalla.
Si a Ud. no le gustan los cómics y es de esos que todavía piensan que es cosa de chicos o de nerds, váyase a cagar. Ud. es una persona amargada y sin fantasía y no le quiero hablar mas.

Aviso: Después de tooooooodos los títulos del final, parece que hay alguna escena extra. Si tienen paciencia y se quedan a verla me cuentan de que se trata porque yo como un perejil, me fui y me la perdí. Gracias.