martes, 20 de marzo de 2007

Cuentitos infantiles

Estábame yo el otro día manteniendo una muy entretenida charla vía MSN con mi señora hermana, cuando en un momento ella me sale con que, ya que me gusta escribir, podría inscribirme en uno de esos concursos literarios para escribir cuentitos infantiles porque, siempre según ella que aparentemente dejó de tomar sus medicinas, tengo una gran imaginación sumada a un "toque infantil" (¿?) lo cual me haría apto para dicha tarea.
No conforme con eso, sugirió también que, aprovechando mis dotes para el dibujo, podría realizar además las ilustraciones yo mismo.
Ahí mismo la frené, por temor a que se embalara y me propusiera también que elabore mi propio papel, construya un edificio donde ubicar mi editorial, me fabrique una imprenta, los imprima, encuaderne, y salga a venderlos en bicicleta por los barrios, para luego compartir las ganancias con ella porque me dio la idea.
Por eso, luego de reírme alevosamente en su propia cara, señalándola con el dedo, y burlándome hasta el cansancio de su sugerencia (todo virtualmente por el MSN claro), le expliqué que no creo tener las condiciones necesarias para escribir cuentos para niños por varios motivos fundamentales: el primero de ellos es que no me gustan los niños, el segundo es que me molestan los niños y el tercero es que no soporto a los niños.
Además, no puedo ver el mundo de forma tan pelotuda e inocente como lo ven los niños por mas toque infantil que tenga (y todavía quisiera saber que cuernos me quiso decir con eso).
Después de un rato, y ya en soledad dado que mi hermana me mandó al carajo y se fue, estuve pensando en el tema mas detenidamente, hasta que finalmente me dije "¿Por que no?".
"¿Por qué no que?" Me contesté.
"¿Por qué no que que?" Me dije.
"¿Qué?" Me pregunté.
"¿Que de que?" Me volví a contestar.
"¿Me estas cargando gil?" Me increpé.
"¿Qué te pasa? ¿Sos malo?" me dije de mala manera.
"Si, soy malo ¿queres probar?" Me dije dándome un empujón.
"¿Qué empujas boludo? ¿Querés cobrar mamerto?" Me contesté mientras me sacaba el reloj poniendo cara de loquito sacado.
"Bueno basta" me dije por fin, separándome antes de que la cosa pasara a mayores, y alguien resultara herido (por ejemplo: yo).
Ya un poco mas calmado, me puse a pensar a que había venido todo este quilombo, pero como generalmente no me doy mucha bola, no pude recordarlo.
Después de un rato, de mirar televisión, de tomar mis pastillitas para la esquizofrenia, y de dormirme una horita tirado en el sofá, recordé que era por este tema de los cuentitos.
Ahí nomás retomé el hilo de mis pensamientos y continué reflexionando y sopesando las diversas alternativas, ventajas y desventajas, pros y contras, yings y yangs de la cuestión, hasta que por fin … de nuevo me quede dormido debido al aburrimiento y el cansancio que me genera pensar tanto.
Al despertar unas cuantas horas después, y mientras me secaba la babita de la comisura de los labios, decidí que podría hacer la prueba, pero siendo siempre fiel a mi particular estilo literario que tantos años de perfeccionamiento me llevó.
Total, una boludez mas, una boludez menos, no va a hacer la gran diferencia en el balance de mi vida.
Como ya no tengo muchas ganas de andar pensándolo mucho, mas que nada por temor a volver a quedarme dormido, para empezar escribiré lo que me vaya saliendo en el momento, así que es altamente probable que termine siendo un enorme bolazo incoherente.
Obviamente, y antes de que algunos empiecen a quejarse y a lloriquear patéticamente, lo voy a ir publicando por partes porque seguramente me voy a ir al carajo y va a ser largo. O tal vez lo ponga todo así de una, no sé.
Después de todo el blog es mío y puedo hacer en él lo que me plazca.

Bien niños y niñas, esta mágica historia comienza así (imaginar una musiquita infantil bien pelotuda, y leerlo poniendo vocecita de maestra de jardín de infantes para completar el efecto):

Había una vez (si no empieza así no es un cuento) una niñita muy muy fea que vivía con su mamá en medio del bosque.
Era tan tan feita, que siempre usaba una capita azul con una capuchita, que mas o menos le ayudaba a ocultar esa cara de bicho canasto con hemorroides que portaba de nacimiento, la cual asustaba a los pobres animalitos y hacía que se secaran las plantitas.
Todos la conocían en el bosque como "Capita Azul" y la saludaban de lejos haciéndole chau con la mano.
Un día, estábase la mamá de la niña recalentando un guiso de lentejas que había sobrado de la noche anterior, mientras se afeitaba las patas, cuando le llega un mensaje de texto al celular.
Era de su mamá (o sea la abuela de Capita), y decía: "Ety jdda d L Kdra. Mndme L nna p q m ayde c css d l ksa. Slds". (Traducción: Estoy jodida de la cadera. Mandame a la nena para que me ayude con las cosas de la casa. Saludos.). Era ventajera y mandaparte la vieja, como toda vieja.
Por supuesto la mamá accede y, presurosa, envía a Capita a casa de su abuelita encargándole además que, ya que va para allá, le lleve una canasta con buñuelos y bolas de fraile para el mate.
Luego de una breve pero intensa discusión, y algún que otro intercambio de golpes y escupitajos, Capita sale de pésimo humor y murmurando entre dientes algo así como "vieja del orto y la reputa madre que te recontra mil parió" o algo por el estilo.
Ya en camino por el sendero del frondoso bosque, Capita camina alegremente mientras pisotea intencionalmente cuanta florcita silvestre encuentra a su paso, se fuma un Parissienne, y juega a entonar el tema musical de la película "Tiburón" con sus gases corporales.
De repente (acá impostar la voz y abrir mucho los ojos) se escuchan ruidos detrás de unos arbustos.
La pequeña Capita se sobresalta, y por reflejo le quita el seguro a la Bersa Thunder 9mm que portaba en su cintura.
-¿Quién anda ahí? – grita con voz de macho y apuntando el arma hacia los arbustos.
Pero nadie responde.
-¡¡¡Dije que quien anda ahí, carajo mierda!!! – repite Capita ya medio sacada y con el dedito nervioso en el gatillo.
Los arbustos se mueven suavemente.
-¡¡¡Salí de ahí o te descoso a balazos la puta que te parió!!! – grita Capita apretando sus amarillentos dientes.
Lentamente, de entre los arbustos aparece, tembloroso, un joven y fornido cazador con sus manos en alto y sus pantalones abajo.
-¿Qué carajo estas haciendo ahí? ¿Por qué estás con los lienzos abajo? – pregunta Capita apuntándole a la cabeza.
-E-e-eeee-estaba c-cc-cagando – contesta el atemorizado señor.
-¡Uh! – dice Capita bajando el arma – Disculpa flaco. No sabía. Pense que me ibas a atacar sensualmente o algo así.
-E-e-está bien … N-nno hay problema. Ha-aay que ser p-p-precavido. je je - dice el cazador intentando no mirarla demasiado a los ojos porque parece muy nerviosa, está armada, y encima es muy muy fea.
-Bueno, disculpá. Chau … Te dejo porque se ve que tenes mucho frío – dice Capita mirándole el pirulin al chabon.
Y se aleja dando saltitos al grito de "Almanimaniiiiiiii" entre risotadas.
Sigue entonces la niña su camino por unos kilómetros mas, practicando puntería con los conejitos y los pajaritos del bosque que se le cruzaban, cuando descubre que otra sorpresa la estaba aguardando.
Debia cruzar un profundo arroyo, pero el puente estaba cortado por aldeanos piqueteros que, como de costumbre, reclamaban una "solución" para todos sus problemas.
Estaban allí exigiendo ruidosamente que el gobernador de la comarca les proveyera de vivienda, dinero, comida, vestimenta, aguinaldo y vacaciones pagas en Mar del Plata, porque sí, porque ellos eran pobres y tenían derecho a pedir.
Capita intenta amablemente convencerlos de que la dejen pasar porque debía ir a ayudar a su abuelita enferma, pero no la oyen.

Aldeano Piquietero: Ehhhe ¿qué? po’acá no pasha´vo’ eh .. Acá tamo cortando tamo poque tenemo hambre tenemo’. Y queremo’ que las autoridade nos escuchen y no’den lo que no’corresponde no’den.
Capita (algo impaciente): Pero y yo que mierda tengo que ver.
Aldeano Piquetero: Vo’, vo’ sheguro sho oligarca sho. Vo’ votaste a Mene. Vo’ esta’ con el imperialimo yanqui y Bushs y Maldonal y la empresas estranjera multinashionale’ que se llevan la riqueza nuestra se llevan mientra’ noshotro’ tenemo’ hambre tenemo – balbucea mientras se toma un generoso trago del tetra brick de tinto que sostiene en su mano.
Capita: Basta, dejame pasar.
Aldeano Piquetero (revoleando el garrote que sostiene en la otra mano por "seguridad"): ¿Adonde va’ loca? ¡¡¡Vo’ por acá no pashá. Por acá no pasha nadie!!.

Capita de inmediato manotea nuevamente el fierro en su cintura.
En ese instante llega un carruaje, trayendo noticias del gobernador de la comarca.
Un vocero baja y anuncia a viva voz:
-Aldeanos: El gobernador ha escuchado sus reclamos y viendo sus necesidades, ha concedido a todos los aquí presentes la posibilidad de TRABAJAR en las huertas y los establos de la comarca a cambio de una paga".
Los manifestantes quedan en silencio por un segundo mirándose entre ellos.
Acto seguido se echan a correr despavoridos, huyendo aterrados ante la sola mención de la palabra "trabajo". Algunos incluso se arrojan al arroyo, prefiriendo morir ahogados antes que agachar el lomo o tocar una pala.
Un reducido grupo con las caras tapadas con trapos arroja piedras y bombas molotov al carruaje, lo cual desencadena un flor de quilombo, que Capita aprovecha para escabullirse y así cruzar el puente.
Luego de evadir cascotes, balas de goma y gases lacrimógenos, y de dar una nota para Crónica TV ocultando su cara (porque sino las cámaras estallaban en llamas), Capita retoma su sendero, ya un poco fastidiada, con dolor de pies y olor a goma quemada en la ropa.
Camina un par de kilómetros mas, pensando si no le hubiera convenido tomarse el colectivo, cuando de improviso, de atrás de un gran árbol sale un enorme lobo y se interpone en su camino.
-¿Adónde vas tan apurada nena? – le dice el lobo.
-A vos que carajo te importa – responde Capita con su habitual simpatía - ¿Y como mierda estas hablando si sos un perro?.
-Es que esto es un cuento boluda. Y además soy un lobo, no un perro – contesta el lobo acomodándose los anteojos negros, haciendo un globo con el chicle y mostrándole el DNI.
-Ah. Voy a casa de mi abuelita que está enferma – dice Capita con su manita apoyada en el chumbo por si acaso.
-Ah ¿Querés que te acompañe? – le dice el lobo que, evidentemente, o no ve un carajo, o es un bagayero importante.
-No, pichicho, voy sola – responde Capita muy sorprendida, ya que es la primera vez que alguien no huye o vomita llorando al verla.
-¿Y queda lejos la casa de tu abuelita? – insiste el lobo.
-Si, queda en la reconcha de la lora ¿Me dejás pasar perro roñoso? – arremete Capita desenfundando discretamente el fierro.
-Bueno, bueno, no hace falta ser tan grosera tampoco. Andá nomás – dice el lobo haciéndose a un lado.

Capita sigue su camino, mirando al lobo de reojo.
El lobo la ve pasar, también mirándola de reojo.
Un ojo gigante los observa a ambos. Es un re-ojo. (Chau . .Me fui al carajo).
Luego de que Capita desaparece a la distancia, el lobo corre hasta un tronco hueco de las cercanías, en donde tiene escondido un ciclomotor.
Lo monta, se coloca el casco, los guantes de competición (era un poco exagerado el lobo) y se dirige velozmente (o sea como a 30 km/h o lo que da un ciclomotor) hacia un atajo secreto que sabe que lo deja a dos cuadras del barrio donde vive la vieja.
-Ahora va a ver esa pendeja. Yo le voya enseñar a tratarme así, maleducada de porquería – murmura el lobo re caliente y acelerando al máximo (32 km/h) mientras de fondo se escucha música de Linkin Park.

(continuará...)

3 comentarios:

Calio dijo...

Sr Renegado: ud me obliga a decírselo... QUIERO MAS!
voy a estar en ascuas hasta la próxima entrega.
El lobo se quedó re caliente?? mmm...voy sospechando como sigue ;-)

Y ud tiene talento...OH yeees!

Besos

Renegado dijo...

Calíope: Gracias! Por lo visto, o sos la única que se dignó a leerlo todo, o sos la única a la que le gustó. Je!:P

Besos

Anónimo dijo...

J.K. Rowling arde de envidia... es un poroto al lado de tal demostración de talento e imaginación, impecable. Quiero más! (al tono de la publicidad de Tang).